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Diabluras ó intimidación: ¿Qué es propio de la edad?

Olga Lucía Hoyos y Karol Heilbron, psicólogas
25 de junio de 2005

Distintos actos de violencia en la escuela que han tenido amplia difusión en los medios de comunicación, suscitaron un interés creciente, principalmente en países europeos y en Norteamérica, por el estudio de una particular forma de maltrato, denominado "maltrato entre iguales" o "bullying". El investigador Olweus (1978) define esta acción como "una conducta de persecución física y/o psicológica que realiza el alumno o alumna contra otro, al que elige como víctima de repetidos ataques, situándola en posiciones de las que difícilmente puede salir por sus propios medios."

Tres criterios permiten distinguir esta forma específica de maltrato de otras: es un comportamiento agresivo e intencional, se da repetidamente y a lo largo del tiempo, y hay un desbalance de poder.

Existe un relativo consenso con relación a los criterios señalados. No obstante, algunos autores incluyen la importancia de la percepción de la víctima como decisiva para que la situación se pueda clasificar como de victimización. Por otro lado, el segundo criterio no se considera tan central, ya que aunque el maltrato ocurra un solo día, o una sola vez, el estrés de la víctima "no sólo se crea por lo que realmente pasa, sino por la amenaza y el miedo de lo que puede ocurrir". En todo caso, es importante, excluir las acciones negativas ocasionales y no graves, dirigidas a un alumno en un momento, y a otro en otra ocasión.

Hasta el momento, los estudios previos han recogido una amplia información sobre cómo y qué tanto se presenta el problema. Con respecto a los actores implicados, se ha encontrado que hay varias consecuencias negativas para víctimas, agresores y testigos. Las víctimas frecuentemente sienten un gran miedo, ansiedad y soledad, sentimientos, que en algunos casos puede llevarles al fracaso, al ausentismo y al abandono de la escuela. Los agresores muestran conductas antisociales, se les asocia con el consumo de drogas, alcohol y una mala adaptación escolar con riesgo de fracaso; asimismo, presentan dificultad para desarrollar vínculos afectivos. Los testigos, por su parte, sienten miedo de relacionarse con las víctimas por temor a que disminuya la consideración que tienen dentro del grupo al que pertenecen o a la venganza del agresor, convirtiéndose de esta manera en víctimas potenciales.

El fenómeno del maltrato entre iguales es especialmente preocupante cuando se presenta en los niños, ya que ellos se encuentran en un momento de desarrollo en diferentes aspectos, físico, cognitivo y emocional, entre otros, por lo cual son especialmente susceptibles a ser afectados por todo lo que ocurre a su alrededor; llegando a incorporar estas vivencias como parte de su personalidad y de su sistema de creencias.

Aunque ha habido bastante investigación sobre estos aspectos del maltrato entre iguales en varios países del mundo, aún se conoce muy poco sobre lo que los niños piensan sobre este problema. Teniendo en cuenta esta necesidad, así como el hecho de que se han realizado muy pocas investigaciones sobre el tema en América Latina, el Grupo de Investigación en Desarrollo Humano, de la Universidad del Norte, realizó un estudio, en el que también participó la psicóloga Vanessa Schamun, con el objetivo de describir las ideas o representaciones sobre el maltrato entre iguales, en una muestra de niñas y niños escolarizados de 9, 11 y 13 años de la ciudad de Barranquilla.

A partir del instrumento Scan-Bullying (Almeida, A., del Barrio, C. y otros, 2001), que consta de varias gráficas que narran una historia de maltrato entre iguales, y de una entrevista semiestructurada, se exploraron las ideas de los niños sobre el maltrato entre iguales. Se les preguntó cómo percibían la historia, cuáles creían ellos eran las causas del maltrato, qué emociones atribuían a los personajes de la historia, y cuál era la manera de solucionar este tipo de situaciones.

Resumiendo los datos más importantes del estudio, se puede mencionar que la gran mayoría de nuestros niños no interpretan una situación en la que claramente se está dando "bullying", como bullying, sino como una relación de agresión, caracterizada por conductas agresivas eventuales. Este resultado, puede estar indicando, probablemente, mayores niveles de tolerancia a distintas formas de maltrato haciéndonos pensar que este problema tiene en nuestro contexto manifestaciones no sólo diferentes, sino quizá más dramáticas. En este sentido, fue frecuente encontrar que los personajes de la historia eran vistos como un grupo de amigos que de vez en cuando, y de manera aislada, se agredían entre sí.

Por otro lado, se observó un cambio en la representación de la relación de acuerdo a la edad, siendo más frecuente la comprensión de la relación como "bullying" a la edad de 11 y 13 años, lo cual está relacionado con el progreso cognoscitivo. Asimismo, se encontró que las representaciones mentales en niños y niñas siguen el mismo curso evolutivo.

Con relación a las causas del maltrato entre iguales, se encontró que cuando se piensa que la causante de la situación del maltrato es la víctima, los niños sugieren que ésta pudo haber realizado acciones negativas o que las características psicológicas de la víctima provocan el malestar de los agresores. Por otro lado, si se piensa que el responsable de la situación de maltrato es el agresor, esto se debe a las características psicológicas y de personalidad de éste.

En cuanto a las emociones generales atribuidas a la víctima y al agresor, se encontró que los niños y niñas piensan que las víctimas sienten tristeza cuando viven situaciones de maltrato, mientras que al agresor le atribuyeron la mayoría de las veces sentimientos de felicidad.

En el estudio también se indagó acerca de las ideas que los participantes de la muestra tienen sobre qué hacer para acabar con la situación de maltrato y para minimizar el efecto emocional tan negativo. Los resultados reflejan que al momento de tomar medidas para sentirse mejor, las estrategias basadas en la cognición, tales como hablarse a sí mismo, pensar positivamente, son las más aludidas por los participantes de los tres grupos de edades, pero siendo más frecuentes a la edad de 13 años. Este dato se relaciona con el hecho de que progresivamente a partir de los 6-7 años, los niños empiezan a adquirir un cierto nivel de conciencia de sus propios procesos cognitivos que les permite, por lo tanto, recurrir a estrategias de este tipo para regular sus estados emocionales negativos

Con respecto al género y su relación con las estrategias de alivio emocional, se observa que las niñas aluden con mayor frecuencia a estrategias basadas en la cognición, mientras que los niños a las de escape y evitación.

Finalmente, los niños y niñas consideran que lo que hay que hacer para acabar con la situación de maltrato, es ir directamente donde el agresor y decirle que pare, y acudir a los adultos en busca de ayuda.

Con relación a estudios previos en contextos europeos, llama la atención que en el presente estudio los niños no hicieran referencia a buscar un compañero como estrategia para minimizar el malestar emocional o ponerle fin al problema. Estudios anteriores relacionados con el tema plantean, a diferencia de lo que ocurre en nuestro contexto, que los niños no consideran que los adultos contribuyan en la solución de las situaciones de "bullying", antes por el contrario, piensan que la intervención de éstos es contraproducente, planteando entonces que son los pares quienes podrían en un momento determinado contribuir a poner fin a la relación de "bullying".

Los hallazgos descritos tienen importantes implicaciones en el ámbito educativo, especialmente en el interés de la escuela en educar a ciudadanos responsables capaces de contribuir al desarrollo de una sociedad menos conflictiva. La manera en la que nos representamos el maltrato entre iguales o cualquier otra forma de violencia, está indicando a su vez las posibilidades de intervención. En este sentido, se hace necesario articular las prácticas educativas con las representaciones mentales que sobre este hecho poseen los niños, con miras a lograr cambios efectivos en la manera en la que ellos se relacionan.

* Para mayor información sobre todos los resultados y las fuentes bibliografìcas se puede consultar el trabajo "Representaciones sobre el maltrato entre iguales en niños escolarizados de 9, 11 y 13 años en la ciudad de Barranquilla", en la Biblioteca de la Universidad del Norte.
Olga Lucía Hoyos, telefono (5) 3509 291 ó 3509349
Doctora en Psicología, Universidad Autónoma de Madrid, Coordinadora, Maestría en Psicología, Universidad del Norte.