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En la misma sede de la Policía, 10 agentes secuestraron a dos socios de ‘Chupeta’ para extorsionarlos

El caso de Juan Carlos Ramírez Abadía destapa el enorme poder de corrupción del narcotráfico en Brasil. Se revelan detalles inéditos del inmenso poder del capo. Semana.com está en Brasil donde este miércoles se inicio el juicio en su contra.

Gloria Congote, Enviada Especial de SEMANA a Sao Paulo
3 de octubre de 2007










Si en Colombia no salen del asombro por la corrupción que llegó a manejar dentro de las instituciones el narcotraficante Juan Carlos Ramírez Abadía, ‘Chupeta’, en Brasil están aterrados al conocer que 10 policías federales de antinarcóticos secuestraron a dos socios del capo colombiano y lo extorsionaron para lograr su liberación. Que la corrupción exista no es noticia porque ésta ha traspasado todas las fronteras. Pero que sean los propios policías quienes luchan contra el narcotráfico los que secuestran a los socios de un capo y lo extorsionan es un escándalo de inmensas proporciones en este país. Pero lo más insólito es que el capo extorsionado sea uno de los hombres más poderosos y sanguinarios de los últimos años dentro de la mafia colombiana.

Esta información a la cual tuvo acceso SEMANA.com fue revelada por dos de los socios del capo colombiano que también fueron capturados hace dos meses en Sao Paulo junto con Ramírez Abadía. La Policía antinarcóticos ha querido mantener en secreto el escándalo de corrupción pero fueron los mismos socios de ‘Chupeta’ los que le confesaron todo a la Procuraduría regional.

Lo cierto es que el hecho se produjo en junio del año pasado cuando los uniformados sabían de los movimientos de un nuevo rico que aparentaba manejar negocios legales en un exclusivo sector de Sao Paulo. Lo que nunca se imaginaron es que se estaban metiendo en la boca del lobo. Un año y cuatro meses después, se sabe que el primero en ser secuestrado fue Henry Lagos, ‘Pacho’, un venezolano quien huye de la justicia y le ayudó a ‘Chupeta’ en la compra de bienes y en colocarlos a nombre de testaferros. El propio capo negoció por teléfono con los policías antinarcóticos, quienes le exigieron 280.000 dólares por su libertad. El dinero fue dejado en el baúl de un Peugeot frente a una farmacia en Sao Paulo por el brasileño Daniel Bras Maróstica, socio de ‘Chupeta’, sin saber que meses después, su mujer, Ana María Stein, también caería en manos de estos mismos secuestradores uniformados. Por ella, los policías se fueron por lo grande. Pidieron un millón de dólares, una camioneta Toyota y un jet sky. Del carro se sabe que los policías lo vendieron después en 120.000 reales. “En Brasil sostienen que para acabar con el tráfico de drogas, basta con acabar con la dirección antinarcóticos”, dice una de las fuentes policiales que prefiere reservar su nombre.
Pero no solo fue la Policía antinarcóticos la que se ha visto involucrada con el mafioso colombiano. De acuerdo con el testimonio de algunos de los detenidos, las policías de fronteras, fiscal y tránsito, le pedían al capo elevados sobornos. Se calcula que ‘Chupeta’ llegó a darles 2,8 millones de reales por ayudarle al capo y a su compañera Jessica Paola Rojas a cruzar la frontera con pasaportes falsos venezolanos y argentinos. Y los otros le permitieron dejar sus casas, haciendas, vehículos y un yate avaluado en un millón de dólares, en manos de testaferros.

El juez Fausto Martin de Sanctus, quien lleva el proceso contra Ramírez Abadía y contra 13 miembros de su organización en Brasil, conoció de todas estas denuncias y aspira a que ‘Chupeta’ ratifique los pormenores del escándalo dentro de la Policía en las audiencias que comenzaron hoy en el sexto juzgado criminal de Sao Paulo, especializado en el crimen organizado y en lavado de activos. Sanctus es considerado uno de los jueces más drásticos y conocedor como nadie de los casos sobre el delito de lavado. Ha mandado a la cárcel a poderosos empresarios de Brasil que han ocultado las fortunas de los mafiosos a través de negocios comerciales lícitos y en el fútbol. Conoce con lujo de detalles los 2.000 folios que tiene la investigación contra Ramírez Abadía y tiene ahora en sus manos la suerte jurídica del capo en territorio brasileño en donde se le acusa de cuatro delitos: lavado de activos, conformación de grupos criminales, falsificación de documentos públicos y corrupción. “Si él pretende tener beneficios por parte de la justicia brasileña tiene que hablar. Tiene que revelar todo lo que él sabe. Van a ser varios días en que voy a escucharlo”, le dijo a SEMANA.com Sanctus.

El juez federal habla de beneficios porque ‘Chupeta’ a través de su abogado Sergio Alambert, le pidió que lo traslade de la cárcel de máxima seguridad de Campo Grande, capital del estado de Grosso do Soul, en el suroeste del país, a una menos rigurosa. Este penal funciona desde hace seis meses y las medidas son tan estrictas que el propio capo, quien estaba en Colombia acostumbrado a manejar las cárceles a su antojo y a corromper a sus funcionarios, se ha dado cuenta de que en estos dos meses de prisión su poder se vino al piso. Ni su inmensa fortuna, descubierta por SEMANA a través de su computador, ni su habilidad para comprar lo que quiera y a quien quiera, le han servido en la prisión brasileña. Una simple anécdota así lo refleja. Le pidió además al juez, que antes de comenzar la audiencia de este miércoles en Sao Paulo, le permitiera comer una hamburguesa Big Mac y una leche malteada.

‘Chupeta’ será recluido mañana de nuevo en el penal en donde permanece en una celda de seis metros cuadrados y en donde solo tiene derecho a cinco minutos de agua fría y dos horas de sol al día. Aunque sus visitas son muy restringidas, ha podido ver a los siete hijos que ha tenido con cuatro mujeres diferentes. Tres de ellos tienen la misma edad, 10 años. Los otros tienen edades entre los 4 y 18 años. Sus padres también vinieron de Colombia a visitarlo. Según él, quiere despedirse de toda su familia antes de ser extraditado a Estados Unidos.

Para negociar su entrega a la justicia norteamericana contrató al abogado penalista brasileño Sergio Alambert, un experto en derecho internacional penal. “Confío en que la extradición sea lo más pronto posible porque Ramírez sabe demasiado y está dispuesto a colaborar con la justicia estadounidense y a entregar su fortuna”, le dijo a SEMANA.com el jurista. De acuerdo con las leyes brasileñas, la captura de Juan Carlos Ramírez en su territorio es considerada como un caso de interés nacional, por eso su juicio en Sao Paulo, en el que podría ser condenado a más de 10 años de prisión, no es impedimento para que el Supremo Tribunal Federal, el equivalente a la Corte Suprema de Justicia en Colombia, apruebe la extradición del capo a Estados Unidos.

Abogado de John Gotti Jr, será el defensor de ‘Chupeta’ en Estados Unidos

Alambert, ya tiene lista la negociación de ‘Chupeta’ con la justicia estadounidense y nadie mejor que el abogado Jefrey Lichtman, con quien hizo una alianza en Nueva York, para defender a Juan Carlos Ramírez Abadía, ‘Chupeta’ en los estrados judiciales de Estados Unidos. Lichtman es reconocido por haber logrado la libertad de John Gotti Jr, el hijo de los más grandes capos de Nueva York, John Gotti, quien murió de cáncer a los 61 años, en junio de 2002, cuando cumplía una condena de cadena perpetua en la cárcel Marion en Illinois. La fama de ser un excelente jurista se la ganó Lichtman después de lograr que Gotti, el heredero de la fortuna del último de los mafiosos clásicos neoyorquinos, recuperara su libertad después de seis años de cárcel y pagara una fianza de siete millones de dólares. Por eso el futuro de ‘Chupeta’ en territorio estadounidense estará en manos de este hombre.