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La presidenta del Senado, Dilian Francisca Toro, sigue siendo objeto de bromas entre sus colegas por el chasco que pasó a la hora de imponerle la banda presidencial a Álvaro Uribe.

Las diez claves de la posesión de Uribe

Más allá del discurso de Álvaro Uribe Vélez en la toma de posesión de su segundo mandato, hubo 10 hechos cuyo significado analiza SEMANA.COM

9 de agosto de 2006

1. Los nervios de Dilian. La presidenta del Congreso, Dilian Francisca Toro, ocupa el puesto número uno en el top de hechos insólitos, por su error al ponerle a Uribe la banda presidencial al revés. Toro no pudo vencer los nervios de ser la primera mujer en tomar juramento a un Presidente en Colombia y, pese a que había ensayado la ceremonia, terminó tan enredada, que ni la organización del evento pudo disimular el error en la transmisión por televisión. La primera dama, Lina Moreno, fiel a su estilo descomplicado y sencillo, no reparó en el yerro. En cambio, Tomás y Jerónimo, los primeros hijos de la Nación, pusieron en evidencia a la senadora con sonoras carcajadas que rompieron el protocolo, y la obligaron a corregirlo.

2. La ausencia de Pastrana. Tras jurar respeto a la Constitución y las leyes, Uribe leyó un discurso de 13 páginas en el que hizo varias alusiones al gobierno de su antecesor, Andrés Pastrana. Pero Pastrana no estaba en el recinto para escucharlo. El ex mandatario conservador le aplicó la misma medicina que recibió de Tirofijo en el proceso de paz del Caguán y le dejó la silla vacía en pleno acto de posesión. Quienes lo conocen dicen que la presencia de María Cristina de Pastrana, madre de Andrés, demuestra que Pastrana sí quiso acompañar a Uribe. Hecho que no es cierto porque ella en realidad iba en representación de ex primera Dama como esposa de Misael Pastrana Borrero. La ausencia refleja el abismo creado entre Pastrana y Uribe tras el rifirrafe con Ernesto Samper, que hace un mes dejó a los dos ex presidentes por fuera del gobierno.

3. Samper en primera fila. Contrario a Pastrana, el ex presidente Ernesto Samper no sólo fue a la ceremonia, sino que posó para las cámaras sin angustias ni afanes en la fila de los ex presidentes, al lado de Alfonso López Michelsen y Belisario Betancur. Apareció relajado y evitó referirse al contrapunteo con Pastrana, quien había dicho que los dos no caben en el mismo lugar. Se limitó a decir que viene, como los niños de París, completamente inocente.

4. Faltó el bloque socialista. La silla de Pastrana no fue la única asignada a última hora a los rellenadores del evento. Los presidentes del llamado eje socialista de América Latina también brillaron por su ausencia, con lo cual el listado de Jefes de Estado asistentes quedó reducido a los siete de América Central y cuatro de América del Sur. Los de Bolivia, Argentina, Venezuela y Brasil prefirieron delegar en subalternos el viaje a Colombia. La excusa más curiosa fue la de Hugo Chávez, de Venezuela, quien argumentó cansancio. Varios analistas consideran que es imposible que Chávez, Lula y Evo Morales no se halyan puesto de acuerdo para dejar solo a Uribe, considerado el aliado más cercano a Washington.

5. Arias se robó el show. El presidente de Costa Rica y premio Nóbel de Paz, Óscar Arias, se robó el show entre los que aceptaron la invitación de Uribe. Tras su reciente encuentro con una delegación de desmovilizados de las autodefensas y su oferta de mediar para un acercamiento con la guerrilla, Arias fue el centro de todas las miradas. Incluso fue el único de los mandatarios centroamericanos en reunirse por separado con Uribe antes del acto de posesión. Hablaron durante casi una hora. Y en el recinto del Congreso era uno de los más emocionados con el anuncio de que el reelegido presidente buscará la paz en su segundo gobierno.

6. El tiempo de los purgados. En contraste con la tensión de hace cuatro años por su propuesta de revocar el Congreso, en esta oportunidad Uribe saludó uno por uno a los congresistas asistentes a la posesión. Estrechó con simpatía las manos de quienes tendrán que debatir sus proyectos en los próximos cuatro años y hasta se tomó un tiempo adicional para nuevos aliados como el controvertido senador Luis Alberto Gil, cuya campaña él mismo había pedido investigar por sospechas sobre infiltración de dineros calientes. El congresista dijo que el saludo no debe sorprender a nadie porque siempre ha sido cercano al Presidente.

7. El desaire a Vargas Lleras. En ese festival de saludos hubo otro hecho que tampoco pasó inadvertido. Uribe se acercó a los congresistas de Cambio Radical, pero cuando descubrió que entre ellos estaba el senador Germán Vargas Lleras, líder de esa bancada, hizo un rápido giro para ignorarlo y se abstuvo de saludarlo. La actitud de Uribe fue registrada en la transmisión oficial por televisión, en la que también se vio a Vargas Lleras con muy pocas ganas de acercarse al Presidente. Ambos prefirieron hablar con la ex senadora Claudia Blum -que estaba en medio de los dos-, en vez de saludarse. Es evidente que en Palacio hay molestia por los coqueteos de Vargas Lleras con sectores políticos de la oposición, en particular el Partido Liberal.

8. Con sabor colombiano. Al presidente peruano, Alan García, se le vio entonando con sentimiento y a todo pulmón el Himno Nacional de Colombia. García vivió varios años en nuestro país como exiliado político y durante este tiempo no sólo se aprendió el himno, sino que aprendió a sacarle el jugo a costumbres tan arraigadas como, según sus propias palabras, los “septimazos” bogotanos, las “onces con cuajada y melao” y las “tertulias con los taxistas”, a quienes considera excelentes interlocutores. Un buen augurio en la intención colombiana de relanzar la agonizante Comunidad Andina de Naciones, que quedó chueca después de la renuncias de Venezuela. Y buen aliado para hacerles contrapeso a las constantes pataletas del otro vecino, Hugo Chavéz.

9. Protesta pacífica. Los parlamentarios del Polo Democrático aprovecharon el acto de posesión de Uribe para retarlo en pleno juramento. Mientras Uribe permanecía firme para recibir la banda presidencial, los congresistas opositores levantaron afiches con las fotografías de los uniformados y civiles que hacen parte de la lista de secuestrados a los que las Farc quieren incluir en un acuerdo humanitario. Uribe pasó la mirada varias veces por el sector en donde el Polo hacía su protesta, pero no mencionó una sola palabra sobre el tema en su saludo, ni en su discurso.

10. El chasco de la transmisión: La transmisión de televisión fue uno de los lunares de la fiesta. Debido a una estrategia de la Casa de Nariño, el servicio de imagen que el gobierno presta en estas ocasiones iba acompañado por la narración de un equipo de la oficina de prensa de la Presidencia. Así, los televidentes podían sintonizar cualquier canal y se encontraban con la misma descripción de los hechos. Cada canal tenía analistas invitados, pero en los momentos clave de la transmisión, cuando el televidente quería enterarse de lo que pasaba, la narración era siempre de la prensa oficial de Palacio. Uribe estaba en su día, pero la transmisión ignoró casi por completo a los demás asistentes, incluso a los invitados especiales. Para completar, cuando al Presidente le dio por saludar a cada uno de los presentes en el recinto, no había audio que lo acompañara, lo cual hizo de la transmisión un ladrillo.