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Prejuicios

La Madrugadera Nacional

Los colombianos dan por hecho que los costeños son perezosos, que tienen el mejor café del mundo y que al que madruga Dios le ayuda. Sin embargo esos supuestos no son del todo ciertos. En una nueva sección semanal, SEMANA.COM desvirtuará los prejuicios más populares.

Darío Álvarez
22 de agosto de 2004

Tieeeeempo, Espectador, Tieeeempo. Caaaaaaalienticos los Tamaleeeeees. 6:34 AM, 6:18 AM, 7:05 AM y 6:42 AM. Es con estas voces y en estas horas en que me han obligado a levantarme los últimos cuatro domingos como consecuencia de la madrugadera nacional.

Por consiguiente, me propuse verificar si el argumento que establece que para salir adelante las sociedades dinámicas y pujantes tienden a iniciar sus labores a tempranos horas de la mañana. Específicamente traté de establecer si era verdad que al que madruga Dios le ayuda, es decir si existía en realidad un nexo entre la productividad y la necesidad de madrugar.

Luego de haber sufrido en carne propia cuando niño las recogidas en el paradero cuando aun no había salido el sol y de tener en claro que de lo único que soy consciente de clase de 7 en la universidad es que no aprendí, en primera instancia me dediqué a estudiar las horas de inicio de varias instituciones educativas del país. La tendencia para mí, es alarmante. Mientras la mayoría de universidades colombianas comienzan sus clases a las 7 ya existen varios profesores dictando sus "muy interesantes" cátedras desde las 6. ¡Repito, clase de 6!

Para mi investigación, decidí contactar diversas instituciones en una travesía de oriente a occidente a nivel mundial. Primero contacté a un profesor en el Japón. País famoso por su sol naciente y por su estricta ética hacia el estudio y el trabajo. Definitivamente si algún país ha salido adelante por el empeño de su gente ha sido este. Por lo tanto, una de las claves para el éxito estaba en la madrugadera de sus ciudadanos, pensé. Por dicha razón, le escribí al Dr. Hironori Tarumi quien es profesor de la universidad de Hokkai-Gakuen ubicada en la ciudad de Sapporo en la isla de Hokaido. Oh sorpresa cuando este me contestó que ninguna clase se da antes de la 9 de la mañana y que en el Japón no es costumbre madrugar.

Del Japón pasé a Korea, un tigre económico que ha revolucionado su industria y su comercio para convertirse en una de las más productivas economías a nivel mundial. Allí contacté al Dr. Minsu Shim que es catedrático de la Universidad de Ulsan localizada en la ciudad de su mismo nombre. A través de él verifiqué que ninguna clase comienza antes de las 8 y que por lo general la gran mayoría de los profesores prefieren dictar sus clases después de las 10.

De Asia pasé a Europa, a Alemania en particular. Este, sin lugar a dudas un país con una reputación de serio, metódico y disciplinado como pocos. Allí me comuniqué con oficiales de la Universidad de Magdeburgo, en lo que era hasta 1989 Alemania Oriental. Curiosamente el mismo patrón asiático continuó por tierras europeas, pues aunque los alemanes son muy disciplinados entienden que el trabajo, para que sea bueno no necesariamente tiene que empezar a las 6. En esta institución las clases tienden a comenzar a partir de las 8:00 AM.

En Norte América decidí investigar las tendencias mañaneras de la Universidad de Harvard. Esta institución que es la más antigua de los Estados Unidos y una de las más importantes a nivel mundial por haber producido a más de 40 premios Nobel, entre otros logros y con tanto éxito, sin lugar a dudas tendría que madrugar. ¿Verdad? Sin embargo para dar un ejemplo, en una de sus más importantes y reconocidas facultades, que es la Escuela de Gobierno John F. Kennedy los profesores más madrugadores durante el semestre de otoño que comienza el próximo mes, serán el Dr. John Holdren y William Clark que inician su cátedra de Políticas Ambientales no antes de las 8:30 AM.

Dando un paso de instituciones educativas a las tendencias de nuestros líderes recientes, los casos más dramáticos de la madrugadera nacional los han presentado el ex presidente Belisario Betancur y el actual Jefe de Estado el Presidente Álvaro Uribe. Del primero los periódicos de la época decían que se levantaba a las 4 y que comenzaba labores una hora después. Como ya sabemos, a él no le fue tan bien. Del Presidente Uribe, los medios reportan que empieza a trabajar a una hora similar a nuestro caso anterior. Con la gran diferencia, que su productividad es vista como una de las más altas en el país. Lo único que me pregunto es que si al Presidente Uribe le está yendo bien así, ¿cómo sería de bueno si pudiera de vez en cuando dormir?

El éxito de Colombia no está en madrugar sino en mejorar su productividad. De nada sirve estar en el trabajo o en la universidad desde las 7 o desde las 6, si perdemos 15 minutos en cada tinto, hora y media en cada almuerzo y un día dejando todo para mañana.

Para que Colombia tenga un excelente futuro hagamos las cosas hoy.