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En Buenaventura, hasta el arte se muere en el olvido

El mural ‘Buenaventura, 450 años al Cosmos’, símbolo de identidad de los habitantes del puerto Pacífico, se encuentra gravemente deteriorado. La población lucha por su restauración, mientras la Alcaldía dice que “no hay plata para eso”.

Jessica Morales Segura
20 de marzo de 2007

En 1990, el grupo de acuarelistas de San Cipriano le entregó a Buenaventura un mural en la parte frontal del Centro Administrativo Municipal (CAM), en el marco de los 450 años de la ciudad. Los artistas quisieron narrar pictóricamente la historia del municipio a través de sus desarrollos humano, artístico, económico y social, además de darle a la población un símbolo de identidad y sentido de pertenencia.

El maestro de acuarelistas César Alberto Sarriá, los pintores Ana Morales Moreno y Bernardo López fueron los creadores de dicho mural. La realización de la obra duró seis meses, y los gastos de pintura, andamios y demás elementos fueron financiados por la Alcaldía de entonces.

Con la obra terminada, el mural fue una profunda fuente de historia municipal y una admirable riqueza pictórica de 11 por 40 metros de altura, lo que lo nombró en Récord Guinness como el mural más alto del mundo. Se convirtió en un ícono de la ciudad, deleitó a oriundos y visitantes y fue portada de revistas, periódicos, postales y afiches.

Después de casi 17 años, el mural se encuentra en mal estado. Los hongos, el agrietamiento de la pared y la falta de pintura en algunos rostros demuestran el deterioro de la imagen. Las causas son muchas: la salinidad del puerto, la humedad interna en los 12 pisos del CAM, los daños del sistema hidráulico en algunos de los niveles de la edificación y los rayos del sol que recibe directamente han contribuido a la desmejora del mural.

“El ambiente de Buenaventura y el descuido oficial son en parte los culpables del deterioro del mural. Porque si la Alcaldía hubiera tenido más interés, hace rato nos habrían llamado para hacerle una limpieza y para retocarlo”, expresa Bernardo López, uno de los acuarelistas de la gran obra.

Según los acuarelistas, para que una obra se mantenga en buen estado, se debe retocar cada ocho años. Sin embargo, el mural nunca ha sido retocado. “Estamos contando con una obra quijotesca, con un mural externo en un clima húmedo como el del Pacífico. Entonces es un récord que aún el mural se conserve después de 17 años”, explica Ana Morales, integrante del grupo de acuarelistas de San Cipriano.

Antes de que el mural empezara a deteriorarse, las peticiones del grupo de pintores dirigidas al municipio fueron muchas. Más de cinco veces los acuarelistas han realizado proyectos con presupuestos, y los han presentado con cartas a los últimos tres alcaldes de Buenaventura. Sin embargo, la respuesta de todos es la misma: “No hay plata para eso”.

“El último intento fue hace dos años, cuando la entonces Ministra de Cultura Nacional, María Consuelo Araújo, en una visita al puerto, dijo que si el mural se restauraba, podría ser nombrado patrimonio de la Nación”, recuerda el maestro de acuarelistas César Alberto Sarriá.

Entonces los pintores volvieron a hacer el proyecto con un presupuesto de 370 millones de pesos. Éste incluía el costo de las mejores pinturas para imágenes en exteriores, el alquiler de andamios para subirse a pintar y demás elementos necesarios para restaurar el mural, sin cobrar la mano de obra de los acuarelistas, pues ellos sólo desean que perdure su trabajo.

La consecuencia de no cuidar obras como ‘Buenaventura, 450 años al cosmos’ se pueden evidenciar con el mural que existió en la parte frontal del edificio Ianua Celly, pero que desapareció por falta de mantenimiento. “Aunque la comunidad quiso mucho la obra del maestro Víctor Tapias, la Alcaldía la dejó deteriorar y eso mismo está haciendo con este mural porque aquí hay recursos para todo menos para la cultura”, expresa Bernardo López.

Hoy, los habitantes de Buenaventura, periodistas y demás pintores luchan por la recuperación de esta obra. “Cada vez que uno pasa por el CAM, los ciudadanos del común nos reclaman y nos dicen que cuándo vamos a arreglar el mural, que cómo es posible que lo dejemos acabar”, comenta Ana Morales.

No obstante, la Alcaldía dice que no hay recursos para invertir en su recuperación. “El municipio hoy tiene muchas deudas y lo que no está presupuestado es imposible hacerlo. Para nosotros sería espectacular restaurar el mural porque para nosotros la obra es de un valor que no alcanzo a describir”, dice la secretaria de cultura, Ligia del Carmen Córdoba.

Sin embargo, los líderes culturales de la ciudad no se resignan a perder el símbolo que los identifica. Por eso los acuarelistas han recibido todo tipo de propuestas. “El gerente de Hidropacífico, Juan Fernando Ramírez, nos ha dicho que puede hacer una minga empresarial para reunir dinero”, cuenta el maestro Sarriá.

La Secretaría de Cultura apoya totalmente el proyecto. “La biblioteca pública se hizo a través de mingas empresariales. Hoy se realizaría minga por el mural ‘Buenaventura, 450 años al cosmos’, que vale la pena porque esta obra es muy importante para nosotros. Si eso se da, yo me comprometería a gestionar”, concluye.

“Lo importante del asunto es que el mural es un símbolo de Buenaventura. La ciudadanía quiere que se restaure porque es una de las cosas bellas que tiene la ciudad”, comenta Bernardo López.

Los acuarelistas de San Cipriano, en su lucha por la restauración de una sus obras más preciadas, dicen que el mural se debe restaurar porque además de ser un patrimonio cultural artístico de la ciudad, del Valle y de la nación, está representando la cultura del Pacífico colombiano a través de las artes plásticas.

También porque si se deja pasar más tiempo, la afectación es mayor y puede llegar al punto de desaparecer. “Es necesario recuperarlo porque estamos dispuestos y tenemos vida para hacerlo. Por amor a la obra y al arte nos gustaría restaurar el único mural que representa la historia de Buenaventura”, señala el maestro Sarriá.

Aunque las razones para restaurar el mural son muchas, lo más importante es que el país entero conozca el valor y la riqueza cultural que tiene esta obra. Una expresión artística que no sólo es del Pacífico, sino de toda Colombia. Así, podrá tener un apoyo en el nivel nacional y será más fácil su restauración, para no dejar perder el ícono más importante de los porteños.