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En un silencioso pero grave avance de la enfermedad, se celebra en Colombia día de lucha contra el sida.

Hoy se celebra el día mundial de lucha contra el sida. En Colombia la epidemia avanza de manera preocupante. El llamado es a la protección y a que se hable de la enfermedad en primera persona.

Juliana Bedoya Pérez
30 de noviembre de 2006

Atrás quedaron los tiempos en los que el sida sólo afectaba a los famosos de Hollywood, a los homosexuales, a las prostitutas y a los drogadictos. La enfermedad ya es un problema de salud pública, no solo por la gravedad y lo costoso de su tratamiento, sino porque puede afectar a cualquier persona. Así lo demuestran las cifras, según las cuales, 171.504 colombianos podrían estar infectados con el virus.

Una cifra bastante más amplia que los casos reportados y diagnosticados que solo llegan a 52.186 en el país. Todo esto quiere decir que unas 120.000 personas andan por ahí con la enfermedad y no lo saben todavía.

Por eso, en el día mundial de lucha contra el sida todas las entidades que se preocupan por el tema aúnan sus esfuerzos para explicar la importancia de la prevención. Sin embargo, como dice Luis Fernando Cristancho, asesor de la Fundación Eudes “no hay que condonizar la epidemia, esta es solo una parte de la solución”.

El tema de fondo no es el condón, no solo repartiéndolos a diestra y siniestra se va a frenar el avance de la enfermedad. Hay que enseñar a usarlo, que la gente entienda (especialmente los hombres) que ponerse un condón no reduce el placer. También hay que enseñarles a las mujeres que deben exigir el uso de preservativos, así tengan una pareja estable.

Precisamente ellas son el grupo que más rápido se está infectando en el planeta y en Colombia. Aquí, de cada tres personas que tienen la enfermedad, dos son hombres y una es mujer, cuando en los 90 la relación era de nueve a uno. Ricardo Luque, de la oficina de Salud Pública del Ministerio de Protección Social y quien está a cargo del tema de Vih/sida, las cifras son un mensaje para las mujeres, “hay que exigirle a la pareja el uso del condón. Pero no lo hacen, no se atreven o no saben cómo pedírselo, o lo que es más grave se ven coaccionadas a la hora de tener relaciones sexuales, y ahí no están en posición de exigir algún mecanismo de protección”.

Esto demuestra que el sida, así como todos los otros temas que se relacionan con salud sexual y reproductiva tienen una alta carga cultural. Hasta que no se desmonten ciertos imaginarios difícilmente se va a frenar el avance de la epidemia. Luque reconoce que lo que hace falta en el país frente al tema es lo que él llama una “ética del cuidado”.

Según él, la mejor manera de prevenir el contagio es “decir sida en primera persona, yo dónde me ubico, saber que yo puedo estar contagiado”. En la misma línea, Cristancho, de la Fundación Eudes, señala que “no se ha derribado el mito, la gente cree que es un problema de algunos sectores. Pero las prostitutas o los homosexuales, hace rato dejaron de ser los principales portadores, además ellos son muy conscientes de los riesgos que corren ante la enfermedad y se protegen, cosa que no ocurre entre el resto de la población”.

Tampoco se puede desconocer que si una persona escasamente tiene para comer, lo último en lo que pensará es en comprar preservativos para protegerse de alguna enfermedad o para evitar un embarazo. Cosa que refleja dramáticamente el caricaturista colombiano Nani en un dibujo que participó en el primer festival de humor y sida en el Brasil. El dilema del personaje es: ¿como o uso condón?

Si a todo esto se le suma que en el país menos de la mitad de las personas acceden a una educación de calidad, las posibilidades del grueso de la población de conocer con claridad los riesgos que vienen con un inicio temprano de la vida sexual o la promiscuidad, entre los que está el sida, son mínimas. Por eso varios expertos consultados no dudan en afirmar que la pobreza se relaciona con la incidencia del sida en cuanto al conocimiento que se tiene de esta.

Aunque los jóvenes no son el grupo más afectado, posiblemente sí son los que más se contagian. Como el virus puede ser asintomático hasta por cinco años, la gente está tranquila. Sólo hasta que se desarrollan síntomas, una persona recurre a un diagnóstico y esto puede ocurrir hasta una década después de haber adquirido la enfermedad, cosa que también demuestran las cifras. El 64,5 por ciento de los colombianos diagnosticados están entre los 25 y 44 años, y probablemente se infectaron antes de cumplir 20 años.

De ahí la importancia de campañas de divulgación enfocadas a los adolescentes. “Es muy importante que el tema deje de ser un tabú, que se hable abiertamente, de los métodos de protección, de los riesgos y de la importancia de la detección temprana de la enfermedad. Sólo así se puede frenar que el virus crezca exponencialmente”, dice Luque.

Y es que las proyecciones no son alentadoras. La Organización Mundial de la Salud (OMS), reveló que en 2030, el sida pasará a ser la enfermedad más extendida entre la población joven de todo el mundo. Este mismo informe prevé que para ese mismo año la enfermedad pasará de ser la décima causa de muerte en el mundo a ser la tercera, lo que significa que si en 2002 hubo 2,8 millones de muertes por el virus, en 2030 habrá 6,5 millones de muertes.

Para revertir estos pronósticos el camino que queda por recorrer es largo, y eso lo saben quienes a diario trabajan con el sida. No sólo porque un proceso de educación es lento, sino porque los recursos son mínimos.

Luis Fernando Cristancho admite que “haría falta una mayor actividad del gobierno, entregar más recursos”, en esto también coinciden en el Ministerio de Protección Social. Ricardo Luque admite que están diseñadas todas las campañas de difusión, pero hace falta la voluntad de quienes tienen a su cargo la difusión.

Además, en un país dominado por situaciones extremas como la guerra y el narcotráfico, los temas de salud pública pasan a un segundo plano. Cosa que no debería ocurrir pues como dice Luque “los valores que propiciamos para promover la paz son los mismos para prevenir el sida: tolerancia, solidaridad y no discriminación”.