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La última voluntad del maestro Grau

Homenaje al maestro Enrique Grau, uno de los grandes artistas que ha tenido Colombia.

Adelina Covo
4 de abril de 2004

El maestro Enrique Grau es uno de los grandes de la plástica de América Latina, era una leyenda que nació sabiendo pintar, fue un genio del arte, pues ganó su primer premio, la Mención de Honor, a los 20 años y sin haber tomado una clase de pintura, se ganó una Mención de Honor con el cuadro "La Mulata Cartagenera", que le valió que el entonces presidente Eduardo Santos, le diera la beca con la que hizo sus primeros estudios en Nueva York... así comenzó a formarse el gran maestro que hoy es orgullo para la cultura y el arte colombianos.

Tuve la fortuna y el gran honor de haber acompañado muy estrechamente al maestro Grau desde noviembre pasado, cuando compartió conmigo y me pidió que le ayudara a cumplir su gran sueño, aún por realizar: Hacer el "Centro Cultural Enrique Grau", en el Claustro de la Merced en Cartagena, para lo que él QUIERE donar toda su obra propia y de su colección personal, consistente en 1.300 piezas representadas en siete colecciones o museos como él mismo decía, a saber: Su muestra personal, consistente en 400 piezas entre óleos, dibujos, grabados, bronces y obra tridimensional elaborada en técnica mixta. Su colección de otros artistas, un Museo de Arte Precolombino con 350 piezas, otro de Arte Colonial, con 110 piezas consistentes en manuscritos, imágenes, bustos y objetos.

Un Museo de Arte Republicano, con 60 piezas entre cuadros, dibujos, muebles y objetos. El Museo de Arte popular, representado en 200 piezas, máscaras, objetos rituales y artefactos. Su colección de 150 daguerrotipos y ferrotipos, del período entre 1845 y 1930.

Como si esto fuera poco, su biblioteca personal de cuatro mil volúmenes, especializada en literatura, arte, cine y teatro, que comprende obras del Siglo XVI hasta hoy... espléndido regalo para su Cartagena natal, para Colombia y para la humanidad.

Además, consciente de la importancia de identificar y valorar nuestra cultura, QUIERE el maestro Grau crear el Instituto de Estudio de las Artes Populares del Caribe, para integrarnos cada día más con esa unidad geográfica y cultural tan cercana a nosotros como es el Mar Caribe.

El maestro Grau QUIERE que el Centro Cultural sea en el Claustro de la Merced, no por un capricho, sino para crear una unidad cultural con su hijo favorito, el pechichón, el consentido: "El Teatro Heredia", cuyo telón de boca y plafón de la platea, son la obra cumbre de Grau.

La última voluntad de Grau tiene que cumplirse, no sería justo que su obra se dispersara entre sus herederos y legatarios, especialmente si todo lo dejó escrito de su puño y letra. Dejó los nombres de quiénes deben formar el Comité Promotor del Centro Cultural, de quiénes deben integrar el Grupo de Asesores y hasta llegó a indicar cuáles son las etapas que debe cumplir el Proyecto para ser realidad. Tengo los manuscritos en mi poder.

Grau elaboró personalmente toda la parte museográfica, supervisó hasta la última ficha de cada pieza del Centro Cultural. Este trabajo tan detallado, que hizo con tanta dedicación, del que hablaba dándolo por hecho, es más: "No podemos demorarnos tanto, porque a mí no me queda mucho tiempo y lo quiero ver terminado"... -me decía. Estaba convencido que dentro de cien años los colombianos seguiríamos disfrutando del Centro y "toreando" sus obras al calor de unos martinis vespertinos, en el bar que funcionaría dentro del Claustro.

Tenía todas sus esperanzas puestas en su admirada parienta María Consuelo y en Sabas, su paisano y amigo, precisamente los dos ministros costeños, que deben asumir el compromiso de apoyar este importante Proyecto Cultural, hasta sacarlo adelante, porque es indispensable mucha voluntad política para hacerlo. También tenía el maestro esperanzas en su amigo Enrique Iglesias, el presidente del BID y en el presidente Gaviria, de quien aspiraba le hiciera un "Fund Raising" antes de dejar la OEA...

La Universidad de Cartagena por su parte, su rector Sergio Hernández, su Consejo Superior, su Administración, sus profesores y estudiantes, deberían reconsiderar la posición que tienen con relación al Claustro de la Merced, que es muy respetable, pero que no deben privar al país de tener semejante Centro Cultural al lado del Teatro Heredia, por lo que deben considerar venderlo para este fin.

Son banderillas que le quedan a cada uno...

Por mi parte sólo tengo motivos de agradecimiento para con Dios, premiarme con una amistad tan cercana a las tres figuras más importantes de la cultura cartagenera del Siglo XX, Eduardo Lemaitre, Tito de Zubiría y Enrique Grau, tres leyendas de las que se aprendía sólo por estar cerca de ellos.

Los invito a ver la última voluntad de Grau en:

www.enriquegrau.com



Cartagena, 1 de abril de 2004