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Sebastián junto a su padre recuperándose. Fotografía cortesía de El País.

Salud

El milagro de Sebastián

Niño caucano sometido a coma inducido en el Hospital Universitario del Valle, tras síntomas de rabia, no estaba infectado con el mortal virus.

18 de abril de 2008

Desde hace diez días los medios nacionales y todo el país no descuidan a Sebastián González, un pequeño de 11 años nacido y criado en el municipio de Santander de Quilichao, al norte del Cauca. Sebastián hace parte de la media docena de niños del Instituto Técnico de esa localidad que fueron atacados o tuvieron contacto con el gato que desató una peste de rabia a mediados de febrero y desencadenó la muerte a dos menores.

Sebastián ingresó al Hospital Universitario del Valle, HUV en Cali, el 28 de marzo con varios síntomas de la mortal enfermedad producida por un virus que ataca el sistema nervioso central. Dos días antes de llegar al HUV los médicos ya habían declarado la muerte de su compañero de colegio Walter Steven Franco y seis días después debió enfrentar otro deceso, el de Andrés Felipe Correa; ambos fallecieron por causa de la rabia.

Ante fatales desenlaces, los especialistas que atendían a Sebastián hurgaron medidas desesperadas por salvar al pequeño; por ello, después de varios comités de evaluación y pedir autorización a los padres, la infectóloga Yolanda Caicedo decidió aplicarle el protocolo de Milwaukee, que consiste en una serie de pasos médicos para atender a pacientes contagiados con el virus de rabia.

“Tras consultar expertos y mucha literatura sobre el tema, procedimos a inducirlo a un estado de coma para disminuir toda actividad metabólica”, explicó a SEMANA la infectóloga. El protocolo de Milwaukee es un procedimiento que nació en 2005 en esa ciudad de Estados Unidos, donde por primera vez se logró salvar la vida de una mujer contagiada con la enfermedad que cada año causa la muerte a miles de personas en el mundo.

En Colombia la rabia cobró la vida de 26 seres humanos en los últimos ocho años. Aunque hoy se vive una ola de rabia en el sur occidente del país; por ejemplo, en Cartago, Valle, están en observación otras seis personas que tuvieron contacto con un murciélago que tenía el virus. También hay alertas en Tumaco, Nariño.

Pero el interés de la prensa y el mundo médico se intensificó esta semana cuando Sebastián retornó de su estado de coma y ´milagrosamente´ saludable. El alboroto no era para menos, ya que el menor se convertía en el segundo ser humano que se salva de morir tras contraer el virus de la rabia.

Pese a la euforia, tanto la doctora Caicedo como Pío López, jefe de la sala de infectología del HUV, guardaron cordura e insistieron en esperar la confirmación de las pruebas de laboratorio que certifiquen que el niño estaba contagiado con el virus. Esa prudencia tenía razones, ya que en efecto, ayer funcionarios del Instituto Nacional de Salud, INS, confirmaron a esta revista que tanto las pruebas con muestras de cuero cabelludo y líquido cefalorraquídeo de Sebastián, realizadas en laboratorios de Brasil y Colombia, arrojaron resultados negativos. Es decir, el niño no estuvo contagiado con el virus de la rabia.

Según expertos, la contundencia de los resultados del líquido cefalorraquídeo es incontrovertible, ya que el mecanismo lo que hace es buscar rastros de anticuerpos que el ser humano desarrolla ante la presencia del virus de la rabia. Sebastián no tenía dichos anticuerpos.

Ahora esos resultados ponen en jaque la conducta que hasta hace un par de días era justamente materia de orgullo para el cuerpo médico del HUV, tras actuar con celeridad frente al caso. Por fortuna, en esta ocasión el menor al parecer no presenta secuelas propias de pacientes en estados de coma. El padre del pequeño reconoce que de saber que su hijo no tenía el virus de la rabia, “Obviamente no hubiera permitido que lo indujeran al estado de coma” , confesó a SEMANA.

Pero cuestionar la conducta de los médicos frente al caso de Sebastián no es la mejor solución ya que se trata de un dilema; lo que sí preocupa, es que en materia de rabia, Colombia y el mundo siguen esperando un milagro.