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EL AÑO DE LA VERDAD

“Las acciones militares son responsabilidad de personajes en las sombras"

En un documento de 230 páginas, conocido por la Agencia de Prensa IPC, que el ex paramilitar le entregó al fiscal que lleva el caso durante la audiencia pública del pasado 18 de enero, Salvatore Mancuso elude la responsabilidad de sus acciones y siembra una incógnita sobre quién era el cerebro de las AUC.

Juan Diego Restrepo E. (*)
5 de febrero de 2007

Empleando una hábil estrategia argumentativa, a través de la cual pretende evadir responsabilidades penales como integrante de la estructura de mando de las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc) ante la imputación de crímenes de lesa humanidad, el ex comandante paramilitar Salvatore Mancuso negó la existencia de una estructura formal de esta organización armada ilegal y la calificó de "virtual".

"Las Auc una vez consolidadas, aproximadamente desde el año 99, eran una confederación de bloques o frentes que compartían una misma ideología, pero no una escala organizacional jerárquica", afirma quien fuera el Jefe del Estado Mayor de las Auc desde mayo del 2001, en reemplazo de Carlos Castaño Gil, quien renunció a ese cargo por voluntad propia.

Las afirmaciones de Mancuso, que contradicen la historia de ese grupo ilegal de extrema derecha, fueron consignadas en un documento de 230 páginas, conocido por la Agencia de Prensa IPC, que el ex paramilitar le entregó al fiscal que lleva el caso durante la audiencia pública del pasado 18 de enero, la última rendida por el ex comandante en los tribunales de Medellín.

"De ninguna manera puede visualizarse a las Autodefensas, particularmente antes del año 2002, como un ente monolítico donde la información, el control y las decisiones ascendían y descendían verticalmente según las normas estrictas y transparentes del ordenamiento castrense oficial", afirma Mancuso, y agrega que "cada vez que los grupos crecían en hombres, finanzas, territorios y poder militar, era imposible en la práctica imponer un mando sobre aquellos que se ganaban el control en la guerra a costa de sus propios esfuerzos bélicos".

Mancuso, en síntesis, niega la jerarquía de las Auc atribuyéndole su existencia a "la imaginación febril del comandante Castaño"; refuerza el carácter irregular de ese grupo armado y hace énfasis en la independencia de los bloques y frentes; y le atribuye las decisiones más importantes de su accionar militar a "agentes oscuros" del Estado y del sector privado colombiano.

"Estructura virtual"

"La nuestra (Auc) fue una organización no solamente ilegal, sino también irregular – y así debe entenderlo el país – no solo por las características de la guerra irregular que plantean las guerrillas sino también, y fundamentalmente, por la forma irregular de su estructura interna, a la que no dudo en calificar también de informal y hasta de virtual – me refiero al mando conjunto – en el sentido de que solo existió en el papel", asevera el ex jefe del llamado Estado Mayor Negociador de las Auc, figura que, a partir de los diálogos con el Gobierno nacional en el 2002, reemplazó al Estado Mayor Conjunto.

Y no solo habla de una organización jerarquizada "en el papel" sino que aclara que ésta solo existía "en la imaginación febril del comandante Castaño, preocupado siempre porque la opinión pública visualizase a las Autodefensas como la contracara exacta de las guerrillas, como réplica idéntica del esquema burocrático de las guerrillas, sin que eso fuera cierto".

Pero la realidad descrita en otros ámbitos contradice a Mancuso; entre ellos, su biografía, escrita por la periodista Glenda Martínez (Salvatore Mancuso. Su vida. Editorial Norma, 2004) que da cuenta de la estructura de las autodefensas, incluso desde cuando se inician como organización armada bajo el nombre de las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá (Accu).

"La exigencia de un mando único se convertía en un imperativo. La guerra entraba en una nueva etapa: la retoma de Urabá, el Eje Bananero y la salida al mar, que exigía coordinación y concentración de fuerzas, hombres armas y municiones. Esa tarde se creaban las bases de lo que serían las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá", escribió Martínez.

En ese momento, se constituyó la dirección de la organización ilegal. Carlos Castaño como cabeza visible; Salvatore Mancuso, Rodrigo Tovar, alias Jorge 40, Ever Velosa, alias Hernando Hernández, y Carlos Mauricio García, alias Rodrigo Doble Cero, conformaron el primer Estado Mayor.

La seriedad que le dieron a la conformación de las Accu fue de tal profundidad que tuvieron sus propios estatutos, aprobados en julio de 1990 y reformados en marzo de 1996, "por consenso general de su Estado Mayor", según se lee en varios documentos. Dichos estatutos establecieron la estructura de mando, la cual recayó en un Estado Mayor Conjunto, "órgano máximo de la Dirección de las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá, y sus decisiones son obligatorias para todos sus miembros. Estará conformado por los Jefes de los Estados Mayores Regionales".

Pese a las evidencias, Mancuso niega la estructura y su accionar articulado: "Los bloques o frentes, una vez maduros en su accionar político, social y financiero, siguieron su camino de manera autónoma e independiente, conservando por supuesto entre nosotros vínculos de solidaridad y colaboración ideológica, militar o política, derivados de la identidad de nuestra lucha contra la guerrilla, para lo cual algunas veces nos juntábamos o apoyábamos esporádicamente, compartiendo diversos aspectos requeridos en la guerra: logísticos, de transporte, bélicos, de intendencia, entrenamientos humanos, financieros, militares, de inteligencia, etc.".

El especialista en temas conflicto, Mauricio Romero, explica que Carlos Castaño, Iván Roberto Duque, alias Ernesto Báez, y otros iniciaron el proyecto de centralización política y militar de los diferentes grupos paramilitares y de autodefensas, primero a través de la creación de las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá (Accu) a finales de 1994, y luego con la conformación de una confederación nacional, llamada Autodefensas Unidas de Colombia (Auc), en abril de 1997.

"El Estado Mayor de las Accu estaba localizado en la serranía de Abibe, entre el departamento de Córdoba y la región de Urabá. Allí también funcionó la sede de la dirección nacional de las Auc, encomendada a Carlos Castaño por los jefes de los diferentes grupos que participaron en su constitución", aclara Romero.

En el libro El poder paramilitar (Editorial Planeta, 2005), compilado por Alfredo Rangel, director de la Fundación Seguridad y Democracia, aparece reseñada la estructura de las Accu, que tuvieron una dirección política y militar integrada por Carlos Castaño, Salvatore Mancuso, Rodrigo Tovar, alias Jorge 40, Rodrigo Molano, José Alfredo Berrío, alias El Alemán, Eduard Cobo, alias Diego Vecino, Diego Murillo, alias Adolfo Paz, Antonio Cauca, Pedro Ponte y Hernán Giraldo.

En sendas entrevistas, varios ex comandantes de bloques de las Auc ratificaron lo que Mancuso intenta negar. Uno de ellos es Edward Cobo Tellez, alias Diego Vecino, quien en enero de 2005 reconoció que "ésta (Auc) es una organización político-militar y por el hecho de ser militar obedece a una estructura, obedece a un mando vertical”. Un mes después, Diego Murillo, alias Adolfo Paz, sostuvo en una entrevista que "la autodefensa tiene un mando piramidal, había un comandante máximo que era el comandante Carlos Castaño y ante su ausencia asumió ese rol el comandante Mancuso".

Estos datos confirmarían que no había tal concepción de federalización antes del 2002, aspecto que queda ratificado en el libro Mi confesión. Carlos Castaño revela sus secretos, escrito por el periodista Mauricio Araguren Molina (Editorial Oveja Negra, 2001). En él, Castaño reconoció que "el mando unificado estaba perjudicando la organización" y propuso "un mando federado de nueve comandantes, un Estado Mayor donde cada uno responderá por sus actos".

De allí surgió el Estado Mayor de las Auc, conformado por Salvatore Mancuso, José Alfredo Berrío, alias El Alemán, Rodrigo Molano, Diego Murillo, alias Adolfo Paz, Antonio Cauca, Pedro Ponte, Hernán Giraldo, Guillermo Llanos, Martín Casanare, Carlos Mario Jiménez, alias Macaco, Ramón Isaza, Arnubio Triana, alias Botalón, Luis Eduardo Cifuentes, alias El Águila, y Francisco Tabares.

"En las sombras"

Otro de los aspectos que sorprende en el documento es el reiterado señalamiento como responsables de diversas acciones militares de las Auc a "personajes en las sombras", desconocidos para él y conocidos solamente por Carlos Castaño.

"El comandante Carlos Castaño tenía el máximo control de la situación y daba hacia el exterior de la organización la impresión de que ese control era sólido y orgánicamente colegiado – existen declaraciones suyas a la prensa sobre decisiones supuestamente adoptadas por el pleno de comandantes o Estado Mayor de las Autodefensas – pero, al menos desde mi experiencia personal, eso no funcionaba así", relata Mancuso.

Según su versión, "el comandante Carlos articulaba su dirección e incluso su influencia decisiva hasta el último rincón de las zonas controladas por las Autodefensas, con personas influyentes que tenían nexos fuertes con sectores enquistados en el aparato estatal, de tal manera que cuando él se refería al "pleno de la organización" no lo hacía en realidad con referencia a los comandantes que pertenecíamos a las autodefensas sino con relación a esos otros personajes en las sombras a las que nunca tuve acceso y que al día de hoy desconozco".

Mancuso hace referencia en ese comentario al llamado "grupo de los seis", del cual habla Carlos Castaño en su libro autobiográfico y a quienes describe como "hombres al nivel de la más alta sociedad colombiana. ¡La crema y nata!". Según Castaño, ellos eran "verdaderos patriotas, comprometidos con Colombia. Me convencieron de la importancia de actuar patrióticamente y dedicar mi vida a la defensa del país, y entregarla si es el caso. Eran personajes de todo respeto y credibilidad".

Cuenta Castaño que iba donde ellos y "les decía que había descubierto algunos de los grandes jerarcas de las Farc y el Eln en la legalidad, les mostraba una relación escrita con sus nombres, sus cargos o ubicación y ellos señalaban quién debía ser ejecutado". Al respecto, Mancuso declaró en su versión libre que "(Castaño) nunca dijo un nombre, al menos en presencia mía ni de nadie que yo conozca".

Tales circunstancias llevaron a Mancuso a señalar que "bajo la conducción del comandante Castaño parecía haber dos estructuras: una virtual, donde aparecíamos los comandantes de las autodefensas, y otra real, pero desconocida para los comandantes donde los informantes y los personajes que tomaban decisiones solo tomaban contacto y se manifestaban a través del comandante Carlos".

A tales circunstancias Mancuso le atribuye, en parte, el crecimiento y expansión de las Auc: "que bien pudo haber tenido que ver con "fuerzas oscuras" direccionadas hacia el interior de la organización por el mando exclusivo del comandante Castaño, "fuerzas oscuras" y totalmente por fuera de nuestro control y que le dan principio de explicación a ciertas acciones, totalmente desproporcionadas con el objetivo central de derrotar a las guerrillas y aislarlas de sus bases logísticas de aprovisionamiento y reclutamiento".

En un intento por figurar como víctima de una estructura que al parecer no conocía y del que supuestamente no tenía conocimiento alguno, le atribuye fines distintos a su lucha contrainsurgente: "pienso hoy que esas acciones que provocaron muy acertadamente el escándalo y el horror nacional e internacional han tenido que ver con el propósito maquiavélico de dejarnos encerrados a los comandantes de las autodefensas, a los "luchadores por la libertad", en un camino sin salida, donde en un extremo estuviese seguir en el monte y en el otro la cárcel y los tribunales internacionales".

Y finalmente, en un esfuerzo por acumular argumentos para despojarse de su responsabilidad de mando como integrante del Estado Mayor de las Auc antes de 2002, bajo la autoridad de Carlos Castaño, y luego como su sucesor, le atribuye al Estado parte de la llamada "doble estructura" de las Auc: "no puedo dejar de manifestar que resulta evidente a estas horas que las razones de Estado, ocultas en los pliegues y los recovecos de instancias decisorias del mismo, tienen mucho que ver con las modalidades, las tácticas y la existencia misma de las Autodefensas".

Queda claro que con versiones que contradicen la historia y articuladas con habilidad verbal, Salvatore Mancuso pretende evadir ante la Ley de Justicia y Paz, las víctimas y, a futuro, los tribunales internacionales, la responsabilidad de mando que tuvo como integrante del llamado Estado Mayor de las Auc, en la comisión de delitos atroces y crímenes de lesa humanidad perpetrados por los diversos bloques y frentes que integraban esta organización armada ilegal.

(*) Editor Agencia de Prensa IPC
Medellín, Colombia
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