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El ministro Juan Manuel Santos insistió en que quienes promueven la moción de censura en su contra lo que quieren es debilitar la política de seguridad democrática. Fotos Juan Carlos Sierra- SEMANA.

Política

Dos partidos uribistas ponen contra las cuerdas al Mindefensa, Juan Manuel Santos

Al gobierno no le alcanzaron sus esfuerzos para garantizar un respaldo al funcionario y tendrá que esperar una semana para saber si prospera o no la moción de censura promovida contra él.

6 de junio de 2007

Ni las llamadas desde la Casa de Nariño, ni las invitaciones a Palacio ni los mensajes a través de los jefes de bancadas le alcanzaron este miércoles al gobierno para conseguir los votos que hundan la moción de censura promovida por el liberalismo y el Polo Democrático contra el ministro de Defensa, Juan Manuel Santos.

Pese a que el gobierno movió todas sus fichas con el propósito de alinear al uribismo en el Congreso los partidos Cambio Radical y Convergencia Ciudadana decidieron posponer por una semana más la toma de decisión sobre el particular, prolongando así la incertidumbre sobre el futuro del funcionario en el gabinete.

Aunque los mismos congresistas dan por sentado que el uribismo tiene mayorías suficientes para derrotar a quienes piden que Santos se vaya del gobierno, la expectativa estaba por el lado de Convergencia y Cambio, dos de los partidos más grandes de la coalición uribista y los únicos que no habían fijado posición en torno a la moción. Uno y otro revisaron el tema en detalle, pero sus conclusiones dejaron boquiabierto al gobierno.

Por los lados de Cambio Radical hubo una prolongada junta de parlamentarios cuya primera votación interna fue 22-4 en contra del Ministro. Ante ese ambiente tan acalorado el presidente de la colectividad, senador Germán Vargas Lleras, decidió ampliar el debate y al medio día, dos horas antes de que comenzara el debate contra el ministro, logró que las cuentas estuvieran 12-12, pero no se arriesgó a hacer la votación interna definitiva por miedo a que Santos saliera perdedor. El esperado ataque de Vargas no se dio de manera personal, pero el partido que él lidera sigue pensando qué camino tomar.

La movida de Vargas Lleras obedece a un cálculo político según el cual no sería bueno propiciar la salida del ministro, así éste sea su rival directo en la fila india por el aval uribista para la próxima elección presidencial. Vargas Lleras sabe que de jugar mal sus cartas puede perder en el gobierno mucho más de lo que ganaría en simpatías por el lado del oficialismo liberal. Por eso su explicación a los miembros de la bancada resultó más que diplomática: “Este no es un debate personal, sino un debate de la oposición contra el gobierno y por eso hay que actuar”. Todos los integrantes de Cambio Radical entendieron de inmediato cuál sería la postura de su jefe político.

En Convergencia Ciudadana las cosas tampoco parecen estar bien para el gobierno. Además de sumarse al grupo de indecisos, éste partido tuvo en la sesión del miércoles uno de los discursos más duros contra el Ministro. Lo protagonizó el congresista Óscar Reyes, quien fustigó a Santos por su comportamiento frente al tema venezolano.

Mientras estos dos partidos claves para el Ejecutivo escogían el camino del aplazamiento de su decisión, lo único claro era que el liberalismo y el Polo pedirían la cabeza de Santos y que el conservatismo y el Partido de la U lo defenderían.


El pacto de Las Cruces

Con esas cuentas llegó Santos al debate. Tanto la intervención de la oposición como la del funcionario que se defendía fueron, en buena medida, un refrito del debate protagonizado la semana anterior en la comisión primera del Senado. Mientras unos acusaban al Ministro de haber promovido un golpe de estado contra el ex presidente Ernesto Samper, ser un peligro para las relaciones con Venezuela y engañar al país en el escándalo de las interceptaciones telefónicas, éste se defendió negando cada una de esas aseveraciones.

Hubo sin embargo dos puntos novedosos tanto en el bando de ataque como en el de la defensa. Por el lado de la oposición el senador Juan Fernando Cristo, quien se echó al hombro el debate, llevó al Congreso Pleno las respuestas del ex jefe paramilitar Salvatore Mancuso a un cuestionario sobre la conducta del Ministro. En dicha comunicación Mancuso reafirmó haberse reunido en dos oportunidades con Santos y Carlos Castaño, en 1997, y dio nuevos detalles sobre la supuesta propuesta del hoy Ministro para sacar del gobierno a Samper. Según Mancuso, la segunda reunión ocurrió en el sitio conocido como “Las Cruces”, en la frontera entre Córdoba y Antioquia, y en ella Santos les propuso a las AUC “un acuerdo para reestructurar el Estado”, el cual derivaría en una asamblea constituyente y en la salida de Samper.

Las precisiones de Mancuso sobre temas que el mismo ex paramilitar reveló hace unas semanas en su versión libre ante la Fiscalía le sirvieron a Cristo para insistir en el símil propuesto la semana anterior en el Congreso: “Me pregunto cuál es al diferencia entre una propuesta a los paramilitares para buscar un acuerdo para reestructurar el Estado y una para refundar la Patria, como la que tiene hoy en la cárcel a varios dirigentes”, dijo Cristo. El senador liberal también presentó unas declaraciones similares del jefe guerrillero Francisco Caraballo, a quien le habría llegado la propuesta para sacar a Samper del poder, en 1997.

El contragolpe del Ministro tuvo también como eje central dos testimonios escritos. Se trató de un par de cartas del ex presidente español Felipe González y Gabriel García Márquez en las que certifican que se reunieron con él en 1997 para buscar caminos que condujeran a la paz de Colombia, pero no para derrocar a Samper, por ese entonces protagonista del escándalo del proceso 8.000 por la infiltración de dineros de los narcos a su campaña presidencial. “Mi buena memoria, de la cual vivo, me permite asegurar que no hay ningún tipo de razón para dar crédito” a las acusaciones de conspiración contra Santos, escribió el Nóbel colombiano.

Santos negó también que fuera un mentiroso como Cristo se lo dijo ante la plenaria y sugirió que en algunos de los escenarios dibujados por el senador liberal sus declaraciones no fueron adecuadamente interpretadas por los medios de comunicación. Según él, nunca celebró el golpe de Estado en Venezuela contra el gobierno de Hugo Chávez. “Ha podido interpretarse así, pero no lo fue”. También dijo haber sido mal entendido en torno a una frase que le atribuyó al periodista Juan Gossaín en el debate de la semana anterior. Según esa versión inicial, Gossaín le habría confesado que Juan Fernando Cristo estaba detrás de algunos ataques del samperismo contra Santos. “Yo no quise decir que él me reveló la fuente”, rectificó este miércoles luego de que el periodista lo confrontara y desmintiera en un debate en directo por Caracol Radio.

La moción será votada la próxima semana y para ser aprobada necesita 52 votos en Senado y 84 en la Cámara de Representantes. La decisión está en manos de Cambio Radical y Convergencia Ciudadana.