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ANÁLISIS

Hay que ser moderadamente optimistas por diálogos en La Habana entre gobierno y ELN

Aunque las partes arrancaron el encuentro con positivos mensajes a la opinión pública, la experiencia señala que es mejor no alimentar tanto las expectativas.

Luis Eduardo Celis*
18 de abril de 2007

Desde este martes 17 de abril, las delegaciones del gobierno colombiano, presidida por el alto comisionado de Paz, Luis Carlos Restrepo y la del ELN, por Pablo Beltrán, miembro del Comando de Central, sostienen quizá la reunión más tensa y compleja de las que hayan tenido hasta el momento, pero esto no inusual, ni excepcional, en negociaciones de conflictos armados, son parte del complejo y delicado proceso de construir puntos de entendimiento, que puedan ser refrendados en un acuerdo de paz.

Pero aún para la opinión publica no son muy claros los detalles de esta crisis, entendida la crisis, como un momento de acumulación de tensiones, que si se resuelven de manera satisfactoria por las partes, puede llevar a un nuevo momento la negociación y asumirse que se avanza, pero si no se logra resolver, puede dar al traste con este nuevo intento de negociación de este ya largo conflicto armado.

Lo que hay de fondo son dos lógicas que se contraponen y chocan, una lógica maximalista del ELN, que pretende lograr en la mesa, unas reformas sustanciales e importantes en lo que consideran que son las causas del conflicto armado en Colombia y una lógica minimalista del gobierno, que pretende que el ELN se desarme por unas garantías de participación política a futuro y quizá dos o tres cosas más para su reincorporación a la civilidad, nuevamente unos aspiran a mucho, ELN, y el gobierno ofrecen muy poco, este es el trasfondo del conflicto, pero igualmente esto es dinámico y ambas partes pueden irse acercando a un campo común satisfactorio.
La ronda que recién de inicia en La Habana y que debe durar tres semanas, estuvo presidida por un fuerte debate público, que inició el ELN, al hacer públicas en la última semana de marzo, de manera unilateral, los documentos que eran reservados y lo cual causó malestar en el comisionado Restrepo, el ELN valoró que ante una situación de “empantanamiento” en la mesa, lo mejor era debatir de cara al país, a la comunidad internacional, la situación de impasse, lo cual causó nuevamente cierto malestar en el comisionado Luis Carlos Restrepo, que fue llevado a un nuevo escenario, ya no el ambiente de discreción y sigilo de la mesa, si no a la confrontación abierta.

En desarrollo de esta situación de debate público, fue que Francisco Galán, hizo toda una peregrinación de semana santa que lo llevo a recorrer Bogotá, Calí y Medellín, haciendo declaraciones públicas, en las cuales enfatizó que el gobierno pretendía que el ELN, asumiera compromisos de mucho fondo, como lo es el tema del cese del fuego, sin tener acordado previamente cuál es la agenda de negociación, a lo cual el comisionado Restrepo ha respondido que existen un buen número de documentos firmados y que de lo que se trataría es de avanzar en compromisos concretos, nuevamente encontramos las dos lógicas.

Afortunadamente en esta crisis, han participado de manera muy activa, la Iglesia colombiana, el alcalde Luis Eduardo Garzón, el gobernador del Valle, Angelino Garzón y el conjunto de comisiones facilitadoras y de garantes, buscando puntos de acercamiento.

La ronda que se lleva a cabo en estos días, debe producir resultados concretos, el país debe tener certeza de cuál es la agenda acordada, cómo llegar al cese del fuego y la liberación de secuestrados, pero estos puntos no serán posible si el ELN, no logra en la mesa igualmente aspiraciones concretas como la libertad de un grupo de sus miembros presos -los que legalmente sean posible- y quizás avanzar en puntos específicos frente al tema del desplazamiento forzado y un cronograma de cómo se va a discutir la agenda acordada y cuáles van a ser los mecanismos y procesos de participación social, algo, donde nuevamente chocan las partes, el ELN, aspira a muchos procesos de consulta y debate ciudadano y el gobierno, más bien es un poco reservado en el tema, para decirlo de manera suave y no colocarlo en términos de que en sectores de gobierno, todo lo que suene a participación y consulta ciudadana, suena como a “bulla innecesaria”.

Gobierno y ELN, han invertido capital político en este proceso de acercamientos y diálogos, para el gobierno esta es una muy buena oportunidad de demostrar que no solo es capaz de dialogar con actores armados como el paramilitarismo, sino que igualmente lo puede hacer de manera exitosa con este grupo guerrillero, de amplia tradición, un acuerdo del gobierno del presidente Uribe con el ELN, colocaría al Presidente con puntos a su favor a la hora de realizar un balance de una obra de gobierno de ocho años y el ELN, ya cruzó una línea delicada al desmarcarse de las Farc, las cuales los consideran hoy traidores a una causa y no pierden ni perderán oportunidad en agredirlos, y si el ELN, ve con tan buenos ojos los logros de la izquierda civilista en Colombia y en América Latina, pues tiene el reto y la oportunidad de sumar sus energías a estos procesos, logrando construir un acuerdo de paz, ambas partes tienen fuertes motivaciones e interés para “atornillarse” en la mesa, pero esto pasa por las propuestas.

Hay que mantener un moderado optimismo de lo que puede resultar de esta ronda de conversaciones, quizá salgan muchas y buenas noticias para el país, pero no va ser fácil, porque las partes están distantes y la confianza resquebrajada, pasarán los días y ya veremos.

*El autor es miembro de la Corporación Arco Iris