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La presidenta de Chile, Michelle Bachelet (a la izquierda) y Evo Morales, presidente de Bolivia (a la derecha). | Foto: AP

Crisis en Bolivia

Evo recibe respaldo total de presidentes de Unasur

Tras cinco horas de reunión, los presidentes que asistieron a la cumbre de Unasur rechazaron enérgicamente cualquier intento de golpe civil contra el gobierno del presidente Evo Morales en Bolivia, y decidieron crear una comisión para investigar los últimos hechos violentos en ese país.

15 de septiembre de 2008

Los mandatarios de la Unión de Naciones Sudamericanas, Unasur,después de una larga reunión en el Palacio La Mondeda de Santiago de Chile rechazaron cualquier ruptura del orden institucional o que comprometa la integridad del territorio boliviano, y llamaron a los actores sociales y políticos a deponer los actos de violencia antes de iniciar un proceso de diálogo.
 
De los 12 miembros de Unasur, estuvieron presentes en el Salón Montt del Palacio de La Moneda, los presidentes Morales, Chávez; Fernando Lugo, de Paraguay; Rafael Correa, de Ecuador; Luiz Inacio Lula da Silva, de Brasil; Álvaro Uribe, de Colombia; Cristina Fernández, de Argentina, y Tabaré Vázquez, de Uruguay.

La presidenta de Chile Michelle Bachelet,  quien ejerce como presidenta titular pro témpore de la Unasur, y quien fue la anfitriona de esta cumbre convocada de emergencia para tratar la crisis boliviana, a la que asistieron nueve presidentes y representantes de los otros tres países miembros, leyó al final del encuentro la declaración de nueve puntos.
 
La declaración expresa "su más pleno y decidido respaldo al gobierno constitucional del presidente Evo Morales, cuyo mandato fue respaldado por una amplia mayoría en el reciente referéndum".

Advierte que "sus respectivos gobiernos rechazan enérgicamente y no reconocerán cualquier situación que implique un intento de golpe civil, la ruptura del orden institucional o que comprometa la integridad territorial" de Bolivia.

"Condena el ataque a instalaciones gubernamentales y a la fuerza pública por parte de grupos que buscan la desestabilización de la democracia boliviana, exigiendo la pronta devolución de estas instalaciones como condición para un inicio de un proceso de diálogo".

Los mandatarios llamaron "a todos los actores políticos y sociales involucrados a que tomen las medidas para cesen inmediatamente las acciones de violencia, intimidación y de desacato a la institucionalidad democrática y al orden jurídico establecido".

Antes de leer la "Declaración de La Moneda", como bautizaron al pronunciamiento, Bachelet recordó que en América Latina se han vivido otras "dolorosas experiencias de crisis políticas" que "nos han enseñado la importancia de evitar la violencia como forma de resolución de conflictos en democracia...".

"Siempre es posible realizar un esfuerzo más para construir acuerdos y mantener la convivencia pacífica y democrática y que no existe circunstancia alguna que justifique la violación a los derechos humanos, espacialmente el derecho a la vida para conseguir un objetivo político".

Recordó además "los trágicos episodios que hace 35 años en este mismo lugar conmocionaron a toda la humanidad,", en alusión al golpe militar que en septiembre de 1973 derrocó al presidente Salvador Allende.
 
Los mandatarios expresaron su "más firme condena a la masacre" reciente en el departamento de Pando, en el que murieron varios campesinos y respaldaron el llamado del gobierno boliviano para que una comisión de Unasur pueda realizar una investigación imparcial y así esclarecer qué fue lo que ocurrió para que el hecho no quede en la impunidad.

También instaron a todos los miembros de la sociedad boliviana "a preservar la unidad nacional y la integridad territorial".

Llamaron al diálogo "para establecer las condiciones que permitan superar la actual situación y concertar la búsqueda de una solución sustentable en el marco del pleno respeto al estado de derecho y al orden legal vigente".

Finalmente los mandatarios acordaron "crear una comisión abierta a todos sus miembros, coordinada por la presidencia pro témpore para acompañar los trabajos de esa mesa de diálogo conducida por el legítimo gobierno de Bolivia".
 
El objetivo es lograr un acuerdo entre el gobierno boliviano y los prefectos autonomistas que quieren independencia del gobierno central. En los últimos días, los enfrentamientos han dejado varios muertos y, según cifras oficiales más de un centenar de desaparecidos.

El canciller chileno Alejandro Foxley dijo que la delegación podría "conversar con todos los sectores que hoy día están teniendo una discusión.... (Que) se pueda establecer un calendario para volver a la normalidad, terminar con la violencia y hacer que el diálogo sea un elemento permanente en las próximas etapas de desarrollo de la democracia boliviana".

En la comisión también participaría la Organización de los Estados Americanos, OEA, cuyo secretario general, el chileno José Miguel Insulza, viajará esta semana a La Paz.

Previo al encuentro, Insulza dijo que "la situación se ha ido agravando efectivamente y hemos llegado a un punto en que o se acuerda un inmediato fin de las hostilidades, de los problemas, y se pasa a la negociación, o ya la situación se puede poner irreversible, por eso es importante que se tomen decisiones".

No está claro cuándo viajaría la misión de Unasur, cuyos integrantes serían designados por los presidentes. En todo caso, Unasur respaldó la legitimidad del gobierno de Morales y la integridad territorial de Bolivia, algo ya expresado en días recientes y de forma individual por los gobiernos de la región.

A su llegada a la capital chilena, Morales había denunciado un intento de golpe de Estado promovido por los gobernadores de la oposición de su país.
"Vengo acá a explicar a los presidentes de Sudamérica sobre un golpe de Estado cívico-prefectural de algunos departamentos gestado en los últimos días, con toma de instituciones, saqueos, robo a instituciones del Estado, intento de asalto a la policía nacional, a las fuerzas armadas, acciones terroristas que intentaron cortar los gasoductos, pero sobre todo cómo algunos grupos ejercitan delitos de lesa humanidad".
Agregó que "somos democráticos, pero también hay algunos grupos que gestan la división de Bolivia. Esta reunión de presidentes será muy importante para buscar no solamente la unidad de Bolivia sino de Sudamérica", afirmó.

Su denuncia fue secundada por su par venezolano, Hugo Chávez, quien a su arribo al aeropuerto santiaguino dijo que "en Bolivia está en marcha una conspiración internacional, facturada y dirigida por el imperio norteamericano, tal cual como ocurrió aquí en Chile (en 1973)".

"Están tratando de derrocar al presidente Evo Morales...la conspiración ha sido elaborada, facturada por el gobierno imperialista. (Pero) América Latina ha cambiado, ya no somos los mudos de hace 35 años y aquí estamos los presidentes de los gobiernos de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) para discutir, para debatir, para oír al presidente Morales y para tomar decisiones de apoyo a la democracia boliviana...", añadió Chávez.

A su llegada, Rafael Correa, jefe de estado de Ecuador agradeció a Bachelet por la iniciativa de reunir a los presidentes de Unasur para tratar la crisis boliviana. Correa dijo que en la reunión mostraría hasta qué punto los gobiernos de la región eran verdaderamente democráticos.

“Aquí vamos a ver si la integración es verdaderamente efectiva o puro bla bla. Todos sabemos perfectamente lo que está pasando en Bolivia, aquí no caben fariseismo, estos fantasmas que creíamos desterrados de la Región vuelven a aparecer en otras formas, con otras vestimentas, como otros espectros, pero son los mismos fantasmas de antaño”, dijo el primer mandatario ecuatoriano quien además aseguró que el gobierno de Morales tenía una extraordinaria legitimidad democrática.

El presidente de Perú, Alan García, y los mandatarios de Surinam y Guyana se excusaron.
En la capital chilena un grupo de manifestantes protestó frente al Palacio La Moneda. “Unasur: escucha a toda Bolivia” y “No a la intromisión de Chávez" decían algunos de los carteles de los manifestantes quienes en su mayoría son estudiantes bolivianos que viven en Santiago.

En Buenos Aires, unas 5.000 personas, en su mayoría ciudadanos bolivianos e integrantes de agrupaciones sociales y movimientos de derechos humanos de Argentina, marcharon por el centro desde el tradicional Obelisco hacia la embajada de Bolivia, donde manifestaron su apoyo al presidente Morales. "Repudiamos a quienes quieren avasallarlo buscando la desestabilización", dijo el titular de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA), Hugo Yasky.

Con información de agencias