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"El problema de migraciones no se va a detener cuando cese la lucha armada"

Brunson McKinsley, director de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), estuvo por primera vez en Colombia. En charla con Semana, se refirió a su experiencia en conflictos como los de Afganistán, Timor Oriental y Kosovo; y estableció relaciones reveladoras entre estos casos y el conflicto colombiano.

Natalia Carrizosa *
26 de agosto de 2002

Semana: ¿Cuál es el propósito de su visita a Colombia?

Brunson McKinsley: En Colombia Nosotros tenemos muchos programas exitosos con los desplazados y con el proceso de paz y yo quería visitar a nuestra gente y ver con mis propios ojos cuáles son las cosas que hacemos acá. Colombia es un programa muy importante para la OIM.

También tuve la suerte de que algunos de los líderes políticos del país estaban disponibles y, muy amablemente, aceptaron verme. Me reuní con el Presidente Uribe Vélez, con el vicepresidente Francisco Santos, y con la ministra de relaciones exteriores, Carolina Barco. Con todos estos personajes políticos de tan alto nivel hemos hablado de las necesidad de darle un adecuado manejo a los programas de migración.

S.: ¿De qué habló con el presidente Alvaro Uribe?

B.M.: Le transmití los mejores deseos de nuestra comunidad para la tarea que está enfrentando y le ofrecí toda la ayuda que mi organización pueda darle a los colombianos, para alcanzar los objetivos esperados. El compromiso de la OIM y las necesidades de Colombia van más allá del problema inmediato de los desplazados, por eso estoy dispuesto a ver cómo puedo ayudar a la estabilización y la integración, en el desarrollo económico y el manejo de las migraciones. Porque el problema de migraciones no se va a detener cuando cese la lucha armada. Habrá muchas personas que no podrán o no querrán regresar a sus lugares de origen. Habrá más personas que se sentirán bajo presiones específicas para querer migrar a otros países a encontrar estabilidad. Hay muchas fuerzas económicas importantes que dentro del continente americano y el mundo están trabajando, que jalan y empujan a la gente con el resultado de que muchos tratan de emigrar, a veces legalmente a veces no.

Pero todo esto debe estar enmarcado dentro de un sistema mejor manejado. Que esté enfocado en América- centro, norte y sur- y también que tenga una dimensión más global. Hay colombianos en todo el mundo. Tenemos que buscar una forma para administrar mejor estas migraciones. Es importante para nosotros y creo que podemos ayudar a Colombia, así como tratamos de ayudar a Ecuador, a Venezuela y a los demás países andinos, y a los países de América Latina en su conjunto para establecer unas políticas buenas y un ejercicio de éstas que sea satisfactorio.

S.:¿Qué impresión le dejó su visita a Barrancabermeja?

B.M.: Fue muy interesante. Como es conocido, Barrancabermeja ha sido una zona de conflicto que ha dejado muchos desplazados y ha habido un impacto social muy grande en la población. Me gustó ver el trabajo que estamos haciendo con las autoridades locales, con las ONG asociadas a nosotros, con la iglesia, con la organización femenina popular y con otros. Por ejemplo, estamos otorgando créditos para micro empresas y pequeños negocios. Así le damos a los desplazados y a sus familias alguna forma de ganar dinero, de ser un poquito más autónomos a pesar de las dificultades que enfrentan.

S.:¿Qué ha hecho la OIM en Afganistán desde que los Estados Unidos le declaró la guerra al terrorismo?

B.M.: Hemos hecho mucho. Afganistán es otra operación importante para nosotros. De hecho, habíamos empezado mucho antes del 11 de septiembre pasado. La crisis de Afganistán viene desde hace más de 20 años, empezó en 1974 más o menos con la revolución, el derrocamiento del rey, la guerra con la Unión Soviética, la guerra civil, etc. Esta generación de lucha ha producido una gran cantidad de refugiados y de personas desplazadas dentro de las fronteras del país. La OIM ha trabajado en Afganistán durante aproximadamente 10 años.

Las primeras ayudas se dirigían a los refugiados que querían volver a Afganistán porque a pesar de todos los problemas de ese país, siempre hubo afganos que querían volver a casa. Eran campesinos, agricultores, gente de la ciudad que quería regresar.

Es irónico, pero durante el periodo de los Talibán hubo una gran cantidad de personas que volvieron, y no porque la gente quisiera a los Talibán. En realidad no los querían, el sistema de los Talibán no era particularmente aceptable para la gente, pero por lo menos durante algunos años la mayoría del país estaba en paz. Los Talibán controlaban el 90 por ciento del país e impusieron una especie de ley y orden, un sistema organizado que los afganos no querían mucho, sobretodo las mujeres, pero era una especie de paz que hizo que la gente quisiera volver a casa.

Ahora, después del 11 de septiembre y cuando inició la guerra, en noviembre del año pasado, la situación cambió de forma radical. Las fuerzas opositoras, la "Alianza del Norte", luchó contra los Talibán y arrasó todo el país ayudada por fuerzas exteriores. Esto le abrió la puerta al regreso de los afganos. Por ello estamos trabajando en el regreso a casa de los refugiados y un número bastante grande de ex refugiados está volviendo. Pero aún así, esto va a tomar años porque había más de 4 millones de refugiados en Pakistán, en Irán y en países de Asia Central. El país no está en condiciones de absorber a tanta gente que vuelve, yo creo que tomará unos cinco años.

Muchas personas que no eran refugiados, porque no habían salido del país, se desplazaron dentro de las fronteras. Hemos ayudado a estas personas, que no le estaban huyendo a la guerra sino a la sequía, que es mucho más grave. Muchos de los agricultores que había soportado la lucha tuvieron que rendirse porque sus animales se murieron, las cosechas no salieron, y no lograban sobrevivir. Por eso llegaron a los campos. Nosotros les dimos abrigo y alimentación. Ahora muchos de ellos están regresando a sus tierras aunque la sequía aún no ha terminado.

Además de estos programas por la gente necesitada, tenemos dos o tres programas interesantes en Afganistán que también tienen cierto paralelo con Colombia. Estamos intentando fomentar el hecho de que los afganos educados vuelvan de Norteamérica, de Europa, de los lugares en donde han vivido los últimos 10 o 15 años y que puedan ayudar a reconstruir su país. Porque es triste que durante la larga guerra, gran parte de las personas perteneciente a la clase educada se fueron y les fue muy bien afuera. Pero muchas de estas personas, debido a motivaciones patrióticas, a que tenían unos vínculos muy estrechos con el nuevo sistema imperante en Afganistán, están deseosos de volver. Sin embargo necesitan ayuda, necesitan encontrar trabajo y casa. Y nosotros tenemos un programa muy interesante, lo llamamos "Regreso de Afganos calificados". La idea es que regresen las personas que tienen las capacidades y los conocimientos que ayudarán a reconstruir nuevamente a Afganistán. Médicos, administradores, contadores, ingenieros, la gente graduada con experiencia y conocimiento que ayudará a reconstruir un Afganistán más moderno.

También tenemos unos programas para el desarrollo comunitario y estos se parecen mucho a ciertos programas que hay aquí en Colombia. Les pedimos a las comunidades que nos digan cuáles son sus necesidades para que su vida mejore y para que sea posible que la gente regrese. Por ejemplo hacer unos posos dentro del programa de aguas, tal vez construir una nueva escuela, unos puentes.

También estamos analizando de forma muy seria la desmovilización. Afganistán, como Colombia, está llena de personas armadas luchando. Hay diferentes líderes regionales, a los que llaman "señores de guerra", también hay comandantes regionales, que luchan basados en razones étnicas. Está el ejército pero ellos también tienen su propio ejército. En resumen, mucha gente armada. El gobierno central está tratando de establecer una fuerza nacional, pero es muy difícil, unir todas estas fuerzas regionales desarmar y desmovilizar el país y hacer algo con esta gente porque la mayoría no tiene educación, no tiene un oficio ni un entrenamiento profesional, así que trabajar con esta población tanto en Afganistán como en Colombia es un trabajo muy duro. Tenemos que ayudarlos a iniciar una nueva vida como civiles, excombatientes.

S.:¿Podría hablarnos un poco de la experiencia de la OIM en otros conflictos que podrían tener relaciones con el conflicto colombiano como los de Timor Oriental o Kosovo?

B.M.: En toda situación de conflicto o de postconflicto encontramos similitudes pero también diferencias. Un elemento en común fue la mejoría de la infraestructura comunitaria y el hecho de traer a la gente. La desmovilización también es un elemento común, porque cuando hay una guerra civil hay demasiadas personas armadas que necesitan asistencia. Eso era ciertamente la verdad en Kosovo donde teníamos lo que se llamaba UCK o ELK. Eran las fuerzas de guerrilla que tenían bases en Albania y en la provincia de Kosovo. Entonces cuando terminó la guerra mucha gente necesitaba empezar su vida nuevamente y los invitamos a venir, los entrevistamos, hicimos archivos con estas personas, les hablamos les dimos asistencia y si habían tenido entrenamiento en alguna profesión los ayudábamos a encontrar un trabajo. Si no tenían ningún entrenamiento pues les ofrecíamos programas de capacitación como mecánicos, panaderos?en fin, para tratar de que encontraran una ocupación en la vida civil. Un pequeño grupo de los excombatientes anteriores se convirtió en una fuerza de seguridad civil. ¿Y qué es esto? Básicamente es una fuerza que ayuda con estados de emergencia, con terremotos, incendios, inundaciones.

Eso funcionó bastante bien, si bien en cuanto a Kosovo. ¿Que sucederá con otras pequeñas provincias de la antigua Yugoslavia?. ¿Qué va a pasar con ellas? Querrán volver a participar en la república federal? O sea, Kosovo es un ejemplo. ¿Ellos querrán reunirse con Abania? Tal vez sí. Pero también hay problemas porque Kosovo es una provincia mucho más rica y desarrollada que Albania. ¿Se volverá un país independiente como por ejemplo Mónaco o Andorra o san Marino?? Bueno, no es muy probable.

Pero cuando hablamos de pequeños países, porque Timor Oriental es un país muy pequeño que ahora tuvo un referendo para volverse independiente, nuevamente tenemos el mismo tipo de programas con las autoridades de los que hemos hablado. En Timor Oriental las fuerzas guerrilleras se llamaban Falintín. Ellos también fueron desmovilizados, entregaron sus armas, les estamos dando capacitación y ayuda para que vuelvan a trabajar. Timor Oriental tal vez se parece más a Afganistán porque tiene muy poca infraestructura para iniciar una vida como nación. La mayoría de las personas educadas se fueron a países de habla portuguesa, muchos en Portugal, otros en Maicao, la colonia portuguesa en China, otros fueron a Australia porque era un país muy grande que daba mucha calidad.

Estamos tratando de lograr que esas personas vuelvan a su país par ayudar a construirlo pero creo que tanto en Timor Oriental y en Afganistán la comunidad internacional deberá permanecer por un tiempo para ayudarlos en la infancia de estos nuevos gobiernos.

S.:¿Cómo ve el caso de Colombia?

B.M.: Colombia es un caso muy diferente. Es un país grande, fuerte, con una buena economía con un nivel de educación muy bueno, tiene muchas ventajas. Creo por lo tanto que si en Colombia se pudiera detener la guerra, si la producción de cocaína pudiera ser reemplazada por otros cultivos, Colombia será un país que volverá a lo que era anteriormente, un país próspero y exitoso. Pero aún como nación próspera y exitosa tendrá problemas en cuanto a las migraciones.

Hemos hablado sobre todo de los países con problemas, con luchas internas, con guerras civiles, países que necesitan asistencia exterior. Pero aún los demás países que no han pasado por esas situaciones de emergencias también tienen que enfrentarse a unos problemas de migraciones fuertes e importantes. Se trata de asuntos económicos, sociales, de desarrollo y el problema de las relaciones internacionales. Porque todo esto afecta las relaciones entre las naciones. Y yo creo que en el futuro próximo Colombia tendrá que trabajar muchísimo con las comunidades de colombianos que ya están en el exterior. Estamos hablando de entre uno y dos millones de colombianos que ya viven en el exterior. ¿Cómo utilizar a esa población para el bien de Colombia? ¿Cómo atraer a algunas de estas personas para que regresen, cómo manejar el asunto de los envíos de dinero, las remesas?. Es un asunto muy importante, no sólo para Colombia sino para San Salvador, Ecuador, Argentina, Egipto, Túnez?.Todos esos países que tienen muchos de sus ciudadanos viviendo afuera, saber cómo esas remesas pueden ser utilizadas.

Luego también hay que pensar en cómo regularizar el flujo de migraciones para que la gente pueda irse, conseguir dinero, enviar dinero a casa y después volver legalmente, con documentos con el respeto de sus derechos y sin tener que sostener vínculos con los traficantes. Y me refiero a los traficantes de personas, aunque Colombia tiene un problema ciertamente con los narcotraficantes, como Afganistán. Aquí es cocaína allá es opio, pero en todo el mundo hay personas que están en este negocio de tráfico de seres humanos y ese es un problema que existe desde hace mucho tiempo y no desaparecerá aunque la producción de cocaína pudiera ser detenida.

Lo vemos en todas partes. Lo vemos en Rusia. Las mujeres rusas, sobre todo, son sometidas a un tráficos en Europa Oriental y en el medio Oriente para prostitución. A veces para servicio doméstico, a veces para que trabajen en unas fábricas en donde son obligadas a aceptar unas condiciones muy difíciles.

Mientras que la gente no pueda viajar legalmente a otro país por motivo de trabajo, siempre habrá un mercado para este tráfico ilegal y esto enriquecerá a estas personas. Y esta es una de las formas principales en las que los derechos de estos inmigrantes son absolutamente pisoteados y a veces son maltratados. O sea, tenemos que trabajar durante mucho tiempo en estos temas y creo que la asociación de la OIM con Colombia es muy buena. Estoy favorablemente impresionado por la calidad del nivel de los debates que tuvimos con el gobierno nacional, con las autoridades locales, con las ONG, con los representantes de la iglesia y creo que hay un capital humano muy grande. Hay mucho talento en este país que nos permitirá hacerles frente a estos problemas. Y creo que nuestra presencia aquí, nuestra asociación con Colombia, tiene un porvenir seguro.

* Periodista internacional en SEMANA