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El fiscal general, Mario Iguarán, durante el debate ante el Senado de la República. (Foto: León Darío Peláez- SEMANA)

El Fiscal Mario Iguarán aprovecha el escenario del Congreso para mostrar su nueva faceta de fortaleza

El ímpetu con el que defendió las investigaciones que contra políticos, militares, y gobernadores adelanta el ente acusador, evidencian que el fiscal general Mario Iguarán espantó los fantasmas de debilidad y ahora acusa sin temor a quienes infringen la ley.

Andrea Peña
29 de noviembre de 2006

En el libreto, la plenaria del Senado tendría un punto de atención. La ministra de Relaciones Exteriores, María Consuelo Araújo, debía explicar este miércoles las razones por las cuales el Presidente de la República insistía en la decisión de ratificarla en su cargo, a pesar de que familiares suyos estuvieran seriamente involucrados con paramilitares. Ella se robaría el show.

Representantes del Partido Liberal y del Polo Democtrático tenían listo su libreto para increparla. La canciller haría lo suyo para defenderse. Pero las intervenciones, aunque severas, no fueron tan contundentes como la del fiscal general Mario Iguarán Arana, quien explicó con detalle los aportes del ente acusador en las investigaciones sobre el tema y, de paso, aprovechó para sacarse uno que otro clavo después de las críticas que venía recibiendo en los últimos meses.

Mientras la canciller y los parlamentarios hablaron, el auditorio, como casi siempre, estuvo inquieto y en varias oportunidades se tuvo que recurrir a la moción de orden. Sin embargo, cuando Iguarán lo hizo, el recinto quedó mudo. Definitivamente, quien hablaba en el atril no era el mismo fiscal tímido que el pasado mes de septiembre, lleno de vergüenza, le pidió excusas al país por el caso de Armando Martí.
 
Por primera vez, hablaban el furor y las pruebas contundentes en un tono de voz que pocas veces se le había visto al fiscal. Era un Iguarán exhibiendo una inédita faceta de fortaleza y de sólida defensa del imperio de la Ley.  Y aunque si se mira con lupa, muchas de las decisiones que ha tomado en este 2006, su presentanción de este miércoles 29 tuvo un sello de carácter poco visto por el gran público.

Tras abandonar el viceministerio de Justicia para reemplazar a Luis Camilo Osorio, Iguarán había tenido que demostrar que no era el fiscal de bolsillo del presidente Álvaro Uribe. La tarea no había sido fácil y las presiones, seguramente, no han desaparecido.

El primer gran caso que tuvo que atender este año fue el de las torturas en el Ejército, donde se comprobó que unos 21 soldados del batallón Patriotas ubicado en Piedras, Tolima, fueron excesivamente maltratados por sus superiores. Hoy la Fiscalía avanza rápidamente en la ampliación de las indagatorias de cada uno de los afectados y revisa el proceso disciplinario en curso.

A los dos meses se destapó el escándalo del director del DAS Jorge Noguera y sus vínculos con las AUC en la campaña presidencial de 2002, la infiltración de paramilitares en el organismo y los beneficios inexplicables a narcotraficantes. La Fiscalía ha practicado varias pruebas sobre el caso y ha recibido incluso la versión de 'Jorge 40', ex jefe del Bloque Norte, quien colaboró con la causa de Noguera, tal como lo demuestra su computador, incautado en un operativo contra uno de sus ayudantes.

Este último aparato también ha sido un desafío para los investigadores de la Fiscalía. En él se encontraron listas precisas de asesinatos ordenados por los ‘paras’; los nombres de congresistas, gobernadores y políticos que apoyaron a las AUC y datos que coinciden con las declaraciones de Rafael García, el ex jefe de informática del DAS, capturado el año pasado y quien no ha dejado títere con cabeza en el polémico escándalo de la ‘para-política’.

Cuando el fiscal en su intervención en el Senado tuvo la oportunidad de hablar sobre el caso, le respondió a quienes han cuestionado la veracidad del testimonio de García. Por eso, no dudó en decir que “la Fiscalía se mueve no de acuerdo con lo que señale el entorno social y político, sino por lo que señale el proceso”  y, por tal razón, no descalifican versiones como las de este hombre que, en muchas oportunidades, ha coincidido con información que han revelado otras fuentes. El eco del espaldarazo al testimonio de García por parte del Fiscal resonó en todo el recinto.

Con todas estas decisiones, el alboroto por la aparición en septiembre del mentalista Armando Martí, quien manejaba información privilegiada y de extrema reserva de la Fiscalía, se desvaneció por completo. Atrás quedó la renuncia del vicefiscal Jorge Otálora, los cambios en la cúpula del organismo y la salida de allí de Martí.

Incluso la pérdida en las oficinas del CTI de un computador donde se guardaba información sobre el clan de los Grajales, familia tradicional del Valle que se dedicada al lavado de dinero, ya no es un problema para el fiscal. Según él, existía un ‘back up’ de esa información y que, por tal razón, no se había perdido nada.

El debate

Esta lista de ‘logros parciales’ fue la carta de presentación que Iguarán llevó al Legislativo. Aunque le habló a varios de sus amigos congresistas que lo apoyaron mientras trabajó con Sabas Pretelt en el Gobierno, les advirtió que su único fin era cumplir con su trabajo. “Tengo que decirles la verdad sin ocultar nada, sin titubear, y por eso tengo que decirle a usted, doctor De la Espriella, (el senador que se reconoció haber asistido en 2001 a una reunión secreta con los ‘paras’) que hoy mismo di traslado a la Corte de unos cheques del señor Micky Ramírez a usted”, dijo enérgicamente Iguarán.

Ramírez, uno de los miembros más antiguos del Cartel de Medellín que hoy se encuentra recluido en la cárcel de máxima seguridad de Cómbita, al parecer realizó algunas transacciones con el senador cordobés. Pero De la Espriella, cuando intervino ante el recinto, aseguró que dicha operación la hizo cuando Ramírez no tenía cuentas pendientes con la justicia y que, incluso, la transferencia había sido anulada. Sin embargo, el señalamiento a un congresista en su escenario natural fue la ratificación de que Iguarán ahora viene con todo. 

En el mismo tono se defendió de las otras críticas que varios sectores han hecho a su labor. Aseguró que ‘La Gata’, la reina del chance en la Costa señalada por lavado de activos, fue trasladada de Bogotá a la cárcel de Santa Marta por un dictamen de Medicina Legal y no por complacencia de la Fiscalía.
 
También habló del ex embajador de Colombia en Chile, Salvador Arana, al señalarlo como un criminal; de la sorpresa que le causó la presencia del senador Álvaro Araujo cuando llegó con la canciller (su hermana) a su despacho; de que este destape que vive el país no sólo se limita a la Costa sino a Meta y Casanare -igual tildó de criminales a los políticos responsables-, entre otros hechos. Es decir, aprovechó el espacio para hacer un balance de su gestión y enviar el mensaje de que él ahora es el hombre que se necesita al frente del ente acusador en semejante crisis. ¿Fue un hecho coyuntural o así será el resto de su gestión? El tiempo lo dirá. Lo cierto es que tomó el papel principal en un libreto en el que se suponía iba a actuar apenas en un rol secundario.

Y el epílogo de su intervención no podía ser menos contundente y hasta poético cuando habló de la famosa ley de punto final que buscaría cerrar el capítulo de los delitos cometidos por quienes tuvieron nexos con los ‘paras’. “No hay punto final para la Fiscalía, porque la labor de la Fiscalía es buscar la verdad. No hay punto final para la Fiscalía, porque la verdad no admite final”.