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La renovación liberal

Con la llegada de la nueva dirección alterna el gavirismo se afianzó en la conducción del Partido Liberal. Su estrategia para recuperar terreno en las elecciones de alcaldes y gobernadores será la búsqueda del centro en el espectro político.

Élber Gutiérrez Roa
22 de junio de 2006

El Partido Liberal comenzó a definir su organización para las elecciones regionales de 2007, en las cuales pretende recuperar el terreno perdido durante las presidenciales de mayo pasado. Su primer paso para lograrlo fue la conformación de la dirección adjunta que asumió esta semana como órgano asesor del director nacional, el ex presidente César Gaviria.

¿A quién representa la nueva dirección adjunta? En teoría, a todos los sectores liberales que participaron en la consulta interna para las elecciones presidenciales, así como a los sectores sociales y las nuevas generaciones. De ella hacen parte los senadores Rafael Pardo, Juan Fernando Cristo, Rodrigo Rivera, Andrés González y Juan Manuel López, el ex fiscal Alfonso Gómez Méndez, la senadora electa Cecilia López Montaño, el ex congresista Iván Marulanda, Carlos Rodríguez (presidente de la CUT) y Miguel Sánchez, representante de los jóvenes. Pero la verdad es que su conformación significa una reducción del poder de los sectores serpista y samperista y la consolidación del gavirismo, a través de nombres como los de Pardo, Rivera y González.

El mensaje con estas designaciones es que el liberalismo no buscará aproximaciones con la izquierda (como lo sugería Horacio Serpa) sino que tratará de abrirse campo en centro del espectro político, desde donde hará su oposición crítica al gobierno de Álvaro Uribe.
La dirección adjunta deberá trabajar inicialmente sobre cuatro grandes temas: la reorganización y distribución de los recursos que recibirá el Partido desde el 20 de julio, los preparativos de las elecciones de alcaldes y gobernadores, la definición de su ruta ideológica para reconquistar el poder en Colombia y la posición del liberalismo frente a la agenda legislativa que proponga el gobierno en los próximos meses.

Las cuentas del jefe liberal son sencillas. Para reponerse del golpe sufrido en las elecciones presidenciales el Partido tiene que empezar por definir el horizonte ideológico y reconectarse con la gente en busca de los votos que le permitan alcanzar el poder en las regiones.
 
Ello significa hacerle una reingeniería al partido para acabar con su imagen de viejo, derrotado y dividido. Y como esa reingeniería no sólo requiere un conductor (Gaviria) sino que también necesita un consenso entre los diversos sectores liberales, es allí donde cobra importancia la dirección alterna, en la cual el gavirismo tiene amplia representación. Así como se espera que Iván Marulanda (ex fórmula vicepresidencial de Horacio Serpa) y Alfonso Gómez Méndez (cercano a Piedad Córdoba) defiendan las ideas de los sectores a los que pertenecen, Gaviria tendrá a Rivera, Pardo y González para impulsar la tendencia de centro en el liberalismo. Su misión será defender la oposición crítica al gobierno, sin acceso a la burocracia estatal, pero con apoyo a las propuestas legislativas con acento liberal.
 
“Tenemos que hacer política inteligente. Tenemos que ejercer nuestra responsabilidad en los cuerpos legislativos de una manera que los ciudadanos la comprendan, la entiendan. Que esas actuaciones sean conforme a nuestras orientaciones. Esa es la tarea que tenemos por desarrollar y yo espero que con la organización que tenemos lo podamos hacer”, dijo Gaviria al tomar posesión a la junta alterna.
 
Su discurso sonó conciliador pero aún es temprano para saber si es capaz de convencer a todos los sectores del partido de que, derrotada la propuesta populista de Horacio Serpa, lo más conveniente es optar por un neogavirismo de centro. Eso sólo se sabrá cuando comience la puja por las listas para las elecciones regionales de octubre de 2007.