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A diferencia de hace cuatro años, Álvaro Uribe asumió como Presidente de la República, por segunda vez, sin ninguna alteración del orden público.

7 de agosto de 2006

Fueron necesarios 290 mil miembros de la fuerza pública para mantener el control en la ciudad. Policías, soldados del Ejército, la Fuerza Aérea y unidades del DAS mantuvieron el orden público por aire y por tierra en Bogotá, donde este lunes las alarmas estaban prendidas con motivo de la posesión del Presidente de la República, Álvaro Uribe.

Lamentablemente la calma sólo se mantuvo este 7 de agosto, ya que esta semana los atentados en todo el país dejaron seis muertos y 30 heridos. (Ver artículo relacionado “Alerta Máxima”). “Las medidas de seguridad son al más alto nivel, especialmente en las entradas y en el centro de la ciudad. Nuestro objetivo es mantener la seguridad del Presidente, de los asistentes a la ceremonia de posesión y de los bogotanos”, aseguró el general Luis Alberto Gómez Heredia, director de la Policía Metropolitana de Bogotá.

Las autoridades confirmaron que durante todo el día se recibieron unas dos mil llamadas de ciudadanos que alertaron sobre movimientos sospechosos. “Todas fueron atendidas, pero ninguna representaba algún riesgo”, dijo el general Gómez.

Novedades menores como el hallazgo de granadas y un dispositivo para lanzarlas en un hotel del centro de la capital fue lo único que reportó la Policía. Además, fue inmovilizado un vehículo con unos 200 kilos de explosivos que, al parecer, iban a ser transportados hasta Bogotá.