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¿El fin del multilateralismo sin remedio?

Distintas organizaciones internacionales se han dado a la tarea de conseguir que los medicamentos sean cada vez más asequibles y manejen el mismo precio. Pero no ha sido fácil. El coordinador del programa de acción sobre medicamentos de la Organización Mundial de la Salud en Ginebra, Germán Velásquez, habla sobre la lucha emprendida y los logros alcanzados.

Germán Velásquez*
24 de noviembre de 2003

Dos figuras de lo que esta pasando hoy con el medicamento. Estamos en el aeropuerto Charles de Gaulle de París en la sala de espera de un vuelo que va a Nueva York, a mi lado un chica de unos 16 años en jeans, con un morral en la espalda. Ella compró un tiquete charter hace 10 meses, ida y regreso a Nueva York por 450 us. dólares. Al lado de ella hay un joven profesional compró su tiquete hace 6 meses, no pudo tener la tarifa joven porque tiene ya 26 años y obtuvo una tarifa de 650 us. dólares. Mas allá, en la sala de espera, una pareja de recién casados decidieron a ultima hora de ir a pasar la luna de miel a Nueva York. Encontraron un tiquete ida y regreso a 1.200 us dólares cada uno. En una esquina de la sala de espera hay un funcionario de Naciones Unidas, él viaja en clase ejecutiva y la organización pago 3000 us dólares por el tiquete. le ofrecerán un poco de chanpagne, que el no tomara porque tiene que trabajar durante el vuelo. Al final, el gerente general de una multinacional. Él va en primera clase y su compañía pago 6.000 us dólares por su tiquete.

Todos van para Nueva York, todos llegaran a la misma hora, ¿por qué las diferencias de precios?

Lo mismo sucede con los precios de los medicamentos con la diferencia de que si un francés se queda sin conocer Nueva York no le pasara nada, pero si un enfermo de SIDA no tiene acceso a medicamentos morirá en poco tiempo.

Segunda figura. La última novela de Antonio Gala empieza preguntándose "¿Quién es el dueño de una carta: el remitente o el destinatario? o el correo, en su trayecto al menos". De la misma manera podríamos preguntarnos ¿quién es el dueño de un medicamento que puede salvar una vida, el que lo inventó, el paciente que lo necesita o el intermediario que lo compra y lo vende ?

Estos dos anécdotas muestran bien qué es lo que esta pasando con el medicamento en el mundo de hoy. Primero no sabemos cuánto cuesta, segundo no sabemos de quién es.

Las discusiones en la Organización Mundial de Comercio sobre los derechos de propiedad intelectual y las patentes de los medicamentos, los acuerdos de Doha en noviembre del 2001, el fracaso de Cancún este año, hacen pensar que la comunidad internacional ha perdido la conciencia de los problemas de salud que afectan a tres cuartas partes de la población mundial. Cada año mueren en el mundo 42 millones de personas infectadas con el VIH/SIDA. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año mueren 10 millones de niños menores de 5 años. Se calcula que 8 millones de esas muertes podrían evitarse si tuviesen un acceso regular a medicamentos esenciales. Medicamentos que existen y que la sociedad contemporánea tiene claramente la capacidad tecnológica y financiera para producir pero los que los necesitan no tienen el dinero para comprarlos.

La cuestión entonces quién es al final el "dueño" de esos medicamentos que pueden salvar vidas, es cada vez mas de una urgente actualidad.

A nivel internacional el debate de los últimos tres años ha tenido cierto progreso, se ha hablado y reconocido la flexibilidad del acuerdo sobre los ADPIC ( Acuerdo sobre los aspectos de derechos de propiedad intelectual relacionados con el comercio, que impone una protección de patentes para los medicamentos por un periodo de 20 años); la comisión de derechos humanos de naciones unidas a planteado el debate como un problema ético y no como una simple exigencia de un tratado de comercio internacional; algunos hemos empezado a hablar del medicamento como un bien publico. ¿Y será que el derecho al acceso a un bien publico pueda ponerse entre paréntesis durante 20 años antes de se pueda acceder a él?.

Los misioneros que repartían medicamentos gratuitos en los puestos de salud en Africa y en muchos otros países pobres en el siglo XX se han reemplazado ahora por un sistema de MACRO caridad, en el fondo global creado por el secretario general de naciones unidas. pero se trata de caridad, así sea macro-caridad, o mas bien de justicia.

Los avances ciertos del discurso global se ven hoy amenazados por los acuerdos sub regionales y bilaterales de comercio con algunas potencias industriales que parecen, como lo dice el comisario europeo Pascal Lamy, estar dejando a un lado el sistema multilateral para pasar a un sistema bilateral de negociación no siempre equilibrado. Los tres años de avance en la negociación global sobre la protección del acceso a la salud y a los medicamentos pueden derrumbarse en la firma de un tratado bilateral de comercio que contenga clausulas sobre la propiedad intelectual mas estrictas que lo negociado, acordado y aceptado por la comunidad internacional en foros como la Organización Mundial de Comercio (OMC ). Los que teníamos y seguimos teniendo algunas reservas sobre la transparencia y el modo de funcionamiento de la OMC vamos a terminar defendiendo esta organización, pero la verdad es que los países pobres solo podrán lograr una negociación con algún equilibrio, solo si están en grupo y pueden defender sus derechos como bloque. Sobre todo si en ese bloque están países como la China que representa 25 % de la población mundial. No fue este el caso del NO de Cancún, en septiembre de este año, de los 22 países en vías de desarrollo?

Como observadores interesados debíamos preguntarnos hoy cual es el interés de firmar acuerdos bilaterales cuando se han creado instituciones de carácter multilateral para tratar de encontrar acuerdos mas equilibrados. En el campo de la salud y mas específicamente de los medicamentos resulta claro que cualquier tratado de comercio bilateral que contenga restricciones en materia de propiedad intelectual que van mas allá de las exigencias del acuerdo de los ADPIC, lo que se ha llamado "TRIPS-PLUS" o ADPIC - MAS y ahora en algunos casos estamos en ADPIC MAS MAS MAS, serán un retroceso grave en términos de salud publica.

¿De qué vale tener mecanismos jurídicos para proteger la salud, como las licencias obligatorias, las importaciones paralelas etc. acordadas y ratificadas por la comunidad internacional si de un dìa para otro estos derechos "se venden" o mas bien regalan en la firma de un tratado bilateral donde el poder y el espacio de negociación fue casi inexistente ?

¿Se podrá llamar progreso al aumento de las transacciones comerciales internacionales en un mundo donde cada vez mueren mas personas de enfermedades prevenibles o tratables?

Mucho mejor que el comercio de la salud seria un comercio saludable.

* Coordinador del Programa de Acción sobre Medicamentos de la OMS, Ginebra.