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Miércoles, julio 19

En contra de la cadena perpetua

Semana.com ofrece varios argumentos en contra de la propuesta de la bancada peñalosista.

19 de julio de 2006

La posibilidad de que en unos años Garavito, violador de cientos de niños, quede en libertad, ha provocado una profunda indignación en toda la sociedad. Por eso, seguramente la propuesta de ley que presentará el 20 de julio la bancada peñalosista de sacar adelante una ley que establezca la cadena perpetua para quienes violen severamente los derechos de los niños tendrá una gran acogida. Sin embargo, Semana.com, consultó a varios expertos, que consideran que la iniciativa de la bancada peñalosista no es aconsejable.

“Es una propuesta que suena muy bien pero que es inviable frente al sistema penal y al sistema penitenciario”, dice la senadora Gina Parody, una de las más acérrimas defensoras de un nuevo Código del Menor. “El derecho más importante es el derecho a la vida y si metemos a los violadores de por vida a la cárcel nos tocaría meter también a todos los homicidas y el sistema penitenciario no tiene esa capacidad”.

El hacinamiento en las cárceles, si bien se ha reducido en la última década, sigue siendo un problema serio para Colombia. Por eso, constantemente se están despenalizando varios delitos. Si el país quiere que la política criminal tenga alguna coherencia, tendría que darle a delitos más graves, como el de atentar contra la vida, una pena igual o superior a la del maltrato severo, con la consecuencia de que se aumentaría con creces la población carcelaria.

Parody propone como alternativa quitarle los beneficios penales a quienes violen de manera severa los derechos de los niños. Es decir que no puedan obtener rebajas por colaboración con la justicia, o por trabajar en la cárcel o por capacitarse. De esa manera, Garavito, por ejemplo, terminaría pagando 60 años de cárcel y no los 10 u 11 que terminará purgando. Esta propuesta de eliminar los subrogados penales está en un proyecto de autoría de Parody que está en su último debate en el Congreso.

La eliminación de rebajas de penas también tiene sus problemas. La colaboración con la justicia estimula la confesión de delitos que pueden resolver y prevenir muchos casos de maltrato a los niños. Por ejemplo, más de la mitad de crímenes por los cuales fue condenado Garavito se conocieron porque él los confesó, no porque la justicia se los hubiera probado. Ese es otro argumento de algunos penalistas para rechazar la cadena perpetúa: se les quitarían incentivos para ayudar a la justicia a esclarecer estos crímenes y capturar a los cómplices.

El abogado Jaime Bernal Cuellar también ha introducido en la discusión un argumento interesante, y es que los presos perpetuos se convierten en un serio problema para el sistema penitenciario, pues al no tener nada que perder se vuelven los dueños de las cárceles, promueven motines y desorden.

Pero el argumento más fuerte en contra de este tipo de medidas, tomadas al calor de casos extremos como el de Garavito, es que en Colombia el 90 por ciento de los casos de maltrato infantil severo, incluyendo la violación, es cometido no por asesinos en serie como ‘la bestia’ sino por los propios papás y padrastros. Es decir, es un problema con unas raíces sociales tan profundas que concentrar la solución en elevar las penas no hace sino distraer la discusión de lo verdaderamente importante que es diseñar una política efectiva para combatir la violencia intrafamiliar. Y de paso, otra política para fortalecer los mecanismos de investigación judicial de tal forma que se puedan capturar a los criminales, paso definitivo y previo a su condena perpetua. Concentrar los esfuerzos en pasar una nueva ley de aumento de penas, es limitarse a confiar en el efecto simbólico del derecho.