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Discurso de los ganadores miembros de la Asociación de la Asociación de Municipios del Alto Ariari, para el recibimiento del Premio Nacional de Paz

23 de noviembre de 2002

Bogotá, noviembre 13 de 2002

LAURITA

Buenas noches y mejores días para Colombia.

Soy Laura, colombiana que un día decide ser candidata a la alcaldía de mi natal municipio de El Castillo. Un municipio conocido por la guerra.

Queremos decirle a los organizadores de esta hermosa convocatoria y a todas las personas que nos escuchan, que nos ven, muchas gracias. Ustedes deben saber que la posibilidad de hacer de estos propósitos las noticias importantes y contarlas al mundo, nos sirve a todos, nos alienta en la posibilidad vital de reconstruir nuestra Nación.

De corazón, Muchas gracias!!

Vamos a hacer esta breve presentación, como hemos hecho siempre: tratando de ser plurales, diversos, incluyentes. Por esto hablaremos alcaldes y alcaldesas de diferentes municipios, ex alcaldes y líderes.

Cuando iniciamos la construcción de este sueño colectivo, hace ya casi cinco años, sufríamos permanentemente el asedio del temor de la muerte y el odio heredado entre los vecinos de nuestros municipios de El Dorado y El Castillo. Pensamos que si nos proponíamos buscar encuentros y crear escenarios para que nos pudiéramos mirar a los ojos y conversar de nuestras diferencias y de nuestros sueños, podría resultar algo que nos brindará un poco se sosiego y que nos permitiera la posibilidad de lograr un clima de convivencia pacífica y democrática.

Contando con la decisión que surgía desde el dolor de líderes de un municipio y el otro, se convocó de una manera muy amplia a todas las personas que quisieran participar con el firme propósito de construir, de mirar hacia delante, de pensar en nuestras posibilidades, no de escarbar entre nuestros dolores que siempre es el mismo, desde cualquier lado desde donde se le mire o se le sienta. A la iniciativa de líderes de El Dorado como Euser Rondón, El Castillo como Edilberto Marín y de la Consejería de Paz de la Gobernación se sumó rápidamente el liderazgo de alcaldes y demás líderes de la región. Y empezamos a soñar y a construir, siempre juntos. Despacio pero sin pausa; como dice el padre Crisanto.

Nosotros sentimos que hemos avanzado mucho en este propósito, pero también sentimos que falta mucho por hacer. Hemos avanzado en la idea de hacer que como vecinos los habitantes de nuestro municipios nos tengamos cada vez más confianza, que seamos cada día más amigos, que nos reconozcamos como campesinos y ciudadanos parte de un sueño común. Y sentimos que nos falta mucho por hacer porque entendemos que la consolidación de este y tantos otros propósitos similares que están por todo nuestro país requieren definiciones y acuerdos de alcance nacional para su sostenibilidad. La fragilidad de estos procesos es evidente. La vida de los líderes está casi siempre en juego. La muerte sigue rondando.

Pero igual sabemos de la fuerza incontenible de la vida, que siempre gracias a Dios, será más fuerte.

FREDY

Buenas noches, soy Fredy un campesino alcalde de El Dorado.

Los municipios que formamos parte de este propósito de reconciliación ciudadana somos diferentes pero decidimos trabajar juntos. Quizá esta sea nuestra riqueza y nuestro sencillo y silvestre acierto. Ese debe ser el gran logro y lo poco con que podemos aportar: la necesidad de trabajar juntos, juntos y entre diferentes. Ahí está la posibilidad, de crecer del brazo de los demás, no sobre sus cabezas.

La gran mayoría de las personas que hemos creído y que le continuamos apostando hoy a este proceso de reconciliación como el ejercicio mismo de la ciudadanía hemos estado afectados por la pérdida de seres queridos, de seres cercanos a nuestros afectos. Seres que la guerra nos ha ido arrebatando a fuerza de dolor, pero que quizá por esto mismo, decidimos de una manera soberana y popular decir que no queremos este dolor para otros seres.

Frente a la guerra las comunidades de la región del Ariari nos paramos para manifestar a los grupos armados, todos; que no seremos nunca más correas de transmisión de una guerra que sólo sirve para destruirnos como pueblo y Nación posible. Podría verse como paradójico que en medio de tanta y tan demencial confrontación, la gente no quiera seguir pensando en venganzas, gravitando en su torbellino; que no se sienta como fascinada por la guerra, en un país donde pareciera que nos estuviéramos preparando para ella, como distraídos, sin mayor consideración de sus inciertos y devastadores resultados. Nosotros padecemos la guerra por esto no la deseamos para nadie.

Nosotros somos campesinos, pero ante todo somos colombianos. El Ariari, fue poblado por hombres y mujeres que huían de la Violencia oriundos de todos los rincones de la Patria. Quizá por esto decidimos que no deberíamos correr más y pararnos definitivamente para fundarnos con la certeza de que somos capaces de vivir juntos y que nuestras diferencias, sobre todo, son posibilidades. Posibilidades, para generar oportunidades de desarrollo humano para todos y para todas. Siempre lo hemos dicho: o todos en la cama... o bajamos el colchón!

Este reconocimiento nos permite no sólo la visibilización de este tipo de procesos sino que además debe convertirse en una excepcional ocasión para suplirnos con nuevo aire para seguir adelante.

Y no será solamente aire y aliento para nosotros los campesinos de la Asociación de Municipios del Alto Ariari o de la región; sino para todas las propuestas ciudadanas que lideradas por las comunidades desde cualquier localidad de nuestro país; continúen hoy impulsando salidas constructivas, incruentas, ciudadanas, democráticas para tener un país donde quepamos todos y todas.

HENRY

Soy Henry uno de los fundadores del proceso del Alto Ariari.

Una vez acordados unos principios básicos para poder lograr un clima de reencuentro por la reconciliación en la región; decidimos avanzar en aspectos que nos permitieran ir llenando de contenidos que nos brinden posibilidades de lograr un desarrollo humano.

El fruto del trabajo que hemos logrado adelantar ha sido generoso y sobre todo resulta muy esperanzador. Nosotros hemos puesto especial atención en la necesidad de educación a los pobladores de la región en general.

La educación, como único motor de transformación e inclusión social y como la posibilidad de tener un nuevo ciudadano. Educación a los niños y niñas con la reactivación de un internado que estaba agónico por falta de niños y con programas de inclusión masiva al sistema escolar; a los jóvenes mediante un acuerdo que logramos con las directivas de la Universidad Distrital, hoy contamos con más de cien adelantando carreras profesionales; a los campesinos con formación en producción agrosostenible y resolución pacífica de conflictos; estando siempre juntos.

El clima de confianza, amistad y coordinación que se presenta ahora entre las diferentes administraciones de la Asociación, es un importante recurso para la optimización de los limitados presupuestos con que contamos. Las obras de infraestructura que se han realizado han contado con el concurso solidario de los recursos técnicos y físicos del vecino. Esto crea redes de corresponsabilidad y de compromiso de los pobladores de unos y otros municipios; esto era lo que hacían los campesinos cuando vinieron a parar a estas tierras para fundarse en ellas, es la "mano vuelta" que llamaban.

Pero igual como este proceso ha tenido tantos aspectos que nos permiten la esperanza en nosotros mismos y en las inagotables posibilidades que tenemos como Nación. También hemos padecido el dolor de las pérdidas de personas que han trabajado por este sueño de construcción colectiva; queremos recordar y rendir homenaje a ellos: a Delio asesinado en mayo del año anterior; a Leonardo, el alcalde de Lejanías asesinado el 21 de noviembre del año anterior; a Mario el personero de El Castillo asesinado el primero de noviembre; a Arcadio presidente del consejo de Lejanías asesinado el 3 de noviembre. Leíto, Delio, Arcadio, Mario, queremos citar ahora y con ustedes, un texto de Willian Ospina que nos sugiere algo que estamos haciendo en este momento "?convertir a los muertos en aliados invencibles de nuestro amor por la vida, haciéndolos capaces de infundir en los criminales el pavor frente al crimen".

Sí, es paradójico que estos propósitos de construcción de democracia se vean amenazados permanentemente y no sólo por la muerte. Recordamos y reclamamos la libertad del ex gobernador del Meta Alan Jara, quien con generosidad estaba compartiendo la fiesta de inauguración del puente de la reconciliación con sus comunidades siempre al lado de ellas, siempre apoyándolas.

Pero la decisión de vida y libertad de las comunidades es más fuerte por fortuna, y consideramos que el reconocimiento que hoy recibimos debe ser una verdadera oportunidad, así lo entendemos. Debe convertirse en un verdadero salva-vidas, no sólo del proceso sino de las personas que hacen parte de estos propósitos por todo el país.

Una oportunidad que debe traducirse en un compromiso también por parte del gobierno nacional para apoyar y rodear este tipo de expresiones de ciudadanía organizada por la democracia desde lo local. Consideramos que viene una nueva etapa la de la sostenibilidad y la de la consolidación, y para esto el concurso del Estado tanto en el nivel departamental como Nacional y de la misma comunidad internacional van a resultar definitivos. Queremos reiterar algo que le planteamos a las Naciones Unidas hace un poco más de un año: nosotros requerimos el compromiso y el acompañamiento político de ustedes los representantes de esa comunidad internacional, eso nos sirve. No estamos pidiendo ni compasión ni limosnas, necesitamos de su solidaridad .

GONZALO

Soy Gonzalo un colombiano, nacido en el Llano.

Queremos plantear algunos elementos casi a manera de titulares, que nos ayudan a definir en parte nuestro proceso:

Este es un proceso de reconciliación ciudadana, es un proceso de propietarios, es un proceso del cual cada una de las personas tenemos un poco, lo reclamamos nuestro, lo defendemos, lo queremos.

Lo que hemos hecho es procurar el empoderamiento de comunidades para que sean no sólo respetuosas sino que además sean respetables!

Consideramos que la visibilización de estos procesos aportan en la posibilidad de democratizar la esperanza. Las noticias de construcción y vida también tienen que ser titulares!

En ese propósito de visibilizar; el papel de las embajadas de varios países ha sido decisivo, gracias a las personas del cuerpo diplomático que nos han hecho sentir su compromiso y amistad gracias Mariam, gracias Tom. Habíamos acordado no agradecer a nadie en particular porque el tiempo no nos alcanzaría, son tantas personas, casi todas están aquí. Ustedes lo sienten. Pero no podemos dejar de decirle gracias a Gloria Quiceno de la Dirección de Reinserción y a Roberto Lippi del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.

Nuestro proceso está dirigido a fortalecer la democracia. Nuestro proceso siempre se ha orientado en la posibilidad de legitimar el Estado Social de Derecho desde lo local; que es el escenario privilegiado de la democracia.

Nosotros no hemos pretendido parar la guerra en nuestra región, no es sensato ni es justo con los demás. Eso no depende de nosotros. Es parte de un acuerdo de alcance nacional que supera claramente lo local y que se habrá que alcanzar un día. Lo que sí podemos hacer es optar porque la población civil no sea más combustible de la guerra. Eso sí lo decidimos nosotros.

Nosotros no somos neutrales: No queremos estar panorando el comtemplama. Nosotros tomamos partido. Estamos por un Estado Social de Derecho, estamos por la justicia social, por la posibilidad de resolver nuestras diferencias de manera constructiva, por la democracia.

Nosotros, estamos comprometidos con la formación de un Estado fuerte. Fuerte porque sirve y respeta a sus ciudadanos, fuerte porque brinda oportunidades para todos, fuerte porque no es corrupto, fuerte porque da buen ejemplo, fuerte porque es justo, fuerte porque brinda condiciones de dignidad y de vida para todos y todas. Un Estado fuerte por lo democrático y lo respetuoso de la vida. Un Estado fuerte porque tiene relaciones no de obligaciones de sus asociados sino de deberes y no de favores a sus ciudadanos sino de derechos.

Animados por estos principios, presentamos la propuesta de trabajar en los intangibles como elementos fundantes de procesos de reconciliación y de convivencia democrática: Trabajar el la construcción de la confianza, la amistad, los afectos, la posibilidad de superar el miedo.

De otra parte y frente a la coyuntura nacional, queremos plantear nuestro apoyo a la necesidad de lograr un Acuerdo Humanitario, sin más justificaciones que lo esencialmente humanitario. Un Acuerdo Humanitario, que sea la luz que ilumine la posibilidad de lograr nuevos acuerdos para avanzar en la búsqueda de una solución política; no para decidirnos definitivamente por la guerra.

Queremos utilizar este escenario que hoy se nos brinda para decirle a los actores armados y a quienes los apoyan a todos los niveles, que paren ya la matazón inútil que quiere iniciar de nuevo a enlutar el Ariari. Que se pronuncien públicamente sobre este proceso. Que nos dejen vivir y construir país. Reiteramos nuestro compromiso que haremos todo lo que esté a nuestro alcance para que no se pierda ni una vida más.

Finalmente, queremos decir que aquí hay amor. Amor fundante. Amor vital. Amor para vivir. Amor que nos da certezas de vida. Que eso quede bien claro, si no fuera así no estaríamos tan emocionados y tan comprometidos con nuestra Nación. Queremos proponer esta noche a todos los se quieren empecinar en la guerra, nuestra decisión para que nos dejen a los colombianos y las colombianas, morir de amor, no más.

Como dijo Laurita: de corazón, muchas gracias.