Home

On Line

Artículo

El vía crucis de Botero

A pesar de que su inocencia está hoy completamente comprobada, Santiago Botero, el mejor ciclista colombiano de su generación, fue suspendido por dopaje durante seis meses en 1999. Su caso es un ejemplo de las zonas grises de los controles antidopaje.

5 de septiembre de 2004

En 1999 Santiago Botero se preparaba para correr la Vuelta a España. "Estaba en la mejor forma de mi vida", aseguró en el libro 'Reyes de las Montañas'. Faltando apenas 10 horas para el inicio de la competencia el ciclista colombiano fue retirado por su equipo de ese entonces, el Kelme español, debido a las presiones de la Unión Ciclística Internacional (UCI), que les insinuó a los directivos que los otros equipos no verían con buenos ojos los altos niveles de testosterona del ciclista paisa.

La historia venía de algún tiempo atrás. En el Tour de Romandie de 1998 el colombiano resultó positivo en un examen de testosterona, una hormona responsable de la fuerza y masa muscular. El problema radica en que los exámenes oficiales para medir los índices de testosterona son incapaces de distinguir entre la testosterona endógena, la que produce naturalmente el cuerpo, y la testosterona exógena, sintetizada en laboratorios. Estos exámenes sólo comparan en las muestras de orina la presencia de testosterona con la presencia de otra hormona relacionada llamada epitestosterona. Una proporción anormalmente alta entre las dos sugiere una posible absorción de testosterona exógena, pero no la garantiza. Los índices promedio varían de persona a persona e incluso en un mismo deportista en distintos períodos.

Tratándose de la primera prueba antidoping del antioqueño en Europa, sus examinadores no tenía ninguna pista de su equilibrio hormonal natural. A finales de 1998 Botero se sometió a exhaustivos exámenes en el viejo continente donde demostró que sus niveles eran naturalmente altos y se le permitió continuar compitiendo. Había sido seleccionado por Kelme en agosto para correr la Vuelta a España y cuando ya estaba concentrado llegaron las presiones de la UCI, que además de contactar a los directivos de Kelme dio instrucciones a la Federación Colombiana de Ciclismo para sancionar a su deportista.

El médico de Kelme viajó a Colombia para explicar el caso al comité que lo estaba investigando y finalmente la Federación absolvió a Botero y envió un dossier científico a la UCI explicando su decisión. La UCI advirtió a la Federación que si no sancionaba a Botero se vería en problemas y esta se vio obligada a imponer la mínima pena permisible, consistente en seis meses expulsado de las competencias oficiales.

Motivado por el orgullo y sabiéndose inocente, Botero entrenó juiciosamente durante el semestre de suspensión y participó con Kelme en el Tour de Francia 2000. Comenzó corriendo como gregario para los líderes españoles Fernando Escartín y Roberto Heras, pero demostró que era el ciclista más fuerte de su equipo: terminó ubicado en la séptima posición, ganó una etapa y el título de la montaña.

Desde entonces el paisa ha obtenido destacadas posiciones en las carreteras del mundo. Ha llegado a ser cuarto en el Tour de Francia, se coronó campeón mundial contrarreloj en 2002 y terminó octavo en la misma prueba en Atenas. Pero el estigma de haber sido sancionado por dopaje, sin culpabilidad alguna, lo persiguió durante años y aún hoy, a punto de correr la Vuelta a España que comenzó el sábado, es un capítulo que prefiere no recordar.