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La verdadera chiva

Las chivas de cerámica nacieron hace 30 años en el departamento del Huila. Desde entonces han recorrido todo el mundo y se han convertido en uno de los objetos más característicos de la cultura colombiana. Una exposición de Cecilia Vargas, su creadora, muestra el colorido y la singularidad de este rudimentario medio de transporte.

7 de marzo de 2004

Untitled Document Colombia cuenta con Transmilenio o el Metro, pero en los pueblos y veredas esos particulares buses-escalera, ruidosos y con colores llamativos aún sobreviven. Músicos, costales de frutas y verduras que transportan los campesinos los domingos de mercado, las coronas de flores o los hombres que sin temor se sostienen a pesar de los irregulares caminos, van en los techos a los que ascienden por una escalera sujetada a los costados. Por el contrario, las mujeres y los niños viajan seguros en las largas bancas de madera ubicadas en la cabina del viejo autobús. Chiva que se respete tiene entre sus combinaciones rojos, azules amarillos o verdes y nombres como 'La pecosa", 'Quieta Margarita' o 'Rápido San Pelayo'.

Y es que las chivas son tan representativas como el pandequeso o Conchita la mula que acompaña a Juan Valdez, imagen de nuestro café en el mundo. Extranjero que visite Colombia no deja de llevarse entre sus recuerdos una hamaca de San Jacinto, una mochila wayúu o una Chiva de Cecilia Vargas, una tolimense que desde hace 30 años decidió inmortalizar este popular medio de transporte en objetos de cerámica.

Vargas expondrá en la Galería Mundo de Bogotá, sus populares obras que aunque parecen un retrato de la cotidianidad, tienen en sí años de observar y analizar la cultura colombiana reforzada con un gran bagaje literario.

Cecilia Vargas pertenece a una familia de artesanos que comenzó haciendo figuritas con barro en su pueblo natal Pitalito (Huila). Creció viendo a su mamá hacer pesebres y aunque ella también ha hecho otras formas, enfocó su trabajo hacia las chivas, hasta convertirlas en una de las mejores muestras del arte popular.

"Una chiva es un vehículo público pero también un sentimiento ambulante", dice el periodista Germán Santamaría en el artículo que escribió para la edición 11 de la Revista Mundo, que junto con la exposición busca demostrar cómo las chivas de Cecilia encierran cientos de historias llenas de cuentos, arte y folclor.