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La aventura reeleccionista

Alfonso Gómez Méndez*
25 de abril de 2004

De la noche a la mañana, resultó el país inmerso, por cuenta de la obsesión presidencial, en el debate sobre la reelección inmediata. Desde la prohibición absoluta de la reelección presidencial -y no solo la inmediata- por el constituyente de 1991 el país, con muy contadas excepciones, había dejado de lado el tema. Solamente durante el cuatrienio de Andrés Pastrana el Senador Ciro Ramírez presentó, sin éxito alguno, un proyecto de reforma constitucional para permitir la reelección inmediata de su entonces jefe. Llama sí la atención, ver ahora a antiguos inspiradores de la Carta del 91, como el exministro Humberto de la Calle y otros, defendiendo las bondades de la reelección, que no vieron hace doce años, cuando se dijo que para facilitar el desarrollo político del país y para impedir la creación de perturbadores grupos de aduladores al lado de los expresidentes, era conveniente desterrarla para siempre del horizonte político colombiano. Es otra de las tantas incoherencias de nuestra dirigencia política. Valdría la pena que algún periódico publicara la lista de los constituyentes o Ministros de Gaviria que aprobaron la prohibición de la reelección presidencial, y que ahora están en la otra orilla.

Durante el pasado debate electoral, no fue tema de campaña la modificación de la norma constitucional sobre la duración del periodo presidencial. La única referencia fue la del entonces candidato Uribe quien en mayo de 2002 sostuvo que no se debía establecer la reelección inmediata del Presidente, pues éste podría utilizar la politiquería para hacerla aprobar. Vivir para ver!!

A partir de agosto de 2002 comenzó a rondar en los pasillos del Palacio de Nariño, la idea de que el nuevo inquilino debía quedarse en el puesto más allá del periodo para el cual había sido elegido. A través de una hábil campaña mediática se han expuesto los principales argumentos, que en el terreno racional no son fácilmente sostenibles. Decir que cuatro años no son suficientes no es nada novedoso, pues todos quienes participaron en la campaña sabían que ese era el periodo y plantearon sus programas de gobierno para cumplirlos en ese término. Ya el Presidente Uribe ha ido más lejos al decir que si Marulanda ha durado cuarenta años como jefe de la guerrilla, no es posible que él únicamente permanezca cuatro años para combatirlo. Con esa tesis habría que pensar en que Uribe esta considerando quedarse en el poder por lo menos veinte años mas.

El todo poderoso asesor Fabio Echeverri dijo en reportaje a Yamit Amat, para justificar la reelección, que hasta ahora Colombia tiene un Presidente de verdad. Tal vez Bolívar, Santander, Mosquera, Núñez, López Pumarejo, Lleras Camargo, Lleras Restrepo, López Michelsen, Turbay, Ospina Pérez, entre tantos estadistas en algo se le acercan a la figura del nuevo mesías antioqueño.

Durante algún tiempo se quiso hacer creer que el Presidente Uribe nada tenía que ver con la propuesta, a pesar de que quienes la impulsaban eran sus amigos más cercanos y sus nuevos colaboradores como la inescrutable embajadora en España Noemí Sanín. Es un secreto a voces que desde la Secretaría de la Presidencia se le pregunta a los parlamentarios sobre su opinión en relación con la reelección. Ya terminó por lo menos esa farsa. El Presidente salió a discutir en público con el Senador Hector Eli Rojas, a quien trató por cierto con términos que no deben salir de la boca de un Jefe de Estado, símbolo de la unidad nacional según la Constitución. El Ministro de Interior y Justicia admite la negociación de cuotas para sacar el proyecto adelante, hasta el punto de generar la reacción del Procurador General. Y el expresidente Pastrana, seguramente convencido de que algunos de sus correligionarios y antiguos protegidos ya han negociado con el Gobierno, prefiere dejarlos en libertad para no aparecer como derrotado, pero revela que de tiempo atrás el Ministro Sabas, y el propio Presidente le venían pidiendo apoyo para la reelección.

Y finalmente se afirma que debe cambiarse la Constitución para permitir la reelección de un presidente que aparece tan popular en las encuestas. No puede modificarse la Carta Política fundamental, al ir y venir de las cambiantes encuestas. En un momento de su mandato Cesar Gaviria, solo tenia el 22 por ciento de aceptación, y terminó casi con el setenta. Si se admite esa argumento habría que establecer la revocatoria del mandato, cuando las encuestas bajen. Todo la política, se reduciría a un problema de encuestas. Mal camino.

*Ex Fiscal General de la Nación