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María Consuelo Aráujo, ministra de Relaciones Exteriores. La funcionaria es hermana de Álvaro Araújo, detenido en la noche de este jueves.

ANÁLISIS

El difícil escenario de la canciller

Con la captura de su hermano, a la ministra de Relaciones Exteriores María Consuelo Araújo le queda muy difícil mantenerse en el cargo. Pese a esto, hoy el gobierno sentenció que ella se queda “porque es preferible la incomodidad a cometer una injusticia”.

15 de febrero de 2007

A finales del pasado noviembre, la ministra de Relaciones Exteriores María Consuelo Araújo Castro pasó raspando una prueba de fuego en el Congreso. El día del debate en el que la oposición le pidió su renuncia, la canciller habló con seguridad de sus méritos y fue sincera sobre la situación de su hermano, el congresista Álvaro Araújo, comprometido seriamente en el escándalo de la ‘parapolítica’. En el aire quedó la sensación de que nada pasaría si su hermano salía bien librado de la polémica. 

Pero hoy, tres meses después, el escenario cambió diametralmente. El senador Araújo fue capturado por el CTI de la Fiscalía y el cargo de la ministra se vuelve insostenible. ¿Tendría entonces la ministra que responder por los malos actos de su pariente y renunciar a la Cancillería, cargo que logró por sus propios méritos? Sí, políticamente, el deber ser de Araújo sería abandonar el cargo de inmediato.
 
Pese a esto, hoy el gobierno sentenció que ella se queda “porque es preferible la incomodidad a cometer una injusticia”, en palabras del ministro del Interior, Carlos Holguín Sardi. Entre tanto, también en su primera reacción el presidente Uribe caminó por la misma línea: “Ella continuará en el cargo”.
 
Impecable hoja de vida

Nadie niega la intachable hoja de vida de ‘La Conchi’. Esta vallenata, profesional en Finanzas y Relaciones Internacionales de la universidad Externado y especialista en Gobierno, Gerencia y Asuntos Públicos de la universidad de Columbia, siempre combinó muy bien su carisma, seriedad y frescura que le da su juventud. Hoy tiene apenas 35 años de edad.

Su carrera profesional pasó por la dirección del Jardín Botánico en Bogotá durante la administración de Enrique Peñalosa. Más adelante se desempeñó como directora del Instituto de Recreación y Deporte, con el alcalde Antanas Mockus. Y en la era del presidente Álvaro Uribe, fue ministra de Cultura y, a mediados del año pasado, canciller de la República. Sin embargo, con la medida en la noche de este jueves, sus esfuerzos por ser una diplomática ejemplar no serán suficientes para mantenerse en la Cancillería.

Nubarrones a la vista

Lamentablemente, su carrera comenzó a oscurecerse cuando a finales del año pasado, María Consuelo llegó al despacho del Fiscal General de la Nación a una cita donde sólo ella estaba invitada. A pesar del confuso hecho, algunos funcionarios salieron en su defensa. Uno de ellos fue el fiscal Mario Iguarán, quien apoyó su explicación de la insólita visita.

Aunque en todos los escenarios explicaron que se trató de una simple coincidencia y de que fue un acto de ingenuidad, trascendió que, al parecer, fue un encuentro en el que los dos hermanos indagaron sobre las investigaciones en diversas instancias judiciales sobre presuntos lazos de su familia con grupos paramilitares en el departamento del Cesar, de donde son originarios.

Aunque pocos creyeron que esa reunión fuera sobre cooperación internacional (como estaba previsto en la agenda), el hecho de que Iguarán le bajara el tono al tema fue un bálsamo para la 'Conchi'. Otro punto a favor fue la forma categórica como el comisionado de Paz, Luis Carlos Restrepo, defendió a su hermano Sergio Araújo, en relación con el papel de mediador que jugó para la entrega de 'Jorge 40' presentándolo como un aporte patriótico.

Como lo analizó la revista SEMANA, la oposición, sin proponérselo, también le ayudó. Cuando hubo el debate en el Congreso, hubo errores en el planteamiento del debate. Nada atornilla más a un alto funcionario que el hecho de que los contradictores del gobierno pidan su cabeza. Los Presidentes generalmente piensan que entregarla es un acto de debilidad que puede abrir más el apetito de las fieras. Sobre todo en un caso como el de la ministra Araújo, que no está directamente involucrada en el escándalo de la para-política, sino que está allí por asociación familiar.

En ese entonces, otros voceros de la oposición le ayudaron con metidas de pata que la Canciller capitalizó a su favor. La senadora Piedad Córdoba, del Partido Liberal, cometió el despropósito de leer un anónimo que circula en Internet que no es más que una andanada contra la familia Araújo. Internet se ha convertido en un campo de batalla y anónimos de esa agresividad hay contra todo el mundo. Sin embargo, no está dentro de las reglas de juego legitimarlos en un debate parlamentario

No es difícil imaginar que en las conversaciones con su jefe la 'Conchi' le ha coqueteado a la idea de irse y el Presidente le ha insistido en la conveniencia de quedarse. Ya hubo, de hecho, una renuncia de la Ministra, seguida por contundentes declaraciones públicas del Presidente para anunciar su permanencia en el Ministerio de Relaciones Exteriores.

Es entendible que el presidente Uribe quiera mantener a su eficaz colaboradora. Reemplazarla, para él, equivale a hacerles una concesión a sus enemigos. Enviaría el mensaje negativo de que la crisis se está convirtiendo en una bola de nieve. Al afectar a un funcionario de su círculo más íntimo, de paso alimentaría la percepción de que el escándalo de la para-política se aproxima a las puertas del Palacio Presidencial.

Sin embargo, en esta encrucijada compleja lo que le conviene al Presidente no necesariamente es la mejor opción para la Ministra. El ejercicio del alto cargo, en forma paralela al proceso de su hermano y, en general, del proceso 8.000 de los paras, se puede convertir en un calvario. En cada decisión de la Corte y en cada noticia sobre el tema, las miradas van a caer sobre ella. Cualquier pancarta de esas que con frecuencia sacan las ONG se la van a cobrar como pecados suyos.
 
Como bien lo informó la revista SEMANA, en términos protocolarios, en ninguna parte la van a recibir mal. Sin embargo, no todas las relaciones son oficiales y protocolarias. Hay arenas cruciales para la gestión diplomática de Colombia en los próximos meses mucho más complejas y menos protocolarias. El Congreso de Estados Unidos, por ejemplo. Allí los senadores y representantes reciben de sus colaboradores -los famosos staffers- materiales para enterarlos de los datos básicos que deben tratar con sus visitantes. En estos expedientes siempre hay muchos recortes de publicaciones de los medios. Y existen altas posibilidades de que la prensa se ocupe cada vez más de los desarrollos del escándalo de la para-política. Y, eventualmente, sobre la participación en este último de la familia Araújo. Una imagen que puede ser injusta en el caso de la 'Conchi'. Pero desde un punto de vista pragmático, es la peor credencial para una Canciller que tiene la difícil misión de convencer a sus interlocutores de que la Ley de Justicia y Paz, la negociación con las AUC y la no extradición de los jefes paras no son concesiones exageradas para los grupos paramilitares.

El Viaje a Alemania

De hecho, a finales del año pasado se filtró una información en el sentido de que la cancillería de Alemania le había cancelado una reunión a la ministra. El hecho fue noticia de primera plana no sólo en Colombia sino en otros países. Y en todos los rotativos, el inciso era el mismo: “la hermana de un senador investigado por vínculos con paramilitarismo”. La ministra se movió rápido y demostró que la cita estaba vigente y que la cumplió a cabalidad. Sin embargo, la mancha ya había impregnado su agenda. Si esto fue así con una reunión de altísimo nivel cuando su hermano apenas estaba libre como será ahora que está tras las rejas.

La permanencia en el cargo de la Canciller, en síntesis, es buena para el presidente Uribe, regular para la labor diplomática y arriesgada para la carrera política de la 'Conchi'. Es lógico que su cabeza no sea entregada a la oposición. Pero María Consuelo Araújo deberá pensar en serio si vale la pena incurrir en los costos, personal, político e institucional, continuar en el Palacio de San Carlos.

Quienes la conocen de cerca afirman que ella no está aferrada al Ministerio. Está siendo solidaria con el Presidente y tiene la camiseta bien puesta. Aseguran que en el momento en que crea que su gestión les hace algún daño al gobierno o al país, no tendría ningún inconveniente en hacerse a un lado. De hecho, en varias fuentes de Palacio ya se habla de varios cambios de urgencia. Uno de ellos pasa por aceptarle la renuncia, traer en su reemplazo a la embajadora Noemí Sanín y enviar a Madrid al actual ministro de la Protección Social, Diego Palacio. Cierto o no, la información sintetiza el grado de debilidad en que quedó la ministra.