Egipto en Bogotá

Ya no tienes que viajar miles de kilómetros y llegar hasta África para conocer las maravillas del Antiguo Egipto. A partir del 8 de abril la sala de exposiciones temporales de Gas Natural del Museo Nacional presenta por primera vez en Colombia la muestra Egipto: el paso a la eternidad, una selección de 73 piezas originales que datan del año 4000 a.C. hasta el siglo I  d.C.

La exhibición presenta algunas de las prácticas funerarias desarrolladas por la civilización egipcia a lo largo de la historia. La muestra cuenta con estatuillas, máscaras, amuletos, redecillas, collares, estelas, implementos de maquillaje y piezas de cerámica que hacen parte de la colección privada de arqueología egipcia reunida por el catalán Jordi Clos,  que sirvió de base para fundar en 1994 el Museo Egipcio de Barcelona.

El eje de la exhibición es una tumba de la dinastía XXVI, época saíta (600 años a.C.) y también habrá una muestra fotográfica sobre los trabajos de excavación de la tumba del faraón Tutankamón.

En el primer espacio habrá un mapa del río Nilo, que atraviesa Egipto de sur a norte, y cuyas inundaciones permitieron fertilizar las tierras y dar paso a una cultura agrícola. En el segundo espacio se hablará del mito de Osiris, el culto a los muertos y las cámaras sepulcrales. En la tercera parte se mostrará la tumba Tjari y la cuarta tratará el tema de la egiptología. Esta es una ciencia que estudia todos los aspectos de la civilización egipcia desde su prehistoria hasta el final de la era faraónica con la conquista de Egipto a manos de Alejandro Magno en el año 332 a.C.

En la exhibición habrá una sala especial para niños con juegos de asociación, comparación y exploración donde se explicará quiénes eran los faraones, el panteón de los dioses egipcios, el ABC de los jeroglíficos y la construcción de las pirámides.

Mayor información: Museo Nacional 3348366

Sabías que...

En Egipto hubo 50 faraones que reinaron en 31 dinastías. Desarrollaron una escritura propia a través de los jeroglíficos, dibujos que pudieron ser descifrados gracias a la Piedra Roseta, una estela negra de basalto encontrada en 1799 por las tropas de Napoleón  que dio las claves para interpretar este lenguaje.