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La gran perplejidad

Lunes 19. A pesar del desenlace predecible, las elecciones alemanas revelaron algunos resultados interesantes. Ralf J. Leiteritz las analiza.

Ralf J. Leiteritz*
18 de septiembre de 2005

El resultado probable de las elecciones federales del pasado domingo en Alemania no es ninguna sorpresa: una llamada "Gran Coalición " entre los dos más grandes partidos. Tanto el Partido Socialdemócrata (SPD) con el liderazgo del Canciller Schröder como el Partido Cristiano Demócrata (CDU) bajo Angela Merkel, recibieron alrededor del 35 % de los votos. Sin embargo, ni la continuación de la coalición actual del SPD con el Partido Verde, ni tampoco la coalición del CDU con su socio predilecto, el Partido Liberal (FDP), es posible. Ninguna de estas opciones tiene una mayoría en el Parlamento (Bundestag) que le permita elegir al próximo Canciller. En consecuencia, la mayor parte de los analistas ven en una coalición del SPD y el CDU la única opción viable para el siguiente gobierno alemán.

A pesar del desenlace predecible, las elecciones alemanas revelaron algunos resultados interesantes. Cuando el Canciller Schröder llamó a elecciones tempranas en mayo, pocos expertos daban a su partido alguna oportunidad para estar en el siguiente gobierno. Liderando cómodamente las encuestas, en ese entonces, existía una coalición "negra-amarilla" entre el conservador CDU y el liberal FDP y las personas de dentro y fuera de Alemania se fueron acostumbrando a la idea de Angela Merkel como la primera mujer que podría tomar el lugar del Canciller. Ella prometió profundizar las reformas económicas y sociales formuladas por la coalición Verde-Roja (Partido Verde y SPD), a la cual Merkel había acusado de fracasar en la generación de empleo. En colaboración con el un tanto más radical Partido Liberal, la visión de Merkel era superar el estancamiento en el cual se encontraba Alemania desde los últimos años.

El CDU había fue muy exitoso al convencer a los votantes de la necesidad de un cambio al punto que logró derrotar al SPD en cada una de las elecciones regionales durante los últimos años. Como resultado, después de que la última "Coalición Roja-Verde" perdiera presencia al nivel regional y el CDU ganara una clara mayoría en la segunda cámara del Sistema Parlamentario Alemán, el Bundesrat, Schröder tomó la audaz decisión de convocar a elecciones tempranas para el Bundestag. A raíz de esto, en el día de las elecciones, el juego político de Schröder fue exitoso, al menos, en impedir que un gobierno de la alianza CDU-FDP asumiera el poder al nivel federal.

El hecho de que los cristiano-demócratas hayan perdido más del 3% de los votos en comparación con las elecciones realizadas tres años antes constituye la mayor sorpresa de esta elección. El CDU, con Merkel, difícilmente lograría permanecer por delante del SPD con una diferencia en la votación de menos de 1%. El SPD, como ocurrió tres años atrás, y con amplia ventaja, obtuvo la mayoría de los votos en la antigua Alemania Oriental (30%), mientras que el CDU únicamente está a la par con la votación del antiguo Partido Comunista, el renombrado Partido de Izquierda (25%).

Dado que Angela Merkel realmente es originaria de la Alemania del Este, el estar pasos detrás de Schröder en su lugar de origen debe ser una real decepción. Los alemanes del Este no sólo aprecian a Schröder mas como a un Canciller sino que además permanecen fieles a su reputación de ser un electorado impredecible.

Debido a la complejidad del sistema electoral alemán, la distribución de curules en el Bundestag podría, de hecho, conducir a un empate entre el CDU y el SPD. Lo cual, en consecuencia, conduce a la pregunta acerca de cuál será el partido del próximo Canciller sí la "Gran Coalición" se materializa.

Gerhard Schröder ya se había declarado a sí mismo como el ganador de las elecciones y había manifestado que el SPD necesitaba ser el socio mayoritario en cualquier posible coalición de gobierno, reclamando así efectivamente la Cancillería. Como sea, parece irrealizable que Schröder sea parte de esta constelación política. Más probable es que el Presidente del Partido social-demócrata, Franz Müntefering, o el anterior Primer Ministro del estado de Rhine-Wesphalia del Norte, Peer Steinbrück, llegue a ser el Canciller o el Vice-Canciller en una "Gran Coalición" con el CDU dependiendo de cuál partido reciba más curules en el próximo Bundestag.

De cualquier forma, podrá tomar otras dos semanas determinar ésta como una elección parcial y deberá convocarse a otra elección en un distrito electoral de la antigua Alemania Oriental en Octubre 2 debido a la muerte de un candidato poco antes del día de las elecciones.

Sin embargo, además de la muy anunciada "Gran Coalición", otros gobiernos de coalición son todavía posibles. La única opción que ha sido creíblemente descartada es la de un gobierno que incluya al Partido de Izquierda.

Como resultado, el sentimiento predominante de observadores y políticos es la incertidumbre después de que los resultados electorales del pasado domingo fueron conocidos. La ganancia, por el contrario, bastante significativa para el partido liberal FDP, lo convierten en el tercer partido en el parlamento con alrededor del 10 % de los votos, abriendo la posibilidad de una llamada "coalición de semáforo" entre el SPD, el Partido Verde del actual ministro de relaciones exteriores Joschka Fischer, y el FDP.

Como quiera que sea, Guido Westerwelle, el joven jefe del FDP, excluyó categóricamente tal posibilidad en la noche del domingo. De hecho, ésta habría sido la única constelación bajo la cual Schröder podría permanecer como Canciller. La otra posibilidad de formar una coalición de gobierno comandando una mayoría de escaños en el Bundestag es también la supuesta "Coalición Jamaica" (llamada así por los colores de los partidos implicados) entre Cristiano-demócratas, Liberales, y el Partido Verde, bajo la canciller Angela Merkel.

En cualquier caso, esta opción parece ser más bien remota, dadas las significativas y continuas diferencias entre el CDU y el FDP por una parte, y el Partido Verde, por la otra. Sin embargo, ninguno de los tres partidos ha descartado realmente este escenario.

Si se concretara la formación de una "Gran Coalición", este no sería, ciertamente, el fin de las reformas que la administración de Schröder inició para revisar y reparar el sistema económico y social en Alemania. De hecho, constituye la mejor esperanza para preservar y profundizar estas reformas dada la escasa posibilidad de otra opción viable para la coalición gubernamental. Los analistas dentro y fuera del país no están generalmente a favor de tal resultado. Ya muchos habían puesto sus esperanzas en el fervor radical del Partido Liberal con la intención de agitar la economía tradicional del país, las políticas sociales y las instituciones políticas. Pero la mayoría de estos esperan estancados en muchos asuntos como resultado de tensiones internas entre los miembros de los partidos, lo cual es también debido a los fuertes ataques entre cada uno durante el periodo de campaña electoral. De todas formas, si el CDU bajo el liderazgo de Merkel y el SPD con Müntefering o Steinbrück llegaran a un acuerdo sobre las principales reformas, virtualmente no habría oposición política, ni en el Bundestag ni en el Bundesrat, que pudiera entrar en su camino. Adicionalmente, la "Gran Coalición" expresa la tradicional preferencia de los alemanes por el continuismo en lugar de que se produzcan cambios políticos abruptos, lo cual está profundamente arraigado en sus mentalidades así como en su sistema político. Mientras este pensamiento predominante continúa, algunos cambios también ocurren, pero bien equilibrados, por supuesto.

*Universidad de los Andes, departamento de Ciencia Política