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Carlos Castaño desapareció a finales de abril de 2004. Aunque algunos creen que negoció con Estados Unidos y que está fuera del país, la Dijín confirmó este miécoles que murió en un ataque ordenado por su hermano Vicente.

Confirmado: Carlos Castaño está muerto

SEMANA.COM estableció que seis de los hombres que participaron en el homicidio confesaron que habían asesinado a Castaño y a cinco de sus escoltas por orden de Jorge 40, Salvatore Mancuso y Vicente Castaño.

23 de agosto de 2006

 
Miércoles 23 de agosto, 7:00 p.m.
 
Tras dos años de incertidumbre, las autoridades confirmaron que el ex líder paramilitar y el hombre que logró aglutinar a las Autodefensas Unidas de Colombia, AUC, fue salvajemente asesinado en la finca Rancho al hombro, en la vía San Pedro de Urabá-Arboletes (Antioquia), según información confirmada por SEMANA.COM.

Seis de los hombres que participaron en el homicidio confesaron que lo asesinaron por orden directa de Salvatore Mancuso, Jorge 40 y su propio hermano Vicente Castaño. Tanto Vicente como Jorge 40 se encuentran actualmente prófugos tras la orden de conducción impartida por el propio presidente Álvaro Uribe Vélez.

Para uno de los investigadores del caso esta es una de las razones por las cuales Jorge 40 y Vicente se encuentran huyendo. “No sólo se trata de un crimen más por el cual tienen que responder ante las autoridades sino que es un elemento fuerte de perturbación al interior de la organización de los paras porque muchos de los que ahora están recluidos no sabían de cómo habían sido los hechos. Es probable que haya una fuerte fisura entre ellos”, dijo el investigador.

La muerte de Castaño, asesinado en abril de 2004, ocurrió en una trampa tendida por alias ‘Mono Leche’, jefe de seguridad de Vicente Castaño.

‘Mono Leche’ se puso en contacto con alias ‘Cariaca’, jefe de seguridad de Carlos para que lo traicionara. ‘Cariaca’ delató el paradero de su jefe y de otros seis hombres, quienes fueron atacados por un comando de autodefensas que se agazapó en una vía solitaria por donde se sabía iba a pasar junto con su séquito de escoltas.

Castaño llegó a una casa donde se disponía a conectarse a Internet y a comunicarse a través de un teléfono satelital. Los atacantes que eran un grupo conformado por 20 personas se acercaron con sigilo. Y de un momento a otro soltaron varias ráfagas de fusil. En la primera ráfaga murieron dos escoltas. De inmediato coparon el sitio, entraron al lugar y sacaron a la fuerza a otros cinco de los escoltas.

Tras la balacera inicial, Castaño quedó herido en su brazo izquierdo. Entonces se atrincheró detrás de un refrigerador y empuñó su arma una pistola Glock 9 mm. Cuando Castaño se dio cuenta de que sus verdugos eran paramilitares empezó a gritarles para que le respondieran quién estaba al frente del operativo. Dos hombres se abalanzaron sobre él y lo tomaron por el cuello. En el instante lo sacaron y lo tiraron afuera.
Entonces ‘Mono Leche’ se acercó y le dijo que él era el encargado, desenfundó la pistola y le vació en el cuerpo y en el rostro las 15 balas que contenía el proveedor.
Los demás hombres que acompañaban a ‘Mono Leche’ acribillaron a los cinco escoltas. Entonces montaron el cuerpo de Castaño en el platón de la camioneta de ‘Mono Leche’. Luego subieron los cuerpos restantes a cuatro vehículos más y se enrumbaron a un sitio cercano en donde procedieron a enterrarlos.

Los homicidas, según su propia confesión conocida por SEMANA.COM, hicieron dos fosas. Una para el cuerpo de Castaño y otra para las otras cinco víctimas.

Los asesinos volvieron al sitio donde estaban las fosas, dos días más tarde para trasladarlos a otro lugar que consideraban mucho más seguro. En el nuevo cementerio clandestino abrieron de nuevo dos fosas y procedieron a picar los cadáveres con machetes. Luego los tiraron, los rociaron con gasolina, los cubrieron con madera y les prendieron fuego.

Según el relato de los propios homicidas, ‘Mono Leche’ y otros cinco paramilitares volvieron al sitio para desenterrar el cuerpo de Castaño por petición de Vicente, quien en un acto de arrepentimiento decidió que debía darle cristiana sepultura a su hermano. ‘Mono Leche’ es el único que se llevó el cuerpo de Castaño porque como era el hombre de confianza de la familia querían evitar que se filtrara el sitio donde reposarían los restos.

Al momento de su muerte el ex jefe paramilitar llevaba varios días huyendo con un reducido anillo de seguridad ante una guerra intestina en la que una facción de las autodefensas lo acusaba de traicionar a la organización por haber iniciado contactos para una negociación personal con Estados Unidos. Por la misma época Castaño también había dejado de ser el vocero principal de las autodefensas en la mesa de negociaciones con el gobierno colombiano, debido a su oposición al ingreso de algunos capos del narcotráfico a la estructura de las autodefensas.

Al enrarecido ambiente del momento se sumó -a mediados de abril de 2004- la denuncia pública de Kenya Gómez, esposa de Castaño, de que había un complot para asesinar a su familia. La pidió ayuda para salir del país hacia Estados Unidos, mientras que su esposo permanecía escondido en las estribaciones de la cordillera Occidental. El 16 de ese mes tuvo lugar el enfrentamiento entre la escolta de Castaño y otro grupo de autodefensas en el que estos últimos lograron doblegar al que hasta entonces parecía intocable jefe paramilitar. Ahí comenzó su leyenda.

Hace dos meses, uno de los hombres que participó en el homicidio decidió confesarles todo a las autoridades y viajó hasta Bogotá para presentar una declaración. Estuvo en la Dijín en donde relató quién era y especificó dónde estaba el cuerpo. La Dijín coordina con la Fiscalía para que el testigo rinda su testimonio ante un fiscal y luego se ordene la exhumación de los cuerpos.

La investigación

Una comisión de la Dijín viajó en compañía de antropólogos forenses de la Fiscalía y así llegaron hasta donde estaban los restos de las victimas.

El pasado primero de julio fragmentos de los restos óseos de alias ‘Richard’, jefe de seguridad de Castaño, y de tres personas más fueron exhumados. En la escena se comprobó que los cuerpos fueron picados a machete y luego incinerados para dificultar su identificación.

El hallazgo sorprendió a las autoridades porque llevaban dos años tras un cadáver que no aparecía. Durante ese tiempo se hicieron 15 inspecciones fallidas.

Con la certeza de las fosas, se le dio credibilidad al testigo. Con base en su información se inició la búsqueda de los autores materiales. Hoy siete de ellos están tras las rejas. La detención se produjo apenas hace una semana. (Ver perfiles ‘Quién es quién’). Todos son desmovilizados del Bloque Bananero.

Entre tanto, Vicente Castaño, ‘El Profe’ y siete de sus hombres iniciaron las diligencias para vincular a la investigación por homicidio, desaparición forzada y concierto para delinquir. Aunque cinco de ellos ya fueron capturados y algunos están colaborando con las autoridades, José Vicente Castaño desaparecido desde hace una semana, cuando el presidente Álvaro Uribe ordenó la ‘conducción’ de los jefes paramilitares a una sede social en La Ceja, Antioquia. Según el Comisionado de Paz, el gobierno está haciendo esfuerzos por convencerlo de que acepte su reclusión temporal para que pueda continuar en el proceso. Pero personas cercanas al proceso dudan que regrese, máxime ahora que tendrá que explicar si es cierto que recibió los restos de su hermano y cuál fue su grado de participación en el homicidio.