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La victoria socialista

La victoria en España del candidato del Psoe, José Luis Rodríguez Zapatero, preocupó a más de un colombiano, sobre todo después de que su gabinete anunció que algunas de las políticas bilaterales serían consideradas. El académico Alejo Vargas analiza la situación que podría cambiar el panorama del conflicto colombiano.

Alejo Vargas Velásquez*
21 de marzo de 2004

El mandato de los españoles fue claro: sanción para Aznar y su Partido Popular y oportunidad para el Psoe y José Luis Rodríguez Zapatero de formar un nuevo gobierno. Sin duda, los hechos terroristas que antecedieron las elecciones influyeron sobre un escenario que parecía equilibrado en las preferencias y ligeramente a favor del PP (qué tanto, será objeto de controversia en el futuro). Pero el triunfo del PSOE deja lecciones, experiencias y vislumbra cambios.

1. La transición española

España es un caso exitoso de transición a la democracia, después de tres años de guerra civil y casi cuatro decenios de autoritarismo franquista; comienza un proceso de liberalización con la muerte del caudillo Francisco Franco en 1975. La transición española se caracteriza por un proceso progresivo de negociaciones -primero en las élites gobernantes y luego con la oposición- y, fundamentalmente, los Pactos de Moncloa que comprometen a las fuerzas políticas y al gobierno en una agenda de sucesivas reformas económicas y salariales que contribuyeron a atenuar la conflictividad sindical y crear condiciones para el desarrollo y la convivencia democrática. Esto marcó un claro compromiso de las fuerzas políticas, incluido el Partido Comunista Español -transformado hoy en Izquierda Unida-, de respeto a las reglas democráticas. Pero también es el contexto en el cual se aprueba abrumadoramente por referendo la Constitución de 1978, que establece las reglas del juego para el funcionamiento democrático.

Luego de los gobiernos posfranquistas se inicia la verdadera transición con el gobierno socialista del Psoe entre 1982-1996, en el que coloca a Felipe González frente al liderazgo de un gobierno de centro-izquierda durante el que se consolida la democracia española y se vive un salto espectacular de modernización ligado a la integración de España a Europa, y se crean las condiciones para su desarrollo económico. Este proceso lo continúa y consolida el gobierno de centro-derecha del PP, presidido por José María Aznar desde 1996 hasta la fecha. Esta alternancia entre socialistas y populares muestra el vigor y la madurez de la democracia española.

En vísperas del debate electoral, las fuerzas políticas mayoritarias, PP y Psoe, mostraban un virtual empate técnico, con una ligera mayoría del PP, pero que se había venido reduciendo desde enero de manera sistemática y que colocaba como impredecible el resultado definitivo. Si bien el PP podía mostrar una gestión económica estable y positiva -más allá de los normales cuestionamientos-, tenía en contra el desgaste del ejercicio del gobierno y el apoyo de Aznar a la participación en la guerra de Bush contra Irak que generó un alto nivel de rechazo en los españoles, pero que era incierto si se reflejaría en el comportamiento electoral.

2. Lecciones y efectos de los resultados electorales

Uno. Mostraron una democracia consolidada, en la que la alternancia en el gobierno es un presupuesto básico -sólo en autoritarismos, los gobernantes se perpetúan indefinidamente y se estimulan climas de unanimismo-. Esto debe ser tenido en cuenta por los gobernantes que a veces olvidan la transitoriedad del poder. La tendencia del gobierno Aznar, de tiempo atrás, era la de uno arrogante y manipulador; acabó con la tradición española de mantener una periódica relación del Presidente de gobierno con el jefe de la oposición y un diálogo con los partidos políticos; mantuvo una actitud impositiva y excluyente frente a los gobiernos autonómicos regionales.

Dos. Un sólido sistema de partidos es la base de la democracia, con tres formaciones políticas nacionales y partidos regionales con presencia nacional y la característica normal de incertidumbre en cuanto al resultado electoral -reglas ciertas y resultados inciertos es la máxima de la democracia-. Porque fueron los indecisos, cerca del 40 por ciento de los electores hasta última hora, quienes inclinaron la balanza electoral; adicionalmente, la masiva concurrencia de los españoles, especialmente los jóvenes, fue fundamental para mostrar la confianza en su democracia.

Tres. La manipulación del poder puede dar resultados transitorios, pero se vuelve contra los que la usan. El intento del gobierno del PP de manipular la información del brutal atentado hacia la autoría de ETA, buscando beneficios electorales con el dolor de un país, fue el último acto de un gobierno con antecedentes recurrentes en esa dirección, cuando las evidencias inmediatas eran que se trataba de terrorismo asociado a Al Qaeda y relacionado con la política de apoyo incondicional a la guerra en Irak en contra de la mayoritaria opinión española. Convirtió la televisión española TVE en un instrumento al servicio del gobierno y no en una cadena informativa profesional del Estado Español. La elección sancionó todos estos comportamientos del gobierno y no solamente su último error; esto, pese a su buena gestión económica.

Cuatro. En política interna se reconstruye el diálogo político con los partidos nacionales y regionales, con los gobiernos regionales autonómicos y con la sociedad en su conjunto; se priorizarán políticas sociales abandonadas por el gobierno del PP; continuará una política contra el terrorismo, pero sin cerrar puertas a salidas políticas en el caso vasco; habrá una actitud de respeto en el funcionamiento de órganos como televisión española, al servicio de la sociedad y no del gobierno de turno.

Cinco. En política exterior se robustece el multilateralismo, el Psoe tendrá una orientación europea, lo que fortalecerá la política exterior de la UE, incluida una política antiterrorista clara pero a través de mecanismos multilaterales, especialmente Naciones Unidas -Aznar contribuyó a debilitar la política exterior común de la UE-; prioridad en las relaciones mediterráneas -porque es su entorno inmediato- y hacia América Latina, pero en el marco de la política común europea. Con seguridad se debilitará el apoyo incondicional a la política exterior de Estados Unidos, sin que esto signifique confrontaciones innecesarias; disminuirán las tensiones con Cuba y habrá una política de mayor cercanía y diálogo político con los gobiernos y partidos socialdemócratas, incluido en el caso nuestro el Partido Liberal y el PDI.

Uno de los grandes interrogantes que surgen es qué tanto influirá en los electores norteamericanos, y en la estrategia del Partido Demócrata en las elecciones de noviembre próximo, la sanción clara de los votantes españoles a la aventura de Irak.

3. ¿ Cómo afectan las relaciones con Colombia?

Sin duda, el gobierno socialista va a modificar las prioridades de su política exterior y la va a situar sobre nuevos ejes, y esto incide en la relación colombo-española construida en la época de Aznar. Siendo Colombia, igual que Latinoamérica, una de las prioridades de la política exterior española. Sin embargo, es importante destacar que los cambios en las políticas públicas de los gobiernos y especialmente en el campo de la política exterior tienden a ser más graduales que totales; esto, para destacar que no van a darse virajes radicales e inmediatos, sino más bien cambios progresivos y graduales que llevarán sí a unos ejes diferentes de prioridad.

La España del Psoe será mucho más europeísta y en esa medida, su política hacia Colombia estará altamente influida por la política de la UE (multilateralismo) y menos por acciones de corte individual. Esto significa que la cooperación, por ejemplo, en el campo militar va a depender de la decisión que tome la UE en su conjunto y no de acciones unilaterales, y hasta el momento no hay decisión clara de cooperación en este campo. Por supuesto, España seguirá comprometida, igual que la UE, en la lucha antiterrorista, pero se modifican los énfasis en cuanto a prioridades de respuesta y cada vez se debate más la necesidad de combinar los aspectos de inteligencia, como prioridad preventiva, junto con una respuesta multidimensional que combine lo militar con lo político y lo socioeconómico.

Igual que el resto de la UE, pondrá el énfasis en el fortalecimiento de la democracia, los programas de desarrollo social y el respeto por los derechos humanos y el DIH, como ejes importantes de la política en relación con Colombia. En ese sentido, la política entre los dos países, además de las relaciones empresariales que se fortalecieron mucho en los últimos años y que se mantendrán en esa tónica, colocarán una mayor prioridad en el apoyo a programas de desarrollo social y en respaldar iniciativas políticas de resolución del conflicto interno armado, incluidas las mejoras en el campo humanitario.

Ni cambios catastróficos, ni continuidad a ultranza se avizora en la relación colombo-española.

*Profesor de la Universidad Nacional