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Dólar de punta a punta

La semana pasada el Banco de la República intervino el mercado de divisas con el fin de frenar la devaluación del peso frente al dólar y frenar su más fuerte incremento desde que se eliminó la banda cambiaria en 1999. La firma Corredores Asociados analiza lo sucedido y lo que puede ocurrir en el mercado cambiario en las próximas semanas.

Corredores Asociados
5 de agosto de 2002

Sin duda alguna, la cotización del dólar es la variable que genera mayor inquietud en la actualidad. No es para menos, el mercado cambiario pasó de experimentar una gran quietud y calma durante casi un año (ver gráfica anexa) a un ritmo de gran agitación en los últimos meses. Ha sido tal la sacudida que el dólar aumentó en julio $ 226, casi el triple del incremento registrado en junio.

Este salto en el precio del dólar tiene plenos a los exportadores y enfurecidos tanto a los importadores como a todos aquellos que tienen deudas denominadas en la moneda estadounidense. Los primeros se sienten recompensados después del autismo experimentado por el dólar que afectó sus ingresos durante largos meses; los segundos, se limitan a quejarse, culpan a los bancos de especuladores y rezan para que la cotización caiga.

Pero, ¿qué explica en realidad la acelerada devaluación de julio?, ¿acaso tienen razón quienes pronostican que el dólar terminará el año en $ 3.000?

En primera instancia vale la pena recordar que el peso colombiano entró en un período de revaluación desde mediados de mayo del año pasado cuando el Ministro de Hacienda señaló que el gobierno monetizaría US$ 1.000 millones (el fortalecimiento del peso colombiano perduró hasta finales de abril de éste año). El anuncio del Ministro generó un cambio en la actitud de los inversionistas institucionales y de los bancos. Así lo explica el director de Fedesarrollo, Juan José Echavarría, quién demuestra que los fondos de pensiones y cesantías redujeron su ritmo de compra de las inversiones en títulos denominados en dólares, y que los bancos disminuyeron sus tenencias en dólares.

La decisión de éstos agentes del mercado llevó a que la demanda de divisas bajara, así pues con la mayor oferta de dólares la cotización de la moneda prácticamente se desplomo. A medida que esta situación se registraba el Banco de la República hacía uso de las opciones put para acumulación de reservas (dichas operaciones comenzaron a efectuarse desde noviembre de 1999, dos meses después de la eliminación de la banda cambiaria, y le permiten al Emisor comprarle dólares al sistema financiero cuando la TRM se encuentra por debajo de su promedio móvil de los últimos 20 días). A través de dichas opciones put el Banco Central adquirió US$ 651,4 millones, con lo cual las reservas internacionales se ubican en la actualidad alrededor de US$10.900 millones.

Es más, el fortalecimiento del peso se registró a pesar de que se ocurrieron varios hechos que bajo todo tipo de lógica tendrían que debilitar nuestra moneda. Entre ellos se cuentan: el incremento de los problemas de orden público originados con la eliminación de la zona de despeje; la supresión de la banda cambiaria en Venezuela y la crisis política del país que llevó a un golpe militar, la salida temporal del presidente Chávez y su posterior regreso al poder; los problemas económicos de Argentina que lo llevaron a entrar en default y abandonar la paridad con el dólar y verse obligado a implantar el "corralito financiero"; el inicio de los problemas en Brasil con los temores de que llegue al poder el candidato izquierdista, Lula da Silva, que ha criticado las políticas ortodoxas del actual gobierno, y que genera preocupación a los inversionistas externos.

El peso colombiano se revaluó tanto que la tasa de cambio real pasó de estar en mayo de 2001 en 120,23 a estar en abril de 2002 en 111,92. Se constituía entonces la moneda de nuestro país como una de las más fuertes de Latinoamérica, sin que dicha fortaleza estuviera apoyada por una economía de tal estirpe.

Pero tal quietud llevó como es evidente a un gran rezago cambiario y a que todo estallara en los últimos meses. El cambio en la tendencia revaluacionista se presentó en la víspera de las elecciones presidenciales realizadas en mayo, dos semanas antes los agentes del mercado empezaron a demandar dólares para cubrirse ante cualquier hecho adverso que pudiera ocurrir. Un mes después el gobierno efectuó un canje de deuda externa y una nueva colocación de bonos yankees que estimuló una mayor demanda de dólares.

Adicionalmente, se empezaron a sentir los primeros coletazos de la crisis Argentina, pues a medida que los prestamistas externos observaron la fragilidad de la economía gaucha y que ésta podría afectar a los otros países emergentes optaron por reducir el cupo de endeudamiento a los bancos de nuestro país. Esta situación afectó la liquidez en dólares de los bancos locales, y los llevó a incrementar su demanda de dicha moneda en el mercado de contado. Vale la pena detenerse en éste punto y señalar que las operaciones de forward y futuros de dólares los hacen en buena parte los bancos a través de sintéticos con los cuales hacen sus coberturas naturales a través de la financiación externa, al verse ésta reducida se ven obligados a demandar más dólares y presionar consecuentemente su cotización al alza.

A medida que el precio del dólar empezaba a subir, el mercado comenzó a castigar más y más su cotización, pues empezó a incorporar en el precio las variables que había dejado de lado los meses anteriores y que ya fueron descritas. Además, el sector real comenzó a asustarse y a comprar los dólares que requería. Todo esto no ha hecho más que ejercer una mayor presión al alza sobre la cotización del dólar.

Ahora bien, el Banco de la República desde noviembre de 1999 estableció que intervendría en el mercado cuando se registrarán volatilidades excesivas hacia arriba o hacia abajo. La medida de intervención es la siguiente cuando la TRM este un 4% o más por encima o por debajo de su promedio móvil de los últimos 20 días hábiles, subastará opciones call (que da el derecho a comprarle dólares al Emisor) o put (que otorgan el derecho de venderle dólares al Banco de la República) por US$ 180 millones. Las entidades que adquieran las opciones podrán ejercerlas cuando se repita la condición de volatilidad.

El lunes 29 de julio la TRM se ubicó un 4% por encima de su promedio móvil 20, y el Emisor procedió a subastar por primera vez opciones call por el monto establecido previamente. Dichas opciones le dan a las entidades que las adquieran el derecho a comprarle dólares al Banco de la República a la TRM del día pagando una prima para tal fin. Así las instituciones que adquirieron las opciones call le compraron los US$ 180 millones el 29 de julio y el 31 de julio. Como la condición se repitió en agosto 1, volvió a efectuar la subasta.

Algunos critican la intervención, lo cierto es que el mecanismo era conocido por el mercado desde que se estableció a finales de 1999. En concepto de Corredores Asociados el mecanismo es sano y le permite al Emisor a otorgarle liquidez al mercado cambiario en un período de volatilidad y calmar así la especulación de los agentes.

El miércoles 1 de agosto, el Banco de la República flexibilizó la norma de intervención, a partir de dicha fecha puede convocar una nueva subasta de opciones call o put aún así este vigente otra opción para el control de la volatilidad. Antes de dicha modificación, para poder convocar una nueva subasta se requería que las entidades hubiesen ejercido el totalidad de las opciones. El monto de dicha subasta será definido a discrecionalidad del Emisor.

Esta flexibilización de la regla de intervención le permite al Banco de la República actuar en el mercado y ser más agresivo para calmar la especulación. El mecanismo ha funcionado pues el ritmo de incremento del dólar se ha reducido.

Finalmente, algunos apuestan que el dólar cerrará el año alrededor de $ 3.000. En Corredores Asociados no creemos en dicha proyección de los especuladores, pensamos que la devaluación de 2002 podría estar alrededor del 12%, o lo que es lo mismo cerrar cercano a los $ 2.570. Esta proyección esta sujeta a que sean aprobadas las reformas económicas rápidamente y a que Brasil cuente con apoyo con por parte del FMI y que no entre en default.

A quienes siguen apostándole al cierre de la TRM alrededor de $ 3.000 sólo nos queda recordarles que algo parecido ocurrió en 1999 cuando fue eliminada la banda cambiaria, pues los especuladores consideraban que la divisa cerraría en $ 2.500, en ese año la divisa llegó a un precio máximo de $ 2.004,22 y luego se desplomó $ 130,45 para cerrar en $1.873,77. No olviden que en el último trimestre se presentan reintegros de caficultores y podría aumentar el valor de las exportaciones gracias al Atpa, y si la demanda de dólares se reduce el precio podría caer, tal como estacionalmente ocurre. Es por eso que no hay que dejarse llevar por la euforia de los especuladores y pensar con calma antes de tomar decisiones equivocadas.