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Francisco Santos, vicepresidente de la República. (Foto: Archivo SEMANA)

Economía

El Vicepresidente se declara ‘optimista’ pero ‘cauteloso’ ante la posibilidad de firmar pronto el TLC

Tras su gira en Estados Unidos para apuntalar el Tratado de Libre Comercio, Francisco Santos sentenció: “Sabemos que es un camino lleno de dificultades, por una gran pendiente”. Aumenta el número de voces que se muestran escépticas por una acuerdo en el corto tiempo.

Néstor Ikeda (AP, Washington)
25 de mayo de 2007

El vicepresidente de Colombia, Francisco Santos, declaró que al concluir dos días de gestiones para la aprobación del tratado de libre comercio por el Congreso partía de retorno a su país “con optimismo, pero con mucha cautela”.

“Sabemos que es un camino lleno de dificultades, por una gran pendiente”, dijo Santos, quien ha complementado en el Capitolio y agencias del gobierno las gestiones que emprendió el presidente Álvaro Uribe hace tres semanas.

Dijo que en sus contactos ha podido palpar que entre los tratados que requieren ratificación legislativa, el de Perú parecía estar en la mejor posición y que detrás de éste se ubicaban los de Colombia, Panamá y Corea del Sur.

“Se va a requerir muchísima paciencia y sobre todo de muchísima disposición del gobierno (colombiano) para caminar la última milla”, dijo Santos en una rueda de prensa en la residencia diplomática colombiana al concluir su visita de dos días.

Admitió que el trabajo de explicación de los temas colombianos que preocupan a los legisladores todavía estaba inconcluso y mencionó que se requería más diálogo con Sander Levin y Charles Rangel, este último presidente del Comité de Medios y Arbitrios.

Ambos, que son miembros del Partido Demócrata, fueron considerados por Santos como protagonistas del debate del tratado colombiano en la Cámara de Representantes. El comité de Rangel será el que justamente inicie la discusión del tratado.

El vicepresidente indicó que en sus reuniones “no me insinuaron” cuándo podría empezar el debate legislativo del tratado colombiano, pero adelantó que personalmente creía que “puede ser después del receso de agosto”
.
En dos presentaciones públicas en la jornada Santos dijo que Colombia estaba realizando sus mejores esfuerzos para su pacificación y desarrollo y quería también ser “un país que se respete”.

Explicó que sus afirmaciones no querían decir que encontró muestras de irrespeto de sus interlocutores.

“Todas las reuniones han sido inmensamente amables, productivas, con un diálogo sincero, de escuchar y ser receptivos”, dijo.
Indicó que había “momentos en el alma de un país” que podrían ser tomados como si todo el esfuerzo que estaba realizando no era reconocido.

“Allí se empieza a entender un poco más las complejidades de lo que está en juego”, dijo.

Explicó que en Colombia se llegó a percibir ese tipo de actitudes “como un maltrato” debido a que generó malestar en sectores diversos del país.

“Pero entendemos que se tiene que superarlos sobre la base de venir a hablar y explicar con claridad”.

Dijo que el gobierno de Uribe “hará todo lo posible” para reforzar la imagen de transparencia de su gestión y lograr los avances necesarios del tratado comercial, pero descartó que estos contactos dieran la impresión de que en Colombia se estaba en una bicicleta estática.

“No”, afirmó. “No es la bicicleta de carreras que quisiéramos, pero se está moviendo”.
Indicó que ello significaba que Colombia no deseaba presionar la velocidad de sus gestiones porque creía que “sería mal que llegara al Congreso (el tratado) y se lo derrotara”.

“Se requiere de trabajo, convencimiento de muchos congresistas y para eso el mensaje que estamos dando es de total compromiso del gobierno colombiano con lo que tiene que hacer de su parte”.

La llamada “parapolítica”, que ha tomado niveles de escándalo por las confesiones de dirigentes paramilitares desmovilizados por Uribe sobre vinculaciones de altos miembros del gobierno con esos grupos, es uno de los temas que Santos ha abordado en sus entrevistas en el Congreso.

Santos dijo temprano en el Consejo de las Américas que la presencia paramilitar y de narcotraficantes en la vida pública del país es “un problema heredado” por Uribe.

“Algunas veces sólo se toman en cuenta las versiones mediáticas de lo que está pasando y se pierde de vista que Pablo Escobar fue miembro del Congreso en 1982”, afirmó. “Se trata de un problema que viene de esos tiempos”.

Escobar, el mayor narcotraficante colombiano, fue muerto por la policía en 1993.

“Esta situación ha cambiado, ha evolucionado y como nunca antes ha sido combatida de manera franca y drástica como en este gobierno”, dijo. “Esto último se ha dado a través de un proceso de paz y del sistema judicial a cual hemos apoyado en sus investigaciones independientes”.