Home

On Line

Artículo

Historias invisibles

El corazón de ‘Joe’

Patricia Triana habla de su esperanza: que el estudiante que “juega el juego de la espera” siga viviendo.

30 de enero de 2008

Conocí a Joe el semestre pasado cuando escogió la clase de español como una de sus electivas. Cuando llegaba al salón de clases siempre me saludaba en español y se sentaba en la parte de atrás. Raramente tomaba notas por sus problemas de motricidad, pero tenia una memoria prodigiosa y recordaba con facilidad las palabras que aprendía en las pocas clases a las que asistía.

No lo vi mucho en los últimos días del semestre anterior. Generalmente aparecía en la lista de los niños ausentes que Elena llevaba cada mañana a mi clase.

Un día en la reunión general, sus profesores de sexto grado tenían un anuncio: Joe había estado gravemente enfermo y su salud había empeorado en el último mes. Hacía meses que estaba en la lista de espera para un transplante de corazón, pero no se lo pudieron realizar por cuenta de una neumonía que casi se lleva su vida. En cambio le pusieron una válvula para darle mayor poder a su débil corazón. Ahora tiene que jugar el juego de la espera pues el corazón que estaba disponible para él fue asignado a otra persona.

Recibí estas palabras con una ráfaga de lágrimas. De repente Joe me pareció tan cercano, tan hijo mío como ninguno, tan frágil y dulce, tan tierno y feliz. No quiero que se muera.

Hoy veré a Joe en las noticias de las seis. Mañana no sabré como explicarle a sus amigos de sexto grado lo que está pasando con su corazón y con su vida. Guardo la ilusión de que el transplante se pueda realizar y que su nuevo corazón le funcione. Tengo el deber de comunicar mi esperanza.

Nota del autor: “Los nombres no son reales, la historia sí”.
 
***
 
Semana.com invita a todos sus lectores a enviar crónicas urbanas sobre los lugares y personajes que suelen pasar desapercibidos en los medios. Cada semana serán publicadas algunas. Puede enviarla, con todos sus datos, al correo usuarios@semana.com. El asunto del mensaje debe ser “Crónica”. No tiene que ser un reportaje para premio de periodismo, simplemente una historia corta (entre 500 y 2.000 palabras) sobre lo que pasa cerca de cada uno. Tendrán prelación las historias que lleguen acompañadas por una foto en formato jpg, de máximo 500 KB de peso, tomada por el autor. Semana.com se reserva el derecho de publicar los textos y editarlos. Además, el autor tiene que garantizar que los personajes que aparecen en las crónicas urbanas autorizaron la publicación de sus nombres y otros detalles.