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La apuesta de la Fifa

El tapete puesto a los dos países con más presencia en finales se puede convertir en calvario y no son pocas las posibilidades de ver derrumbado el sueño de los alemanes por disputar, en su patio, la añorada revancha.

Rubén Darío López
12 de febrero de 2006

A través del Comité Organizador del Mundial Alemania 2006, la Fifa decidió apostar por darle al país sede la oportunidad de jugarse la revancha de la final disputada en Yokohama el 30 de junio de 2002 frente a Brasil. Pero en la historia mundialista solo se han repetido dos finales: una en Italia 90, cuando Argentina y Alemania repitieron la final de México 86, y la otra, entre Brasil e Italia jugadas en México 70 y USA 94. En la primera, Alemania cobró revancha ante los argentinos; en la segunda, los italianos se fueron en blanco.

La ruta está marcada, pero el tapete puesto a los dos países con más presencia en finales puede convertirse en calvario y no son pocas las posibilidades de ver derrumbado el sueño de los alemanes por disputar, en su patio, la añorada revancha.

Ser el país organizador no garantiza llegar a la final, ni con todo un historial a su favor. Pasaron 20 años, de Argentina 78 a Francia 98, para que un local se coronara campeón; es más, durante ese período, solo en Italia 90 los organizadores llegaron a semifinales, (en los otros tres mundiales los locales cayeron en cuartos o en octavos).

En el papel, la propuesta para repetir esta final no es una quimera, pero como en el juego 'piedra, papel y tijeras', al papel, mundial tras mundial, lo destrozan varios oponentes. No falta una decisión arbitral controvertida, una lesión, un mal momento individual o de conjunto, pero, por sobre todo, una verdad irrebatible en el fútbol y más en competiciones cortas como el mundial: las sorpresas. El recuerdo del último Mundial está fresco. Francia y Argentina eliminados en primera ronda mientras Corea y Turquía llegaron a semifinales. Quien los puso en la quiniela hoy vive de la renta.

Son dos las premisas indispensables para que esta final se repita. La primera es que Brasil y Alemania sean primeros en su grupo. La segunda, que a partir de octavos superen cada instancia. Siendo lo primero más factible, lo segundo es a otro precio.

¿Cómo llega Alemania a esta final?

Si logra superar a Polonia (primera en su grupo clasificatorio), Ecuador y Costa Rica, ubicándose como primero del grupo, enfrentaría al segundo del B, Suecia, Paraguay o ¿qué tal Inglaterra? Y luego en cuartos a Argentina, Holanda, Portugal o México. Finalmente en semifinales a Italia o la República Checa. Todo este camino hipotético mientras no se den sorpresas en las llaves.

En teoría Argentina, Holanda, Italia y la República Checa serían los rivales más difíciles. Los gauchos en 2002 fueron eliminados en primera ronda, algo que no les sucedía desde Chile 1962. Ahora, con Riquelme en gran momento y todas las miradas puestas en Messi, esperan un gran mundial. A los argentinos no les vendría nada mal una revancha por Italia 90 frente a los alemanes en su propio patio.

Holanda, permanente animador pero con la amargura de dos subtítulos, llega con cierta renovación y de la mano del recordado Marco Van Vasten como técnico. En la Eurocopa de Portugal 2004 llegó a semifinales y siempre será un rival difícil. Italia vive de su pasado, eliminado en primera ronda de la Eurocopa 2004 y solo pasando la primera ronda en la cita mundialista de 2002. Ahora con la experiencia de Del Piero, Totti y su joven promesa Gilardino, quieren pagar la deuda con su afición.

Pero quien puede ser un verdadero dolor de cabeza es la República Checa. Semifinalista en Portugal 2004, 'debutante' bajo la nueva bandera pero con toda la historia futbolística de Checoslovaquia -frecuente invitada a los mundiales- los checos no son solo Nedved y tienen trabajo de conjunto.

¿Cómo llega Brasil a esta final?

En su grupo debe hacer más puntos que Croacia, Australia y Japón, lo cual parece probable. Luego enfrentaría en octavos a checos, italianos o norteamericanos; en cuartos a Francia, Suiza, España o Ucrania. El último escollo lo salvaría ante Inglaterra, Portugal o México. Así por fin se instalaría en la final 'programada'.

Por la historia de sus rivales, pareciera que los auriverdes tendrían un camino fácil en el comienzo. Pero superada la primera ronda, los enfrentamientos a 90 minutos de cuando en cuando arrojan verdaderas sorpresas, y para la muestra el enfrentamiento de españoles y coreanos en 2002.

¿Y si Brasil o Alemania son segundos de su grupo?

Si uno de los dos, o los dos, son segundos en sus respectivos grupos, al pasar la primera ronda el panorama es similar, porque los enfrentamientos entre grupos están definidos, el A de los alemanes, enfrenta al B, el rival dependerá de las posiciones en cada grupo y lo mismo en el grupo F de Brasil que va contra el E.

Pero para cuartos el abanico de posibilidades se abre porque juegan las posiciones de los grupos C y D en el caso de Alemania, y a los grupos G y H para Brasil. Para los locales significa, por ejemplo, no enfrentar a ningún africano en octavos, pero con las posibilidades de encontrarse en cuartos a Costa de Marfil (Drogba, Toure, Essien y compañía) o Angola (eliminó a Nigeria), ambos debutantes pero en teoría los de mejor forma en ese continente.

Pero aún suponiendo que no vengan sorpresas y a pesar de ser alguno de ellos segundo, y supere las otras instancias, la final presupuestada se convertiría en semifinal porque las llaves sí los llevarían a encontrarse en Dortmund o Munich.

Realidades

Sólo el 9 de julio sabremos cuáles de todas estas posibilidades se confirmaron y si aparecieron las sorpresas. Desde España 82 el tercer y cuarto puestos han sido ocupados en forma irregular: Bélgica, Bulgaria, Croacia, Inglaterra, Polonia, Suecia, Holanda, ninguno de ellos ha repetido semifinal. De hecho los dos primeros estarán ausentes en Alemania y Turquía, el tercero en Corea y Japón, ni siquiera consiguió clasificar.

Brasil viene de estar en semifinales por tres mundiales consecutivos; Alemania también lo ha hecho en el pasado, pero llegar a esa instancia en cuatro mundiales sin interrupción es una marca aún por establecer. ¿Podrán los brasileros sumar otra hazaña a su palmarés?

Antes del mundial caben todas las posibilidades, pero, para ironía del juego, el camino diseñado por la Fifa da una alternativa inédita, la máxima final suramericana, Argentina contra Brasil, un sueño de los fanáticos 'gauchos' y 'auriverdes'. En la historia, solo en 1930 y en 1950 se dieron finales suramericanas, pero esos eran otros tiempos. Si partimos de México 70, cuando se transmitió por primera vez en directo el evento por televisión, esta circunstancia no se ha dado y sería un verdadero palo: final suramericana en el continente europeo, ¿alguien le apuesta?.