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Nicolas Sarkozy, de Francia; Hugo Chávez, de Venezuela; y Álvaro Uribe Vélez, de Colombia.

Búsqueda de la paz

El presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, apoya a Chávez en la búsqueda de un intercambio humanitario con las Farc

El presidente Álvaro Uribe anunció que también conversó con su colega galo. Gran expectativa en Colombia por la visita -este viernes- de Hugo Chávez a Bogotá. El encuentro, que durará seis horas, será en la Hacienda de Hatogrande.

30 de agosto de 2007

En la búsqueda de un intercambio humanitario entre el gobierno y las Farc, ahora juegan un papel protagónico dos Jefes de Estado: Nicolas Sarkozy, de Francia; y Hugo Chávez, de Venezuela. El primero llamó a su colega colombiano, Álvaro Uribe Vélez, en la mañana de este jueves mientras que el segundo arribará este viernes a Bogotá.

El presidente de Francia Nicolas Sarkozy expresó el jueves su apoyo a su homólogo venezolano Hugo Chávez por sus intentos de lograr la libertad de la dirigente política colombo-francesa Ingrid Betancourt y otros rehenes en poder de rebeldes colombianos.
Sarkozy llamó a Chávez, quien ha asumido el papel de mediador en el impasse entre el gobierno de Bogotá y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, para decir que deseaba unirse a los esfuerzos del presidente Álvaro Uribe.

Sarkozy y Chávez acordaron durante la conversación “mantenerse en el más estrecho contacto posible”, según David Martinon, vocero del líder francés. El presidente de Francia ofreció “su pleno apoyo” a la iniciativa de Chávez, dijo Martinon.

Luego Sarkozy llamó a Uribe. Los dos presidentes conversaron este jueves, vía telefónica, hacia las 11 de la mañana. La comunicación telefónica la recibió el Jefe de Estado colombiano mientras se encontraba en el Centro de Convenciones de la Ciudad Heroica, antes de intervenir en este evento que reúne a representantes de la Federación Colombiana de Comerciantes. Los presidentes dialogaron por espacio de 12 minutos.

Sarkozy pensaba hablar con Uribe en las próximas horas del jueves, dijo Martinon. Chávez viajará a Colombia el viernes para discutir cómo podría facilitar el intercambio de rehenes por rebeldes encarcelados.

Betancourt, ex candidata presidencial en Colombia, fue secuestrada en el 2002 mientras realizaba una campaña política en el sur de su país.

Sarkozy, que asumió el cargo en mayo, ha convertido la liberación de Betancourt en una de sus prioridades en política exterior.

Entre tanto, aumenta la expectativa por la visita de Chávez. El presidente de la República Bolivariana de Venezuela visitará Bogotá, entre las 9:00 de la mañana y las 3:00 de la tarde, aproximadamente. El encuentro con Uribe será en la Hacienda Presidencial de Hatogrande.

 
Gran expectativa
 
La expectativa es grande. Por su poder específico, por su personalidad arrolladora y porque, al fin y al cabo, los familiares de los secuestrados por las Farc se aferran a cualquier persona que les dé esperanza, la llegada del presidente venezolano, Hugo Chávez, alimenta una ilusión sin antecedentes recientes.

Chávez asume un arriesgado papel como mediador en el prolongado cautiverio de rehenes en poder de la guerrilla de las Farc, incursionando de lleno en el conflicto armado colombiano y provocando una ola de optimismo entre los familiares de las docenas de rehenes.

Con una invitación del presidente Álvaro Uribe, Chávez viajará a la capital colombiana este viernes para dialogar sobre cómo facilitar el canje de rehenes por guerrilleros encarcelados.

“Ojalá pudiéramos lograr que estas personas vuelvan sanos y salvas a sus hogares y se cumpla el acuerdo humanitario”, dijo Chávez la semana pasada en Caracas después de reunirse con varios familiares de los secuestrados.

En este complejo conflicto, Chávez ya recibió un revés cuando las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) rechazaron su primera propuesta concreta: que el canje fuera en Venezuela.

El presidente venezolano, quien ataca al gobierno estadounidense y a sus opositores con discursos incendiarios, rara vez intervino de manera tan directa en los asuntos internos de otro país, especialmente Colombia, con el que intenta mantener relaciones cordiales, a pesar de que Uribe es el principal aliado de Washington en la región.

El deleite de Chávez
 
En esta ocasión, Chávez parece deleitarse ante su posible protagonismo como mediador, pues si tiene éxito, su reputación e influencia regionales se fortalecerían.

Aunque el gobierno y las Farc concuerdan en la necesidad de un intercambio de centenares de guerrilleros presos por 45 secuestrados, incluyendo a la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt –quien tiene ciudadanía francesa y colombiana y que fue secuestrada durante su campaña en 2002–, a las partes las separa un abismo de enemistad y los detalles de la negociación.

El mayor obstáculo es la exigencia de las Farc, la guerrilla más grande de Latinoamérica, de desmilitarizar por 45 días una zona del tamaño de la ciudad de Nueva York, en el suroeste del país.

El grupo guerrillero argumenta que necesita que dos municipios sean despejados de tropas para garantizar la seguridad de los rehenes y sus combatientes durante el canje.

Uribe rechaza cualquier concesión territorial aduciendo que la última vez que Colombia ofreció una zona desmilitarizada, las Farc la utilizaron para fortalecerse y hasta construir pistas de avión para enviar cargamentos de cocaína.

La insistencia de las Farc
 
El portavoz de las Farc, Raúl Reyes, dijo en una entrevista con el periódico Clarín de Argentina, que “nosotros lo que seguimos solicitando es la desmilitarización de Pradera y Florida y le pediríamos al presidente Chávez que, dado su peso político, contribuya para que se logre ese despeje”.

Otro obstáculo es que la guerrilla exige que dos rebeldes que pagan condenas en cárceles de Estados Unidos sean parte del intercambio, pero la única manera que Ricardo Palmera, conocido como ‘Simón Trinidad’, y Nayibe ‘Sonia’ Rojas, puedan ser liberados es mediante un indulto del presidente estadounidense George W. Bush.

Otro tema es el destino de los guerrilleros si son puestos en libertad. Las Farc insisten en que deben regresar a sus filas, mientras que el gobierno exige que vayan al extranjero o se desmovilicen, lo que implica someterse a controles de las autoridades.

A pesar de estos obstáculos, los familiares tienen nuevas esperanzas.
Yolanda Pulecio, madre de Ingrid Betancourt, dijo que se siente optimista de que Chávez pueda ayudar a avanzar en el proceso gracias al respeto que tiene entre los grupos insurgentes en Latinoamérica.

La clave posiblemente será qué tanto harían las Farc por Chávez. El grupo insurgente expresa una afinidad ideológica con el Presidente venezolano, inclusive denominándose como una guerrilla “bolivariana”, al igual que Chávez ha inspirado su movimiento socialista en el prócer independentista Simón Bolívar.

“La guerrilla de las Farc que yo conocí ve en el presidente Chávez de Venezuela a un líder ideológico”, dijo Fernando Araújo, el canciller colombiano quien estuvo secuestrado por las Farc durante seis años antes de escaparse en diciembre de 2006.

“Permanentemente estudian la biografía de Chávez, ven documentales de Chávez en la televisión, y hay un sentimiento de excitación en los guerrilleros cuando oyen que Chávez está hablando por radio”, declaró en marzo el canciller.

Chávez rechaza cualquier vínculo con los guerrilleros, pero consideró que sus oponentes intentarán retratarlo falsamente como su colaborador.

“Eso no me importa a mí, lo que uno quiere es ser útil, ojalá lo logremos, un acuerdo para un canje humanitario no ha sido posible en años”, dijo el Presidente venezolano.

Las primeras peticiones
 
Chávez no es el primer dignatario extranjero que intenta acercar a estos dos enemigos para lograr un acuerdo. España, Suiza y Francia conforman un grupo de “países amigos”, cuyos esfuerzos han resultado estériles.

Chávez ha pedido que ambas partes sean flexibles y “cedan un poquito”.

También dijo que espera que “que cada señal sea un paso más en ese desatrancar el juego y que no nos cerremos en posiciones que ya han generado el fracaso de muchos otros intentos de facilitación”.

¿Quién gana, quién pierde?

Para algunos analistas, sin embargo, que prefieren mantener su nombre en reserva, en esta historia, sin embargo, cada uno de los protagonistas representa un papel del que pueden sacar dividendos políticos, incluso, si al final, no se produzca el intercambio.

¿Por qué este resultado tan sorprendente para estos analistas? En su concepto, el presidente Chávez gana por punta y punta. Si logra la libertad de los secuestrados, queda como el gran líder pacifista internacional que ayudó a su colega de Colombia a salir de la crisis humanitaria más grave de su gobierno y si no lo logra queda demostrado que no es tan cercano a las Farc. Ambas situaciones oxigenan los turbulentos escándalos en los que anda metido en los últimos días.

Y, ¿qué pasa con el presidente Álvaro Uribe? Gana porque se muestra como el estadista que busca salidas que seguramente no se logrará porque él, en el fondo, sabe que las Farc son intransigentes en su exigencia del despeje de Florida y Pradera y que no la van a cambiar ni siquiera ante los buenos oficios de la senadora Piedad Córdoba y el presidente Chávez. “En otras palabras, les entregó el cofre con el tesoro pero le echó seguro y se guardó la llave”.

Gana Piedad Córdoba porque tiene una de las imágenes negativas más altas. Cualquier cosa positiva que haga beneficiará su deteriorada imagen.

Incluso ganan las Farc. ¿Por qué? Es claro que para las Farc la libertad de los guerrilleros presos no es una prioridad, toda persona que toma el camino de las armas lo hace a conciencia de que puede caer muerto o ser capturado y cualquiera de las dos es responsabilidad de cada cual, además después de tantos años en las cárceles muchas veces ni quieren regresar a combatir ni son bien recibidos en las filas puesto que desconfían de ellos. Por el otro lado es evidente que los secuestrados políticos se han convertido en la mejor campaña publicitaria de las Farc, gracias a ellos se mantienen en los medios y son de interés para las comunidades nacional e internacional. Solo entregarán su botín político a cambio de algo que para ellos sea realmente importante. El despeje de Florida y Pradera es una estrategia militar frente a la que ni el gobierno nacional ni las Farc están dispuestos a ceder.

Y, al final, si las cosas no se dan, los únicos que perderán de nuevo serán los familiares, quienes seguirán soportando este terrible drama. Ojalá, en esta ocasión, estos pronósticos tan pesimistas no se cumplan y Chávez, Uribe, Piedad y las Farc encuentren una salida. En ese caso, todos ganarían por igual.

Con información de AP