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La "guerra" europea

El Viejo Continente vuelve a poner de manifiesto su precaria labor en materia de política exterior ante la coyuntura de una acción militar contra Irak. Semana.com, presenta la compleja situación del rompecabezas europeo.

Rodrigo París Rojas*
9 de febrero de 2003

"Los europeos han estado equivocados en todas las cuestiones internacionales importantes de los últimos 20 años", con esta lacónica frase Martín Walker, jefe de Corresponsales de la agencia de noticias (UPI) argumentaba en noviembre pasado la crítica posición exterior del Viejo Continente en las coyunturas del mundo contemporáneo. Pocos meses después, esta expresión puede ser una de las respuestas que se barajan para explicar los diversos cuestionamientos que vive Europa alrededor de si es conveniente apoyar a Estados Unidos en un ataque contra Irak o si por el contrario se debe mantener una posición pacifista y diplomática para solucionar la crisis que tiene en vilo al mundo entero.

Y es que ese modelo de integración conocido como Unión Europea, y esa construcción de posiciones comunes tan usual en esta región del mundo, hoy está totalmente en entredicho. La decisión unilateral asumida por el gobierno del presidente George W. Bush sobre la necesidad de atacar a Irak para evitar que este país -bajo el régimen de Saddam Hussein- utilice armas de destrucción masiva, ha derrumbado el castillo de la unidad europea y las cartas de los estados miembros -y los posibles candidatos a su ingreso- están regadas y dispersas sobre el tablero geopolítico internacional.

Teniendo en cuenta lo anterior, ¿cuáles son las hipótesis que se barajan para explicar estas situación paradójica que ocurre por estos días en Europa y que tiene con los pelos de punta a Washington? ¿Cómo están distribuidas las cargas y posiciones que cada país de Europa ha jugado en estas semanas? ¿Existe un salvavidas ante estas irreconciliables posiciones manifiestas?

Las causas de la discordia

"Como primer punto es importante aclarar que la Unión Europea con grandes éxitos en el terreno económico, y comercial sigue siendo un "embrión" en asuntos de política exterior y de seguridad común" , así lo afirma la catedrática en Relaciones Internacionales de la Universidad Autónoma de Barcelona Esther Barbé. Existe un reciente pasado que recuerda al Viejo Continente su ineficacia en estos asuntos exteriores como fue la imposibilidad de que Europa actuara para evitar el genocidio de 250.000 musulmanes bosnios hace apenas una década. Incluso, el año pasado, una disputa entre España y Marruecos por un pequeño islote deshabitado debió ser solucionada gracias a la mediación de Washington. La realidad es que esa Unión Europea llena de logros económicos se muestra como un convidado de piedra en materia de asuntos diplomáticos. El ejemplo de la ineficacia europea es aún más palpable en el conflicto del Medio Oriente y ahora, con la posibilidad de una segunda guerra en el Golfo Pérsico a la vuelta de la esquina, todas esas falencias han salido a relucir de manera abrupta.

En segundo lugar, Europa avanza o retrocede según el ritmo de su locomotora, -llamado metafórico que se da al eje constituido por sus dos potencias: Alemania y Francia-, y son precisamente estos dos países los más escépticos a una acción militar de occidente contra Irak sin antes haber agotado todas las vías diplomáticas y pacíficas.

El canciller alemán Gehard Schroeder ?reelegido en septiembre pasado- bajo una de sus banderas electorales que era precisamente el no apoyar ni participar de ninguna forma en una coalición contra Saddam Hussein se ha mantenido incólume frente a las presiones y malos gestos expresados por Estados Unidos, incluso durante la 39ª. Cumbre de Seguridad que se llevó a cabo en la ciudad de Munich y donde el Secretario de Defensa estadounidense, Donald Rumsfeld dijo: "Me temo que el problema es que Francia y Alemania se aíslen así mismas, más que a Estados Unidos"

En ese mismo sentido, Francia también dejó ver sus espuelas. El presidente Jaques Chirac en varias reuniones bilaterales sostenidas en días pasados con sus homólogos de Alemania, Reino Unido y Rusia, manifestó su apoyo a las decisiones de Naciones Unidas y su franca apuesta por una solución pacífica a la actual coyuntura mundial: "Estamos convencidos de que se debe seguir persistentemente con los esfuerzos de encontrar una salida pacífica a la cuestión de Irak; ya que las soluciones militares unilaterales sólo conducirán a un gran sufrimiento de millones de personas".i

El resto de la "Unión"

Salvo la excepción de Bélgica que se unió al eje pacifista propuesto por la alianza francoalemana, y posiciones menos beligerantes como las de Suecia, Austria y Holanda, el resto de los países miembros de la Unión Europea se muestran copartícipes de las decisiones tomadas por el gobierno republicano del presidente Bush.

España, es uno de los estados de la Unión más alineados a Washington. Contrario a lo que ocurría en el pasado cuando este país ibérico se caracterizaba por una tendencia neutralista o antiamericana, el gobierno del actual presidente José María Aznar ha ofrecido total respaldo a Estados Unidos y una muy posible acción militar sobre el régimen de Bagdad. Según el diario The New York Times, el presidente Aznar se refirió a sus relaciones con Bush en estos términos: "Desde el primer momento se ha producido una corriente de mutuo entendimiento, y una extraordinaria fluidez en nuestras relaciones, lo que hace que podamos trabajar juntos mucho más fácilmente".

Es tal la empatía de José María Aznar hacia George Bush que el primer mandatario español y su colectividad gobernante (Partido Popular) se dieron el lujo de rechazar una moción de censura propuesta por las demás fuerzas políticas de España para forzar un viraje en la posición exterior de este país. Inclusive, a pesar de que entre el 80 y 90% de la opinión pública española se manifiesta contraria a la guerra, la carta de Aznar parece ya estar jugada y con pocas previsiones de cambiar su actitud proestadounidense.

Pero España no está sola dentro de la Unión Europea en su alianza con la Casa Blanca. Un país fundamental, el Reino Unido que por tradición es el menos europeo y el más aplicado en sus deberes proanglosajones se mantiene como un invaluable aliado de Washington. Y otros países de menor peso específico dentro de la Unión como Portugal, Italia o Dinamarca también han mostrado su aprobación a las acciones de Estados Unidos.

¿Candidatos protagonistas?

En un año 10 países más entrarán a formar parte del gran proyecto europeo de integración. Su condición de candidatos y debutantes en estas cuestiones de política exterior común, antes que pesar a favor de posiciones más conciliatorias con la locomotora francoalemana entorno a la vía diplomática, no ha sido impedimento para desafiar al eje París-Berlín, y aplaudir las decisiones tomadas en Washington. Los ministros de exteriores de estos países en un tono de desafío hacia las cabezas de Europa, y demostrando su alineación con el hegemón estadounidense firmaron una declaración conjunta en la que manifestaron sin recelo: "aseguramos estar preparados para participar en una coalición internacional para desarmar a Saddam Hussein".

Ante semejantes diferencias de postura entre los socios europeos y los que llegarán a serlo muy pronto, Grecia ha hecho un llamado de urgencia. El gobierno de este país mediterráneo que ejerce desde el primero de enero de este año la presidencia de la Unión Europea, convocó para este lunes una reunión con la participación de todos los Jefes de Estado del bloque regional, con el objetivo de evaluar la situación en el marco de la resolución 1.441 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, y de establecer una posición común de la Europa unificada y creciente. Sin embargo, según lo señala el diario Le Monde, un diplomático francés manifestó hace unos días en Bruselas:"existe un alto riesgo de fracaso porque es muy difícil avanzar en este tema cuando la Unión Europea ha actuado con total "desunión".

¿Qué pasará?

Lo más grave aún es que en un tema tan delicado como el posible ataque a Irak, esas diferencias de Europa no sólo se han quedado en territorio continental sino que han alcanzado instancias más amplias como la Organización del Tratado del Atlántico Norte (Otan), y las Naciones Unidas, donde las disputas y posiciones contradictorias no parecen tener fin.

Estas posiciones disímiles de los países europeos dejan en entredicho el poder de convocatoria y decisión de organizaciones como la Otan con más de 50 años de existencia. Su secretario general, el británico George Robertson se mostró decepcionado durante las sesiones que en días pasados se llevaron a cabo en Bruselas con los embajadores de los países miembros. En términos concretos, fue imposible disuadir a Alemania, Bélgica y Francia en su cometido de no aceptar la acción de la Organización ante un eventual ataque de Irak contra Turquía ?país miembro de la Otan- y que se encuentra bajo amenazas, al ser un aliado estadounidense en cercanías del régimen de Hussein.

Por otra parte, según lo manifiesta Rafael Calduch, director del Instituto de Relaciones Internacionales de la Universidad Complutense, "en Naciones Unidas, el unilateralismo a ultranza efectuado por Estados Unidos pesará más que las voces disonantes de los países europeos y la voz "imperial" será finalmente acatada. Mientras tanto, millones de personas estarán marchando el fin de semana contra la guerra en más de una centena de ciudades alrededor del mundo, pensando tal vez que sus voces unísonas sean un paliativo a las diferencias de los líderes europeos".

Sin saber que pueda pasar en tan amplio rompecabezas mundial, lo único que tiene un alto grado de certeza es que antes de un ataque militar contra Irak, Europa es la que está viviendo su propia "guerra".

*Corresponsal en Madrid