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Antonio García, comandante del Eln.

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La tregua del ELN

La decisión del Comando Central es un gesto político que no tendrá mayor trascendencia en el campo militar, pero es visto como un buen comienzo para la paz con el ELN.

Andrea Peña
3 de marzo de 2006

“El ELN va a respetar las elecciones. Para el efecto, le dio la orden a todos los comandantes de frentes en Colombia para que no hagan retenciones de personas ni de material electoral, ni obstruyan la libre circulación de los ciudadanos. Tampoco vamos a ejercer presión política a favor de ningún candidato para que cada quien sea libre de tomar la decisión que más le convenga la país”, anunció Antonio García, comandante del Ejército de Liberación Nacional, ELN.

La noticia se conoció en la mañana de ayer jueves desde el corregimiento de San Cristóbal, Cuba, donde la organización guerrillera y el gobierno colombiano intentan un proceso de acercamiento para iniciar una negociación de paz desde hace ya tres meses. El hecho fue visto con buenos ojos por el Presidente de la República, quien aseguró que no podía ocultar su alegría, a pesar de que “le aconsejaron no decir nada” sobre el tema.

En compañía del vocero eleno Francisco Galán, García dijo en rueda de prensa que “el conjunto de la comandancia suspendió las acciones terroristas y de esta manera se lo ha hecho saber a todas las facciones”. En consecuencia, el ELN detendrá todas sus acciones ilegales contra la población civil y no saboteará las elecciones al Congreso que se realizarán, en todo el país, el próximo domingo 12 de marzo.

Esta decisión unilateral, tomada por el Comando Central del grupo guerrillero, Coce, tiene más efectos políticos que militares: la principal condición para la Mesa de Acercamiento era la definición de un cese de hostilidades por parte de los insurgentes. A cambio, el Gobierno ofrecería detener las operaciones contra ellos, sin necesidad de que hubiera desarme y desmovilización de los guerrilleros.

Además, la disminución del ELN en el campo de batalla es cada vez mayor debido a la ofensiva de la fuerza pública en zonas como Antioquia, y aunque no se puede subestimar el dominio que aún tiene en departamentos como Arauca, es una realidad que la capacidad de combate de la segunda guerrilla más grande del país (entre redes de apoyo, milicianos y combatientes suman 10 mil hombres aproximadamente), está de capa caída.

En ese sentido, el impacto de su pausa bélica va a ser diferente en las distintas regiones. Habrá que esperar qué pasa en sitios como Cauca, Nariño, Chocó y los Santanderes (sobre todo la frontera con Venezuela, la Serranía del Perijá y el Catatumbo), donde hay una alta influencia de esta guerrilla. En Arauca, por ejemplo, el frente 10 de las Farc se disputa a muerte algunos terrenos que quieren ser ocupados por la columna ‘Domingo Laín’ del ELN.

Implicaciones

“Queda la sensación de que el ELN está dispuesto a tranzar cosas importantes como el cese al fuego. De aquí al 12 de marzo no es mucho, pero para ellos es un tiempo considerable en el que se juegan su seriedad. Prefieran abstenerse de influir en las elecciones, y más bien invitan a votar”, explica Juan Carlos Garzón, de la Fundación Seguridad & Democracia, quien recuerda que el Coce ordenó una tregua navideña el 17 de diciembre de 2001.

Queda la inquietud de por qué la tregua no se extenderá hasta las elecciones presidenciales. Todo apunta a que no es suficiente su capacidad para un cese al fuego definitivo, y por tal razón, cuando Antonio García respondió las preguntas de los periodistas a través de una teleconferencia, insistió en que las hostilidades frenarían “unas horas antes” y comenzaría “unas horas después”, a pesar de que en el comunicado era claro que la orden a los diferentes frentes, ya estaba dada. Además, “si van a ceder algo como una tregua, es mejor de a poquitos”, añadió Garzón.

Por otro lado, la Fundación Ideas para la Paz explicó otras implicaciones políticas de lo que significaría un cese al fuego en su boletín No. 39, cuando comenzó la mesa de acercamiento en La Habana el pasado mes de diciembre: “Es cierto que al ELN escasamente se le ha tocado en la mayoría de sus zonas de retaguardia profunda -el Catatumbo, la Serranía de San Lucas, Nariño- y que algunos de sus frentes, en especial en las zonas de frontera, siguen fuertes. Pero si la negociación en el fondo no es un intercambio de poder militar por espacios políticos, sino una integración de espacios políticos a unas reglas de juego, la tarea más urgente del gobierno es construir escenarios en que esto sea posible. Más que golpeando al contrincante, la negociación prospera si el gobierno tiene capacidad de propuesta”.

En esta tregua faltan muchas cosas por definirse. Para explicarlas, Antonio García estará hoy viernes, a partir de las 5 de la tarde (hora colombiana), participando en el chat que organiza SEMANA.COM, donde no sólo responderá preguntas que conciernen al cese de hostilidades, sino por el estado en el que hoy se encuentra el acercamiento entre el Gobierno y el Eln.