Home

On Line

Artículo

SEGURIDAD PÚBLICA

La muerte de un hincha en El Campín devela los altos niveles de inseguridad en los estadios del país

No hay derecho a que una persona que acude a ver fútbol termine muerta. El hincha cayó del segundo piso y ahora todas las autoridades eluden la responsabilidad.

12 de abril de 2007

La seguridad en los estadios de fútbol está en el limbo, a pesar de que los partidos son, quizá, los eventos que más pasiones y más masas mueven.

Esa es la razón principal de la tragedia ocurrida el pasado miércoles, cuando un hincha -que según las primeras versiones logró entrar al estadio en avanzado estado de embriaguez- falleció al caer del segundo piso.

Hasta ahora, se conoce del episodio que Iván Puente, de 33 años, estuvo bebiendo alcohol desde temprano, según varios testimonios. Luego se dirigió hacia el estadio El Campín para acompañar a su equipo preferido, el Santa Fe, que se enfrentaba contra el Deportivo Independiente Medellín.

Al sitio del encuentro llegaron unas 9.000 personas, según lo reportó la Policía, que custodiaba el sitio con unos 1.200 efectivos. “La cifra de uniformados es pequeña, pero es acorde con el personal con que cuenta la institución”, le dijo a Semana.com un vocero de la institución.

Puente ingresó al escenario y en pleno partido se cayó de la tribuna occidental, a unos cinco metros de altura, y se golpeó la cabeza. Según reportaron los médicos que lo atendieron, el accidentado fue trasladado en una ambulancia que lo llevó hasta la clínica Nicolás de Federmán, donde murió.

El caso genera interés por varias razones. Se trata de una persona que pasó frente a la seguridad de un sitio de eventos masivos en estado de embriaguez. Ahí radica la impresión que ha generado su fatal accidente. Sin embargo, también son absolutamente cuestionables las garantías del escenario deportivo. ¿Por qué se cayó? ¿No hay barreras de seguridad? ¿Cualquier persona, al margen de su estado, puede caerse en esta sede deportiva?

Lo que sigue ahora es una investigación que harán las autoridades. Si estas averiguaciones llegaran a descubrir si Puente ingirió más licor dentro del estadio, el tema se pondría más delicado porque esa práctica está rotundamente prohibida.

La Policía asegura que cuando hay estos eventos, se hacen los controles pertinentes. De hecho, según el general Daniel Castiblanco, comandante de la Policía Metropolitana de Bogotá, se tiene certeza de que los vendedores ambulantes son quienes entran el licor al estadio. Pero ¿cómo entran el alcohol?

Se tienen identificadas algunas formas. Por ejemplo, extraen con jeringas los líquidos de las cajas de jugo y les echan licor. A veces, levantan ladrillos y ahí esconden bebidas alcohólicas y alucinógenos.

Pero el tema de ingreso de elementos indebidos no es sólo referente al licor. Hace apenas dos semanas, un hincha le arrojó una pila al Ómar Labruna, técnico del Cali, en un partido que enfrentaba contra Bucaramanga, equipo local del encuentro.

Aunque Labruna quedó herido, el tema se quedó así. No se sabe quién fue el responsable. Contraria situación ocurrió, por ejemplo, en España, en un juego entre Sevilla y Betis, por la Copa del Rey. Cuando ocurrió una situación similar contra el director técnico Juande Ramos, del Sevilla. En ese momento, el partido se suspendió y luego, en menos de una semana, el agresor fue identificado por el servicio de cámaras del estadio. Ahora debe responder ante las autoridades y además se le prohibió el ingreso hacia el futuro al estadio Manuel Ruiz de Lopera, del Betis.

En cambio, en Colombia este tipo de temas suele quedar en el limbo. Frente al hecho de Puente, un vocero de la Policía manifestó que los uniformados se sienten solos, pues toda la seguridad termina en sus manos solamente. Reconocen que lo que sus escasos hombres pueden hacer para controlar a los miles de visitantes, a veces es irrisorio.

De ahí que el propio general Castiblanco haya anunciado que hablará con la administración del estadio y los clubes para que ayuden con la seguridad e impidan que los vendedores ambulantes vendan dentro del sitio.

Mientras tanto, la administración del estadio se queda en asegurar que su labor llega hasta el alquiler del escenario y nada más. Y los clubes, por su parte, sólo cumplen con pólizas y con la contratación de los encargados de la seguridad, que son los mismos policías.

Por eso, el presidente del Santa Fe, Héctor Fabio Báez, no se ha pronunciado respecto al partido del miércoles. Esperará los hallazgos de las investigaciones. En resumen, la seguridad está en el limbo.