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Enrique Peñalosa, Samuel Moreno y William Vinasco, candidatos a la alcaldía de Bogotá

Empieza el conteo de votos tras una jornada pasada por agua por las intensas lluvias

Salvo contadas excepciones, no hubo ninguna alteración grave al orden público

Élber Gutiérrez Roa
26 de octubre de 2007

En medio de una guerra sucia más grande que de costumbre, con pocas propuestas novedosas para el electorado, gran expectativa sobre las posibilidades de renovación del mapa político y serias reservas en cuanto a las verdaderas condiciones de seguridad en regiones apartadas del país, Colombia acude este domingo a las urnas para votar por los nuevos alcaldes, gobernadores, concejales, diputados y ediles.
 
La jornada se inició con lluvias en gran parte del país. Hay nubosidad en un 80 por ciento del territorio nacional y se prevé que habrá aguaceros fuertes en la tarde por lo que se recomienda salir a votar temprano. 

Contrario a la fiesta de las ideas que la contienda política debería generar en un país democrático, el certamen electoral llega a su punto culminante con serias dudas en cuanto a los programas de gobierno y las calidades de los candidatos. Aunque el país tiene un largo historial de violencia política, manzanilla y clientelismo, que tradicionalmente afectan los procesos electorales, en esta oportunidad hay varios elementos novedosos cuya conjugación ayudó a agudizar el problema de la ausencia de ideas.

El primero de ellos es la puja que libran el Polo Democrático y el uribismo por una mejor posición de cara a las elecciones presidenciales de 2010. En este escenario juegan también los partidos políticos tradicionales, que en la jornada de hoy tienen una oportunidad de oro para recuperar el terreno perdido en las pasadas elecciones si de verdad quieren volver a ser una alternativa de poder para el país. Mientras más rápido se conquisten las regiones más cerca estará el triunfo en las presidenciales.

Este cabeza a cabeza no fue encarado como debate ideológico sino como una pugna personalizada en la cual el presidente Álvaro Uribe volvió a ser la figura central. Gracias a su favorabilidad a prueba todo, muchos candidatos jugaron a personalizar el debate reduciéndolo a una consulta en la cual o se estaba con él o contra él. Con lo que no contaban muchos de los postulados era con que los votos no son endosables de una persona a otra. Uribe, por ejemplo, perdió en Bogotá hace cuatro años, cuando respaldó a la candidatura de Juan Lozano a la alcaldía.

La puja por Bogotá es especial. Uribe decidió emplearse a fondo para despojar al Polo Democrático del segundo cargo más importante del país, transitando al borde de la delgada línea de la intervención en política. El presidente hizo propia la causa de Peñalosa y dedicó la última semana a hablar mal del candidato del Polo Democrático, aunque sin nombrarlo directamente. El empeño con que lo intentó lo hizo lucir desesperado ante la derrota que hasta último momento le auguraron las encuestas a Enrique Peñalosa, candidato del uribismo.

En las toldas de la oposición hasta pareció extraño que Uribe dijera que el Polo no ha rechazado las manifestaciones de apoyo de las Farc. Su sorpresa se debe a que es falso que no lo hayan hecho y a que todavía recuerdan que fue Uribe quien mantuvo silencio cuando el liberalismo y el Polo lo emplazaron para que rechazara el respaldo de los paramilitares a su campaña reeleccionista.

El segundo ingrediente novedoso de esta campaña es la batalla que de manera independiente libran los políticos salpicados por vínculos con paramilitares, quienes intentan mantenerse vigentes en el mapa nacional pese a los procesos judiciales en su contra. Aunque lo niegan en público, es un secreto a voces que los congresistas presos están haciendo todo lo posible por mantener desde la cárcel el poder regional que conquistaron en las pasadas elecciones.

En este sentido el reto para las autoridades es evitar que las presiones armadas y el dinero del narcotráfico vuelvan a torcerle el cuello a la voluntad popular. Especial preocupación generan en los siete departamentos de la Costa Atlántica, a los cuales pertenece la mayoría de los políticos procesados. Sobre ellos y sobre sus caudales electorales, que fueron a dar al uribismo, tampoco dijo nada Uribe en su alocución del sábado.

Y un tercer generador de ausencia de ideas en la campaña, según el gobierno menos grave que en elecciones anteriores, es la falta de garantías de seguridad para los candidatos. Uribe reconoció el sábado que 56 mil de los 87 mil candidatos tuvieron que solicitar –y recibieron- protección policiva directa. Dicha aceptación de que existen condiciones de riesgo difíciles para los candidatos contrasta con la insistencia del gobierno en negar la dimensión de la amenaza.

Según Uribe, solo 20 aspirantes fueron asesinados en la presente campaña. Sin embargo los reportes de la Fundación Seguridad y Democracia hablan de 25 y otros estudios sostienen que son 27. De todas maneras, el crimen de uno solo de los postulados debería ser motivo de preocupación nacional. Eso sin contar los centenares de amenazados, entre ellos los más de 30 que tuvieron que renunciar a sus aspiraciones en el sur del país por presiones de las Farc.

Con este escenario de por medio más de 87 mil colombianos sometieron sus nombres a consideración del electorado con la esperanza de acceder a uno de los 18.322 cargos por proveer. En manos de 27 millones de colombianos aptos para votar esta la posibilidad de decidir cuáles de ellos merecen ser sus gobernantes, manejar el dinero público y representarlos en la búsqueda de soluciones para los problemas del país. Los más recientes recuerdos sobre resultados electorales no son alentadores vistos desde al distancia. Pero cada uno tiene otra vez la oportunidad de corregir los errores del pasado votando en conciencia por los mejores, los más comprometidos con Colombia y los ajenos a las prácticas clientelistas y mafiosas que tanto daño le han hecho al país.

Semana.com le cuenta quiénes son los principales candidatos, cuáles son sus propuestas y cómo se desarrolla la jornada electoral.


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Estos son los candidatos en Bogotá y Cundinamarca
Vea aquí los perfiles de los aspirantes a la alcaldía y la gobernación
 
 
ALCALDÍA DE BOGOTÁ
 
Enrique Peñalosa – Peñalosa Alcalde

Es un estudioso de la gestión pública y la planeación urbana. Se abrió campo en la política portando las banderas del Partido Liberal, colectividad en nombre de la cual fue Concejal de Bogotá y Representante a la Cámara.

Tras dos intentos fallidos por llegar a la Alcaldía de la capital, en 1997 logró su cometido siendo candidato independiente e inició su administración en 1998. Su administración se caracterizó por adelantar una reforma urbana que sentó un precedente en Colombia con respecto a la forma de concebir las ciudades.

Aunque su administración dejó grandes obras para la ciudad, también originó polémica por los excesivos costos del mantenimiento. El caso que mejor ejemplifica esta situación es el de Transmilenio, el sistema de transporte masivo más efectivo en cuanto a la cantidad de personas movilizadas, pero que presentó fallas estructurales evidenciadas incluso antes de que Peñalosa terminara su mandato. Los millonarios costos de su reparación ha tenido que asumirlos la ciudad, pese a que el sistema fue entregado en concesión a una empresa privada.

Culminado su período en el Palacio Liévano se dedicó a la academia y a dictar conferencias alrededor del mundo dando a conocer sus ideas y el impacto logrado en Bogotá. Luego de sonar como presidenciable y quemarse en las pasadas elecciones parlamentarias, decidió lanzarse de nuevo a la conquista de la Alcaldía de Bogotá.

Tiene a su favor la coherencia de sus propuestas para el desarrollo de la ciudad, mientras que los bandazos políticos de independiente a liberal, luego a uribista y finalmente a una mezcla de los tres no han sido de buen recibo en el electorado.

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Samuel Moreno – Polo Democrático

Samuel Moreno Rojas forjó su vida política desde su cuna. Es nieto del ex presidente General Gustavo Rojas Pinilla e hijo de María Eugenia Rojas, heredera de las banderas de la ANAPO.

Después de haber sido senador entre 1991 y 2006, hoy está intentando recoger los réditos de su abuelo, su madre y los propios, para llegar a la Alcaldía de Bogotá. Su carrera política comenzó al lado del partido liberal, pero hoy es el candidato único del Partido Polo Democrático Alternativo, del cual es uno de sus fundadores.

No tiene procesos disciplinarios o penales en contra y su gestión como senador le permite mostrar muchos logros, dirigidos especialmente a Bogotá; sin embargo, su campaña es identificada como procedente de la tendencia clientelista de su partido.
Esa fue una de las razones por las que su elección como candidato fue producto de un largo y traumático proceso en el que salieron a flote las diferencias internas de la colectividad que lo postuló.
 
Aunque en algunos sectores del mismo Polo su nombre genera resistencias, todo indica que imperará la disciplina de partido. Durante el último mes punteó en las encuestas de opinión, pero algunos desatinos en su estrategia y la guerra sucia de otras campañas parecieron frenar su ascenso. Sin embargo, anoche en la última encuesta del Noticiero Noticias Uno hecha por Napoleón Franco le dio una apabullante ventaja de 46 puntos contra 18 de Peñalosa y 18 de Vinasco. Es decir, que si se cumple esta encuesta él sería el alcalde y los dos segundos ni siquiera sumando sus votos lo alcanzarían.

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William Vinasco – Movimiento Nacional Afrocolombiano

William Vinasco se convirtió en “el palo” de la actual carrera electoral por la Alcaldía Mayor de Bogotá. El popular locutor deportivo, pese a haber sido el último candidato que se inscribió y a no tener una trayectoria política considerable, irrumpió en una elección que había caído en el estancamiento y parecía tener dos únicos protagonistas.

Es difícil hacer una valoración de los logros y fracasos políticos de William Vinasco, por cuanto no ha ocupado cargos de elección popular y su trayectoria se limita a una candidatura por la Alcaldía Mayor en 2000 con bajo protagonismo y su trabajo como jefe de debate en Bogotá de la primera candidatura a la presidencia de Uribe.

Sin embargo, la campaña William Vinasco alcalde 2007 se convirtió en “el palo” de una carrera cerrada y que tenía como únicos protagonistas a Peñalosa y Moreno. En los dos últimos meses previos a las votaciones logró convertirse en una alternativa visible, al punto que en algunos sondeos apareció con 18% de favorabilidad y hasta en empate técnico con Peñalosa.

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GOBERNACIÓN DE CUNDINAMARCA

Andrés González Díaz – Partido Liberal

De ganar, sería gobernador de Cundinamarca por segunda vez. Ya lo fue entre 1998 y 2000, cuando hizo 800 kilómetros de carreteras a través de concesiones.
Es abogado de la Universidad Externado de Colombia, especialista en Derecho Público y tiene una maestría en Ciencia Política y Relaciones Internacionales.

Empezó su vida política en 1978, cuando fue concejal del municipio de La Vega, en Cundinamarca. Desde entonces ha ocupado diversos cargos, entre ellos, secretario de despacho, viceministro, ministro de Justicia y precandidato presidencial.

Ha dedicado gran parte de su tiempo a la cátedra universitaria, la mayoría en el Externado de Colombia, donde ha sido profesor de Derecho Constitucional, Sociología e Instituciones públicas.

En su segunda campaña para la gobernación, propone apoyar la seguridad democrática del presidente, Álvaro Uribe, y crear grupos de ciudadanos encargados de la vigilancia en los barrios.

Dice que entregará bonos universitarios a 10 mil jóvenes de escasos recursos, dará 40 mil soluciones de vivienda y creará zonas francas para generar empleo.


Álvaro Cruz Vargas – Cambio Radical

Este ingeniero civil de la Universidad Javeriana fue gobernador de Cundinamarca desde 2000 hasta 2003, después de haber pasado por varios cargos públicos y de elección popular.

Fue concejal en varios municipios del departamento y diputado durante tres períodos.
En 1984, alcanzó una curul en la Asamblea departamental como integrante del partido Nuevo Liberalismo, en el que militó al lado de Luis Carlos Galán. Más tarde, fundó el movimiento Convergencia Liberal, de la mano del político Julio César Sánchez.

En su lista de cargos públicos, también están registrados puestos como el de secretario de Hacienda y de Obras Públicas.

Si llegara a ser elegido, dice que apoyaría la política de seguridad democrática y mantendría el control en las áreas rurales y recuperaría el de las zonas urbanas. Intervendría en la salud para mantener una red de hospitales con buen servicio para sus usuarios. Rendiría cuentas anuales y apoyaría las veedurías ciudadanas para que estén pendientes de los destinos del dinero del departamento. Daría más desayunos y llevaría educación por vías tecnológicas a los municipios.


Tarsicio Mora Godoy – Polo Democrático

Este abogado de la Universidad Autónoma tiene además el título de Maestro de la Normal Superior, es licenciado en Matemáticas y Física y tiene un posgrado en Educación de Adultos.

En su hoja de vida consta una amplia trayectoria como sindicalista. Fue presidente de la Federación Colombiana de Educadores (Fecode) y actualmente es fiscal de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT).

Promete que con una inversión transparente de los dineros del Sistema General de Participaciones y de los recursos departamentales, habría educación gratuita para todos los jóvenes pobres de Cundinamarca.

Dice que reestructuraría la Secretaría de Salud para recuperar la red hospitalaria del Departamento y los centros de salud. Se opone totalmente a las privatizaciones y promete respeto a la autonomía médica y a los derechos de los trabajadores del sector.

En materia de seguridad, dice que trabajaría arduamente por lograr una solución negociada al conflicto y por el acuerdo humanitario.