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"Cuando la gente ve a un afrodescendiente cree que es un atracador"

Héctor Manuel Hinestroza Álvarez, abogado y ex decano de la facultad de derecho de la Universidad Tecnológica de Chocó, ha sentido la discriminación en carne propia. Cree que ésta comienza desde el Estado.

Maria Fernanda Moreno
15 de mayo de 2005

"A comienzos del 2003 me fui con mi esposa a Cartagena. Una noche tratamos en entrar a la discoteca la Escollera de la Marina, en la ciudad amurallada. Ambos somos chocoanos. Pero en la entrada nos dijeron que necesitábamos la famosa tarjeta VIP. Nosotros dijimos que no teníamos, que éramos turistas. Entonces no nos dejaron entrar.

De ahí nos fuimos afuera de la muralla, a Quiebracanto. Ahí sí nos dejaron entrar. De hecho fue muy democrático y con un contraste marcadísimo. Cuando llegamos no había mesa. Y el mesero nos dijo que esperáramos mientras nos conseguía una. Entonces llegó Óscar Collazos con Fanny Mikey y otra gente e iban a coger la mesa de nosotros. Y el mesero no los dejó porque era la nuestra. Ahí nos reivindicaron un poquito. Al lado se sentaron ellos y yo le conté a Collazos lo que nos pasó en La Escollera y él sacó una columna en El Universal de Cartagena que dio mucho de qué hablar.

Aparte de ese episodio no he vuelto a vivir nada parecido. Aunque una vez que viajé a Bogotá y estaba en el norte, dos muchachas en un carro me vieron y le pusieron seguro al carro. En ese sentido uno ve el prejuicio hacia uno. Cuando la gente ve a algún afrodescendiente se previene y cree que es un atracador.

En mi trabajo no he sentido discriminación por una razón muy sencilla: he trabajado en Chocó y aquí todos somos afrodescendientes.

Pero es claro que en Colombia hay racismo. Para confirmarlo solo hay que ver los centros de poder político, económico e incluso académico, en los que no hay negros. Por ejemplo, Luc Gerard, el de la Phillip Morris, no es colombiano. A él el círculo de poder colombiano no lo puso ahí. Él vino de afuera y trabaja en una multinacional. Pero si se fija en Colombia, por ejemplo en las Cortes no hay afrocolombianos. Eso contrasta con lo que pasa en Estados Unidos. Allí manejan con mucho cuidado el tema de la discriminación. Por ejemplo, en el Tribunal Supremo siempre debe haber un negro, un judío y un católico, que son las minorías de allá.

Lo que hace que la discriminación en Colombia sea más sutil es que no hay segregación racial, sino racismo. La diferencia es que la segregación racial es más agresiva, es el 'apartheid' de Suráfrica o el de los estados del sur de Estados Unidos. Allí hay espacios sociales para blancos y para negros. Pero aquí el tema de la discriminación es más vedado y más difícil de combatir por eso, porque no es un racismo muy frentero.

Pero existe. Si no, fíjese en la Policía o el Ejército. En las cúpulas no hay afrodescendientes. ¿Aquí cuándo veremos a un Collin Powell o a una Condoleezza Rice?, ¿cuándo ha visto a un ministro negro? El caso de Piedad Córdoba es muy aislado.

El tema del racismo se maneja con mucha hipocresía. Es una discriminación vedada y maquillada. Aquí la gente dice que no hay racismo. Pero en nuestro inconsciente está el racismo, la inferioridad del negro".