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EFECTO DE LA CRISIS COLOMBIA-VENEZUELA

Cuando viajaba en un avión de Bogotá a Caracas, Piedad Córdoba recibió amenazas de varios pasajeros

La senadora fue insultada y estuvo a punto de ser agredida físicamente por exaltados que le gritaban que renunciara a Colombia y se fuera para siempre a Venezuela.

23 de enero de 2008

 Difícilmente hoy en Colombia alguien genera sentimientos tan encontrados como la senadora Piedad Córdoba. Hay quienes la veneran por su tesón y su lucha en la búsqueda de la libertad para los secuestrados. Y simultáneamente hay quienes la detestan por su visible afecto a Hugo Chávez, sus casi inexistentes condenas a las Farc y su confrontación directa con el presidente Álvaro Uribe.

Eso queda en evidencia, en especial, en los foros abiertos de los medios de comunicación en donde Piedad Córdoba es tal vez el personaje colombiano que más polariza. Incluso se han creado ya páginas para exigirle que abandone la nacionalidad colombiana y se haga venezolana. Con Piedad no hay medias tintas.

La situación no tendría nada de malo si no saliera del ciberespacio. Al contrario, sería una sana demostración de la salud de la democracia colombiana porque serviría de ejemplo de que a un dirigente político se le puede decir lo que quiera sin que esto termine en un acto de represión o de censura contra los ciudadanos.

Sin embargo, lo grave es cuando se pasa a las vías de hecho. Bien sea amenazas, agresiones verbales o aun más, delicados intentos de lastimarla físicamente. Y eso fue lo que ocurrió en las últimas horas. La senadora fue víctima de exaltados pasajeros que se dedicaron a ofenderla cuando ella -absolutamente indefensa- viajaba en vuelo de Bogotá a Caracas.

El hecho se registró en el vuelo 0094 de Avianca, que partió a las 6:57 de la mañana de este miércoles. La situación fue tan grave que incluso en un momento dado la tripulación consideró la posibilidad de regresar a Bogotá. En un principio, algunos pasajeros empezaron a ofenderla diciéndole palabras fuertes, pero luego la situación entró en un estado crítico porque algunos de ellos hicieron ademanes de que la iban a golpear. De inmediato, las azafatas salieron en su defensa mientras el capitán alertó al aeropuerto en Caracas en donde ella fue recogida por un cuerpo de seguridad.

El hecho refleja las situaciones tan delicadas que puede generar la crisis entre Colombia y Venezuela. Piedad, una persona que vivió en carne propia, el drama del secuestro, se ha comprometido a fondo con la causa para liberar a los ciudadanos secuestrados por las Farc.
Sin embargo, en este proceso ha tenido comportamientos que provocan mucha molestia, como el hecho de no censurar a las Farc. Jamás, por ejemplo, les dice secuestradores, sino ella se refiere a las víctimas de este delito por parte de las Farc como ‘retenidos’ en una clara concordancia con el grupo armado.

Además, los colombianos fueron testigos cuando en Managua, Chávez insultó a Uribe en un auditorio que aplaudió con emoción y precisamente las cámaras la enfocaron a ella cuando asentía con satisfacción las agresiones del Presidente venezolano. Piedad en ese momento aseguró que las imágenes habían sido manipuladas. Una cosa que no era cierta porque los noticieros colombianos tomaron la transmisión en directo de la cadena Telesur.

Igualmente, Piedad es víctima directa de otros errores como el día que se besó y posó sonriente con los guerrilleros de las Farc, que le regalaron flores, entre ellos Iván Márquez, también en Venezuela. Igual el hecho de decir que un alto funcionario del gobierno del presidente Uribe había dado la orden de asesinarla, cuando lo correcto es que si esta situación era verdad, haberla puesto en conocimiento de las autoridades, sobre todo en su condición de congresista.

Y para completar, todos los ojos miran hacia Piedad y al presidente Hugo Chávez en esta coyuntura de la solicitud de beligerancia para las Farc. Como lo demuestra la encuesta que marca el histórico ascenso en la imagen del presidente Uribe, también es claro el profundo rechazo de los colombianos hacia las Farc. Y en un efecto colateral, la censura de la gente se dirige hacia ellos dos en este momento.

Sin embargo, nada de esto justifica que un grupo de personas trate de agredirla. En un hecho absolutamente repudiable que todo el país debe rechazar.