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La puja entre el ex presidente César Gaviria y la senadora Piedad Córdoba es la síntesis de la división entre el sector liberal de centro, partidario de reconocerle al gobierno sus aciertos y el de centro izquierda, más próximo a las críticas del Polo Democrático al Ejecutivo.

Política

Declaraciones de Piedad Córdoba en México profundizan diferencias con el Partido Liberal

La senadora dijo que el presidente Uribe era “mafioso”, “paramilitar” y “asesino”. César Gaviria Trujillo la desautorizó. Además del reclamo por semejantes afirmaciones, está en discusión el camino que debe tomar el Partido y las reglas de juego para las elecciones de octubre.

Élber Gutiérrez Roa
13 de marzo de 2007

Los asistentes al simposio “los Partido Políticos y una Nueva Ciudad”, celebrado el 11 de marzo en Ciudad de México fueron sorprendidos con la frase de la senadora liberal Piedad Córdoba, quien asistió a la cita en representación del sector liberal denominado “Poder Ciudadano”: “Los gobiernos progresistas de América Latina deben romper relaciones diplomáticas con Colombia”, dijo la congresista en tono de arenga.

La declaración pasó medio inadvertida en los medios de comunicación colombianos –salvo en El Heraldo, que le dio amplio despliegue- pero fue recogida por algunas reseñas de prensa internacional y respaldada por algunos representantes de partidos políticos extranjeros. Sin embargo, su verdadero efecto se sintió esta semana por los lados de la calle 67 con carrera séptima en Bogotá. Allí, en la oficina privada del jefe liberal y ex presidente de la República César Gaviria hubo profundo malestar por la declaración de la legisladora, quien en el mismo encuentro se fue lanza en ristre contra el presidente Álvaro Uribe calificándolo como ‘paramilitar’.

Si bien las diferencias entre Piedad y Gaviria vienen de tiempo atrás, el ex presidente liberal optó desde hace tiempo por manejarlas con pragmatismo y poca publicidad en los medios de comunicación. La idea en las huestes liberales es proyectar la sensación de que dichos asuntos son manejados con cabeza fría y no con frases sonoras como las de la legisladora. Incluso cuando Piedad manifestó su inconformismo por la llegada de Gaviria a la presidencia del Partido Liberal, o cuando decidió montarle la ‘disidencia’ por dentro del Partido, la directriz de Gaviria fue la de evitar pugnas. Pero tarde o temprano esa estrategia de silencio tenía que cambiar y aunque el jefe liberal no ha salido a controvertir en tono alto a Piedad (quienes lo conocen dicen que no lo hará) también es cierto que esta semana no pudo ocultar su molestia por el tema.

Hay varios asuntos que le preocupan a Gaviria sobre las declaraciones de Piedad. El primero de ellos es que, por desconocimiento sobre la situación interna del Partido sus palabras puedan ser interpretadas en algunos escenarios -especialmente internacionales- como la voz oficial del liberalismo. En segundo lugar, le afana su discurso polarizante en torno al presidente Álvaro Uribe. Finalmente no comparte ‘declaraciones acaloradas’ como la de pedir la ruptura de relaciones con Colombia. Cada uno de esos puntos fue precisado este martes en la declaración pública que Gaviria emitió desautorizando la posición de Piedad a quien de todas formas le reconoció la libertad de opinión.

Sobre los calificativos contra Uribe Gaviria sostiene que “en modo alguno (los) podemos aceptar”. Lo que Córdoba había dicho en concreto era tras el encarcelamiento de 15 aliados de su proyecto político “nadie puede dudar en Colombia y el extranjero que existe un vínculo claro entre los paramilitares y la cabeza del gobierno. Todos los caminos del paramilitarismo conducen a Uribe, un presidente paramilitar”.

Lo de la ruptura de relaciones tampoco le gustó a Gaviria por varias razones: Porque no lo comparte, porque cree en la tradición colombiana del consenso político en el manejo de las relaciones internacionales y porque él mismo ha insistido en que respalda los esfuerzos de la justicia para tratar de esclarecer los intríngulis de la ‘parapolítica’.
A Piedad le pareced que ese tipo de deferencias de Gaviria con Uribe puede tener un trasfondo político para buscar una alianza que ella rechaza de plano. A Gaviria, que la senadora perdió las luces al hacer solicitudes de ese calibre en un escenario internacional.

El cuarto de al lado

¿Qué hay de fondo en esta coyuntura? En primer lugar el Partido Liberal se está jugando su futuro entre dos corrientes ideológicas que pugnan por dirigir sus destinos: la del centro, encarnada por el sector Gavirista, mantiene una actitud crítica frente al uribismo, pero le reconoce ciertas bondades a la política de seguridad democrática y particularmente al manejo económico del país durante la actual administración. La de centro izquierda, de Piedad y Horacio Serpa, tiene un fuerte arraigo popular y sostiene que lo malo del uribismo es que exista. Critica desde su política exterior y su manejo de las finanzas hasta el manejo del tema paramilitar, sobre el cual sostiene que hay un soterrado proceso de resurgimiento y una toma mafiosa del Estado.

Dicha división liberal, que venía de tiempo atrás, está reeditándose en un momento coyuntural, pues se aproxima la hora del Congreso Liberal que definirá las reglas de juego para la selección de candidatos a las elecciones regionales de octubre. Ante demanda de Piedad, el tribunal de garantías del partido, declaró ilegal la convocatoria de Gaviria al citado Congreso. Pero Gaviria apeló dicha decisión y el nuevo fallo saldrá el jueves. En el hipotético caso de que le sea adverso, el jefe del Partido acudirá al Consejo Nacional Electoral.

La decisión del sector de mando en el Partido es que la elección de delegados departamentales sea el 25 de marzo y que dos días después tenga lugar el Congreso Nacional en Medellín, tal y como está previsto.

El único municipio del país en el que no habrá elección de delgados liberales el 25 de marzo será Magangué (Bolívar) en el cual una de las listas era apoyada por la Gata, Enilse López, hoy presa por enriquecimiento ilícito. Al ser informado sobre los nuevos movimientos políticos de la polémica reina del chance para intentar infiltrar las listas liberales, Gaviria ordenó suspender el proceso en ese lugar.


El sector de centro izquierda alega que la convocatoria de Gaviria viola los estatutos internos al permitir la participación de cualquier persona en la elección de los directorios municipales y departamentales. En efecto, el reglamento del Partido señala que sólo podrán participar los integrantes del sector político (gobernadores, ex gobernadores, alcaldes, ex alcaldes, concejales y quienes hayan ejercido cargos de representación) y que habrá un sector abierto para las juventudes, ONG, entre otros. El argumento de Gaviria es que esos estatutos deben ser adecuados a la reforma política y que una sola elección abierta democratiza más al Partido. Con el sistema planteado por el sector rebelde del liberalismo la elección dependería más de la maquinaria que de los ciudadanos del común.

Dado que la mayoría de sectores liberales están hoy con Gaviria, muchos creen que la pelea de Piedad y Serpa es solo para torpedear la elección y que sus posibilidades de conseguir la mayoría de votos son menores tanto en una elección abierta como en una cerrada. Ellos opinan lo contrario. Aseguran ser muy fuertes en las bases y, ante todo, reclaman que se cumplan los estatutos.

El tiempo para la toma de decisiones se acerca y es posible que el ambiente se ponga aún más tenso entre las partes. El sector que resulte ganador tendrá la difícil tarea de recuperar el poder para el liberalismo, tarea aún más difícil si persiste la división. De momento, la resurrección del proceso 8.000 y las tres derrotas consecutivas en las elecciones presidenciales parecen restarle al sector serpista el tradicional respaldo popular que lo convirtió hace unos años en el hombre fuerte del Partido. Pero en política nada está escrito y todo dependerá de la forma como cada cual juegue sus cartas en las próximas semanas.