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Lunes, 24 de Julio

”Estoy libre pero mi corazón sigue en la selva”

Recién liberado de su secuestro, Juan Carlos Lizcano dijo a Semana.com que seguirá trabajando por la libertad de su papá y de todos los secuestrados.

24 de julio de 2006

Juan Carlos Lizcano estuvo durante 84 días en poder de un reducto del Ejército Popular de Liberación, EPL, y fue liberado ayer. Agotado por la falta de sueño, pero revitalizado por el afecto de sus seres queridos, Juan Carlos Lizcano Arango enfrentó las cicatrices que guarda en la memoria de la cruda realidad que vivió durante los días en cautiverio.
Juan Carlos fue raptado el pasado 28 de abril, justo el día en que cumple años su papá, el ex congresista Óscar Tulio Lizcano González, secuestrado por las Farc desde hace seis años. Pese a ello enfrentó con valor su retención y asegura que el momento de mayor pánico fue cuando se enteró de la muerte de alias ”Leyton”, cabecilla del grupo subversivo que lo tenía en su poder.
A sus plagiarios, el frente guerrillero Oscar William Calvo del EPL, hoy desmovilizados en su gran mayoría, se le endilgan al menos 29 secuestros perpetrados en los departamentos de Caldas y Risaralda, en los últimos dos años. Trece de sus víctimas fueron asesinadas, en algunos casos pese al pago previo del rescate. Pero tras un acercamiento logrado por la Octava Brigada del Ejército con los miembros del grupo guerrillero se logró que  un grupo de siete insurgentes más, cinco hombres y dos mujeres, entre ellos Eleázar Chiquito, alias ”Resorte”, dejara las armas y decidiera reincorporarse a la vida civilen la vereda Opimar de Quinchía, alrededor de las 7:00 de la noche. Sólo quedaba en el monte Eider Ladino Trejos, el conocido comandante que usa el alias de ”Natilla”, pero el Ejército acaba de anunciar hoy que se entregó con su esposa, con la cual queda totalmente desmantelado el grupo guerrillero.
El joven estudiante de Administración de Empresas Agropecuarias afirma que no abandonará el país tras este episodio y asegura que trabajará por el Acuerdo Humanitario.

¿Qué siente al estar de nuevo en casa?
Mucha tranquilidad. Puedo moverme sin pedir permiso, ya no tengo a mi lado una persona que no se me separaba ni para ir al baño.

¿Cómo fue el día de su secuestro?
Fue el 28 de abril y mi mamá se encontraba en Manizales organizando una misa para pedir por la liberación de mi padre, que estaba de cumpleaños, yo estaba en la zona rural de Quinchía, Risaralda, desarrollando un proyecto investigativo de la universidad. A las 6 de la tarde un campero se me atravesó en la vía, de él se bajaron varios hombres uniformados y me pidieron los equipos de comunicación. También, que los llevara hasta otro punto de la vereda; sospeché que eran guerrilleros por las botas, pero sólo minutos más tarde me dijeron que estaba secuestrado. Caminamos como ocho horas y después me entregaron a otro grupo de subversivos”.

¿Cómo fue su cautiverio?
El día comenzaba temprano, calculo que sería a eso de las 5. Escuchaba las noticias por la radio, me aseaba y luego otra vez a la caleta. El desayuno era por ahí a media mañana. Me daban arroz, plátano y huevo. El resto del tiempo lo ocupaba en juegos de mesa con mis tres captores y en la tarde nos entreteníamos escuchando La Luciérnaga. Apenas se escondía el sol nos metíamos en las hamacas.

¿El momento más difícil durante los 84 días que permaneció secuestrado?
Cuando supe que el Ejército había matado a ”Leyton”, el cabecilla de la agrupación guerrillera que me secuestró, en ese momento puse mi vida en las manos de Dios porque senti temor de que mis captores tomaran represalias.

¿Cómo recuperó su libertad?
“Yo digo que fue una liberación que surgió gracias a la presión del Ejército y la policía, lo que finalmente provocó la desmovilización del grupo subversivo. En medio de esos intereses estaba yo, quien era como un as bajo la manga para que les prestaran atención en sus peticiones.

¿Al decir que estaba libre pero su corazón seguía en la selva le estaba enviando un mensaje a su papá Oscar Tulio Lizcano González?
Mi pensamiento también sigue en la selva y no sólo por mi papá sino por todas aquellas personas que aún permanecen secuestradas. El mensaje es también para las familias y que no desfallezcan en su anhelo de ver libres a sus seres queridos. Voy a trabajar por este país, pienso reunirme con los voceros del Acuerdo Humanitario y el señor Presidente para revitalizar el proceso”.