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El Referendo del Presidente Uribe Trascendencia - Proyecciones

Humberto de la Calle*
27 de julio de 2003

El referendo promovido por el Presidente y convocado mediante ley del Congreso es un paso adelante en el difícil proceso de desarrollo político en Colombia. Contiene iniciativas contra la corrupción, nuevos mecanismos de transparencia y normas para mejorar la política y reagrupar los partidos, sumidos en una inverosímil crisis de dispersión.

En otro capítulo, el referendo busca, conjuntamente con otros instrumentos, sanear las finanzas públicas e intensificar la política social en campos estratégicos como la educación, la nutrición de los pobres y el saneamiento básico.

Una respuesta afirmativa a las preguntas del referendo es importante. Pero, además, lograr que se pongan en práctica muchos mecanismos de participación democrática previstos desde 1991 será un hecho histórico trascendental en una sociedad tan egoísta como la nuestra, donde la gente no acude siquiera a las asambleas de copropietarios del conjunto residencial donde viven, la participación es un ejercicio cívico de primera línea, una forma de generar el tejido social solidario que tanto necesitamos.

Por eso queremos la muerte civil a los corruptos, la extinción del carrusel de suplencias que les ha permitido a muchas personas no elegidas ocupar sillas en el Congreso para jubilarse, hacer más drástica la prohibición de los auxilios parlamentarios y ampliar las causales de pérdida de la investidura.

También aspiramos a que sea realidad el voto público para ver si los elegidos cumplen sus promesas de campaña, la discusión abierta y participativa del presupuesto y la eliminación de funciones administrativas en el Congreso que tanto daño le hacen a esta institución debido a los constantes escándalos.

Hay que acabar también con tanto gasto inútil en burocracia. Muchas veces las contralorías locales se convierten en nidos de ineficiencia y fortines burocráticos. Las regalías hay que reorientarlas para que le sirvan a la educación y a la salud. Sin ahorro en la hacienda pública, la economía no podrá reponerse del todo.

El llamado es a participar. Si al lector no le gustan algunos de estos puntos, o inclusive si no le llama la atención ninguno de ellos, pues debe ir y votar NO.

Pero no hay que quedarse en la casa el 25 de octubre, día del referendo.

Es preferible encender una vela que quejarse de las tinieblas, dijo un sabio filósofo.

El 25 hay que encender la vela de la participación.



*Ex ministro del Interior