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La familia de la ex congresista Muriel de Jesús Benito Rebollo está en el ojo del huracán. Mientras ella permanece presa por paramilitarismo, su hermano Édgar acaba de ganar la alcaldía de San Onofre en medio de señalamientos por vínculos con los mismos grupos. Otros tres de sus hermanos fueron capturados esta semana por narcotráfico.

escándalo

La familia modelo

Mientras la ex congresista Muriel Benito Rebollo espera condena por paramilitarismo, tres de sus hermanos cayeron en una redada contra narcos y uno más es el alcalde electo de San Onofre, a quien señalan de tener el aval de alias ‘Diego Vecino’

Élber Gutiérrez Roa
8 de noviembre de 2007

San Onofre, Sucre, es considerado por los expertos como el ejemplo más representativo de la barbarie desatada por paramilitares y narcotraficantes en el país. En este rincón de la Costa Atlántica la cadena delincuencial de los actores armados incluyó todas las infracciones posibles a los Derechos Humanos y el Derecho Internacional Humanitario: masacres, torturas, más de 500 descuartizamientos, entierros en fosas comunes, cadáveres en ríos de la región, desplazamiento de población civil y pena de muerte para quien se atreviera a desafiar a los mandamases de la zona.

En medio de este ambiente fue que el apellido de una de las familias más reconocidas de la región cobró importancia nacional. Se trata de los Benito Rebollo Balseiro, clan al que pertenece Muriel Benito, la ex congresista presa en la cárcel del Buen Pastor por vínculos con grupos de autodefensas y quien está a la espera de sentencia luego de aceptar los cargos por paramilitarismo.

Al llegar al Congreso, Benito Rebollo no contaba con antecedentes políticos distintos al de ser hermana de Édgar, un concejal y diputado sanonofrino. Sin embargo, en su primera elección sacó cinco veces más votos que él. Además, ya era reconocida por los legisladores de Sucre y algunos departamentos vecinos, muchos de los cuales también están hoy tras las rejas por respaldar a grupos de autodefensas. Su paso por la Cámara de Representantes tuvo un bajo perfil en materia de control político, pero adquirió gran importancia a la hora del respaldo a proyectos claves del gobierno como la reelección presidencial y la ley de justicia y paz, que creó el marco jurídico para la desmovilización de los paramilitares. Nunca promovió debate alguno contra las autodefensas, que para la época de su ejercicio llegada al Congreso sembraron el terror en su pueblo natal.

Siendo aún legisladora en ejercicio fue señalada por su entonces colega Gustavo Petro como una de las congresistas que llegaron al cargo por influencia directa de los paramilitares. La solidaridad de cuerpo entre las personas acusadas por Petro hizo que Muriel Benito y congresistas como el ahora prófugo ex representante Jorge Caballero amenazaran con instaurar acciones judiciales contra aquel, de quien dijeron que no tenía ni idea de lo que ocurría en la región.

Aunque alcanzó a terminar su primer periodo, no pudo retener su curul para el de 2006-2010.

Año y medio después de dejar el Congreso, Muriel y su familia atraviesan por una difícil situación: Ella está a la espera de que le dicten sentencia por los cargos de paramilitarismo, que ya aceptó y por los cuales purga cárcel en el Buen Pastor, de Bogotá. Su hermano Edgar, recientemente electo como alcalde de San Onofre, es señalado como otro de los políticos vinculados con las autodefensas, y otros tres de sus hermanos fueron capturados el miércoles siete de noviembre en un operativo contra narcos de la Costa Atlántica.

Éste último caso involucra a Ariel Onofre, Óscar Laureano y Armando Eliécer Benito Rebollo Balseiro quienes, según las autoridades, hacían parte de una red de doce personas, todas ellas capturadas, que delinquían desde Bolívar, Sucre y Atlántico. Su centro de operaciones estaba en el Golfo de Morrosquillo, al cual se accede desde San Onofre. El seguimiento a la banda llevaba más de seis meses y fue realizado por la Armada Nacional y la Unidad Antinarcóticos de la Fiscalía, quienes incautaron, durante el mismo operativo, tres toneladas de cocaína, equipos de comunicaciones y armas cortas. Falta saber qué ocurrirá en el juicio, pero de momento la Armada sostiene que los familiares de la ex legisladora se dedicaban a labores distintas a la ganadería con la que supuestamente mantenían sus fincas en el Caribe colombiano.

Edgar, diputado y ahora el alcalde electo, tiene un problema similar. Desde septiembre de 2006 fue señalado por el Movimiento de Víctimas contra Crímenes de Estado como beneficiario de un nuevo acuerdo con los paramilitares. En un concurrido acto público en San Onofre, el defensor de derechos humanos Iván Cepeda dijo que el acuerdo se habría celebrado en junio de ese año en casa de la madre de Muriel Benito, con la presencia del ex jefe paramilitar Diego Vecino y del ex senador Álvaro “el gordo” García, también preso por la ‘parapolítica’.

‘Vecino’, para ese entonces desmovilizado, era el jefe de las autodefensas en San Onofre y ejercía su autoridad a través de Rodrigo Mercado Peluffo, alias Cadena, un matarife que se volvió famoso por descuartizar campesinos en la hacienda El Palmar, en la cual la Fiscalía ha encontrado varias docenas de fosas comunes. Como ‘Cadena’ desapareció misteriosamente de la zona de despeje de Santa Fe de Ralito, hace más de dos años, las estructuras de Diego Vecino fueron perdiendo poder en la zona, pero el negocio de la exportación de droga a través del municipio pasó a un nuevo dueño: Las Águilas Negras del ‘Cabo Guerrero’, un ex policía que trabajaría para hombres de las estructuras de alias ‘Jorge 40’. Los políticos de la zona creen que ese relevo en las estructuras de mando fue el que impidió la reelección de Muriel Benito en el Congreso. Paradójicamente, la razón que la llevó a prisión fue una conversación hallada en el computador de Jorge 40, decomisado a alias Don Antonio. Un año después de que ella se quemara en su intento de reelección, Edgar consiguió los votos suficientes para llegar a la alcaldía de San Onofre, cuyo titular actual, Jorge Blanco, está prófugo con recursos del erario desde cuando le abrieron investigación por nexos con ‘Diego Vecino’.

La mezcla entre política, autodefensas y narcotráfico en la familia de la ex congresista parece ser solo un ejemplo de que ocurrió en los últimos años en San Onofre y otras áreas de influencia paramilitar. Durante cuatro años la ex legisladora atribuyó los comentarios en su contra, y en contra de su familia, a una persecución y hasta a un afán de figurar por parte de sus contradictores. Los acontecimientos registrados desde finales de 2006 parecen indicar lo contrario.