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Los ensayos nucleares de Corea del Norte no solo desataron el disgusto de las potencias mundiales. También ocasionaron manifestaciones en las principales calles asiáticas.

AMENAZA NUCLEAR

Corea del Norte desafía a Naciones Unidas

Pese a las advertencias de EU, la ONU y las potencias mundiales, el país asiático realizó una prueba nuclear subterránea con una carga equivalente a 550 toneladas de TNT. Informe especial de la colaboradora en Japón.

Sara Guevara
9 de octubre de 2006



Un temblor detectado en Corea del Norte a las 10:35 del lunes y que registró entre 3.5 a 3.7 de magnitud en los sensores de Corea del Sur y 4.2 en los del US Geological Survey alertó a la comunidad internacional sobre el ensayo nuclear que Pyongyang había realizado, a pesar de la advertencia del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.

El Instituto de Investigación de Recursos Naturales y Geología surcoreano confirmó que el patrón de la onda sísmica indicaba claramente que se trataba de una explosión artificial.

A los pocos minutos un portavoz de la KCNA, la agencia oficial de noticias norcoreana anunciaba en una emisión que inmediatamente tuvo eco en toda Asia, que los investigadores norcoreanos habían realizado exitosamente una prueba nuclear subterránea bajo todas las condiciones de seguridad. Agregó el comunicado que no se había registrado fuga radioactiva alguna y que la prueba había sido ejecutada bajo un cuidadoso cálculo científico. “La prueba nuclear es un evento histórico que traerá felicidad a nuestros militares y a nuestro pueblo. Contribuirá al mantenimiento de la paz y la estabilidad en la península coreana y en la región que la rodea.”, concluyó.

La explosión nuclear se efectuó un día después del aniversario de la llegada de Kim Jong Il al poder como Secretario del Partido Nacional de los Trabajadores de Corea del Norte. Coincidió también con la visita del Primer Ministro del Japón, Shinzo Abe a Corea del Sur, quien en el momento se disponía a asistir a una reunión en la Casa Azul en Seul, dónde conversaría con el Presidente de Corea del Sur Roh Moo-hyun. La agenda no solo incluía temas bilaterales. También se hablaría sobre la crisis de seguridad que enfrentaba la región del Pacífico Norte asiático luego de la amenaza del presidente norcoreano de llevar a cabo el ensayo atómico. Antes de su visita a Seul, Abe también se había reunido con el Presidente de la China, Hu Jin Tao, que había reiterado que la prueba nuclear “no sería tolerada”.

Según versiones no oficiales y que circulan ampliamente por la prensa asiática, diez minutos antes de la prueba nuclear Corea del Norte le habría comunicado al gobierno chino de la inminencia de la explosión. Beijing habría decidido entonces, comunicarse inmediatamente con Washington a través de su embajada, mientras que paralelamente enviaba un mensaje de urgencia al gobierno japonés, que coincidía con otro similar que llegaba al mismo tiempo desde Seul.

Expertos japoneses, surcoreanos y estadounidenses que han venido siguiendo el desarrollo del programa nuclear de Corea del Norte, luego de que en febrero del 2005 declarara su posesión de armas nucleares, creen que la explosión ha sido equivalente a 550 toneladas de TNT, una mínima parte de las destructivas bombas lanzadas sobre Japón que equivalían a 15,000 toneladas de TNT en Hiroshima y 21,000 en Nagasaki.

La reacción regional no se ha hecho esperar. Intensas maniobras diplomáticas se registran en China, Corea del Sur, Japón y Estados Unidos mientras los funcionarios oficiales intentan establecer las pautas luego del marcado desinterés de Pyongyang para continuar las conversaciones multilaterales que pretenden liberar a la Península de Corea de armas nucleares. Corea del Norte ha desafiado no solo la autoridad del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas sino ha desestimado el pedido de sus principales aliados, China y Rusia, que intentaron detener el experimento nuclear.

En un comunicado emitido por las cadenas de televisión en Asia, el Ministro de Relaciones Exteriores de China ha expresado la total oposición de su país a la prueba nuclear y espera que Corea del Norte regrese a las conversaciones multilaterales de desarme nuclear. Le ha recordado a Pyongyang que la estabilidad del Noreste Asiático es de “interés” para todos los involucrados y le exigió suspender cualquier actividad que empeore la situación.

El gobierno surcoreano, a través de su portavoz, advirtió que “tratará el asunto de acuerdo al principio de que no tolerará la posesión de armas nucleares por parte de Corea del Norte”. “El comportamiento de Corea del Norte –continúo- es una gran amenaza para la estabilidad no solo de la península coreana sino para el Noreste de Asia. Nuestros militares, apostados bajo la alianza entre Corea del Sur y los Estados Unidos están dispuestos ante cualquier provocación proveniente de Corea del Norte”

En una improvisada rueda de Prensa, Shinzo Abe, el primer ministro japonés comentó que “las pruebas nucleares de Corea del Norte no pueden ser perdonadas” y agregó que “antes deben reunir más datos de inteligencia para decidir con cabeza fría.”

La Casa Blanca se refirió a la prueba nuclear norcoreana como “un acto provocativo que desafía el deseo de la comunidad internacional” y pidió a Corea del Norte de “abstenerse de acciones que agraven las tensiones en el noreste de Asia".

Para el Primer Ministro de Australia el asunto va mucho más allá y advierte que pedirá al Consejo de Naciones Unidas sanciones ejemplares contra Corea del Norte, de orden financiero y comercial. De no actuar efectivamente “Naciones Unidas perderá su autoridad“,agregó.

Para los expertos, dadas las circunstancias parece empezar una nueva etapa para Asia. Argumentan que a estas alturas sería imposible no entender la propuesta oficial japonesa de elevar la categoría de sus Fuerzas de Defensa a Ejército con una participación más activa. Tampoco es seguro descartar que Pyongyang haya dado inicio a lo que será una costosa y peligrosa carrera armamentista asiática que puede acarrear serias repercusiones internacionales. No hay que olvidar, dicen, que la apuesta nuclear es tentadora y que aunque lejos, Irán y el Medio Oriente miran con lupa cual va a ser la reacción del Consejo de Naciones Unidas.