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Las relaciones entre los presidentes Álvaro Uribe (Colombia) y Hugo Chávez (Venezuela) son oficialmente amables, pero declaracioóes como las del minsitro de defensa colombiano, Juan Manuel Santos, podrían ponerlas en peligro.

Política

Gobierno desautoriza una vez más a Juan Manuel Santos por declaraciones contra Venezuela

Aunque la Casa de Nariño y la Cancillería reaccionaron rápidamente para rechazar la intervención del Ministro en temas que no son de su resorte, sorprende que los funcionarios del gobierno reincidan en este tipo de salidas.

18 de octubre de 2007

No es la primera vez que el presidente Álvaro Uribe tiene que corregir públicamente a sus funcionarios por una declaración imprudente sobre algún país amigo o tema ajeno a su cartera. Desde el Vicepresidente Francisco Santos, pasando por su primo Juan Manuel, ministro de Defensa, hasta el propio Canciller, Fernando Araújo, son varios los ministros regañados por hablar más de la cuenta.

Una de las primeras rectificaciones del segundo periodo de Uribe fue a su Ministro del Interior, Carlos Holguín, cuando recién posesionado salió a opinar sobre las diferencias con Ecuador en torno a la fumigación de cultivos ilícitos. Entre las últimas figuran los llamados de atención a Arias por meterse en los terrenos del comisionado de paz y salir a tomarse fotos con camisetas en contra del acuerdo humanitario. Pero el llamado de atención de este jueves al Mindefensa tiene varios elementos que parecen salirse del molde de los regaños tradicionales de Uribe a sus subalternos.

En la mañana, Santos declaró ante el Diálogo Interamericano que la mediación para el acuerdo humanitario le sirve a Chávez porque "puede respirar en un área que no tenía antes" y hasta que el gobierno colombiano le pidió que no hiciera propaganda personal con el tema. Además, indicó que las relaciones comerciales entre Colombia y Venezuela se manejan según el estado de ánimo con el que amanezca Chávez.

La desautorización presidencial llegó de manera casi inmediata a través de dos vías: La Casa de Nariño y la Cancillería. En Comunicado emitido por la casa presidencial, Uribe señala que reitera el apoyo y la confianza a las gestiones de Chávez y la senadora Piedad Córdoba (también blanco de las críticas de Santos), insiste en la voluntad para fortalecer las relaciones bilaterales y “pide a todos los integrantes del Gobierno que se abstengan de dar declaraciones en público o en privado que afecten la dirección de las relaciones internacionales de Colombia”. La Cancillería también enfatizó que el gobierno no comparte las declaraciones de Santos.

Pero de ese mismo énfasis en la rectificación se desprende la singularidad del caso de Santos. En ocasiones anteriores el gobierno se tardaba varios días en reaccionar o lo hacía sin necesidad de comunicado. En esta oportunidad hubo dos pronunciamientos simultáneos de desautorización. Eso podría significar que las palabras del Ministro definitivamente no le gustaron al Presidente.

Si bien es cierto que las relaciones entre los presidentes de los dos países son oficialmente buenas, eso no significa que los temas sensibles entre Colombia y Venezuela se hayan terminado. Por eso los dos presidentes acordaron que las relaciones binacionales se manejarían directamente entre ellos y a través de los conductos tradicionales de la diplomacia.

Pero de otro lado surge la inquietud sobre las razones de fondo que llevaron a Santos a decir lo que dijo. El país conoce lo que siente por el presidente Chávez y éste a su vez lo ha criticado varias veces por ser uno de los primeros colombianos que celebraron el frustrado golpe de estado de Pedro Carmona en Venezuela. A su vez, Santos sabía de la orden presidencial que prohibía a los ministros hablar sobre temas internacionales. ¿Por qué lo hizo en esta ocasión?

Algunos analistas piensan que habiendo desautorización previa, la única posibilidad que existe es la de que el Presidente conociera de antemano lo que Santos diría. Como en las épocas en que Fernando Londoño era ministro de Defensa y sus enérgicos discursos ante el Congreso eran considerados como la voz oficial que Uribe no podía expresar por la prudencia que exige su investidura.

Sin embargo, Uribe ha demostrado –especialmente durante las últimas dos semanas- que no necesita intermediario para decir lo que piensa. En este caso la pregunta sería ¿hasta qué punto son serios los regaños y advertencias presidenciales a los ministros? Si en anteriores ocasiones el Presidente había aprovechado los errores de otros funcionarios para advertirle a su gabinete que no hable sobre lo que no le corresponde ¿Por qué Santos se atreve a salirse del molde? ¿Cuál es la sanción para un funcionario que no obedece las directrices presidenciales?

Si en su momento el nombramiento de Santos como Ministro de Defensa fue interpretado en algunos sectores como un desafío a Hugo Chávez, declaraciones imprudentes como las de este jueves podrían terminar por darle la razón a aquellos que dudaban sobre su verdadero aporte a las relaciones bilaterales en una situación como la actual.