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La Fundación Mario Santodomingo es uno de los organismos que financió el estudio sobre Responsabilidad Empresarial.

Economía

Las empresas que le apuestan a lo social

Los empresarios de Colombia son los mayores contribuyentes a la labor social en Latinoamérica. Pero falta hacer más visibles sus aportes.

Andrea Peña
24 de abril de 2006

Margoth trabaja siete horas al día en una de las sucursales de Crepes & Waffles en Bogotá. Es madre soltera y está esperando su segundo hijo que llegará en menos de dos meses. A pesar de su difícil situación, está feliz: su empresa le facilitó un crédito para pagar la cuota inicial de su casa donde, por fin, vivirán tranquilas ella, su mamá y sus hijos.

Su caso es un ejemplo de la gestión social que algunas empresas privadas del país han hecho en pro de los sectores menos favorecidos. El estudio “Aportes y Desafíos de la Responsabilidad Social Empresarial en Colombia”, realizado por iniciativa de once fundaciones empresariales y a cargo de tres expertos sobre el tema, reveló cuáles son los aportes y desafíos del empresariado colombiano a favor de la paz, la educación y la salud. Según el estudio, sus aportes ascendieron a 256 millones de dólares durante 2004 que han sido invertidos en recreación, cultura, salud y educación.

Durante la presentación del informe el pasado jueves en el Metropolitan Club, el profesor de la Universidad de los Andes, Roberto Gutiérrez, quien participó en el trabajo como investigador, destacó los esfuerzos en inversión social y filantropía estratégica de las empresas en Colombia respecto a otras en América Latina. “Las formas de intervención social de las empresas son ejemplares en Latinoamérica por la calidad de su gestión y los resultados alcanzados. Una muestra es que aquí hay 111 fundaciones que trabajan para fortalecer este sector, y a pesar de que no hay una organización de empresarios dedicada a promover la responsabilidad social, el sector privado está haciendo un gran esfuerzo por hacer sus aportes”, aseguró el experto.

Para realizar el informe, se tuvo en cuenta una encuesta realizada por la Asociación Nacional de Industriales, Andi, a 98 empresas. Tres de cada cuatro de ellas dijeron haber hecho aportes a fundaciones. Para estas compañías, su presupuesto para 2004 fue de casi 46 millones de dólares que se invirtieron en servicios sociales para sus trabajadores y para la comunidad.

De manera general, se pudo determinar que el 45 por ciento de las compañías colombianas han tenido iniciativas de responsabilidad social por más de siete años, aunque casi la mitad gasta menos del 0,5% de los ingresos en dichos esfuerzos, aparte de los aportes parafiscales a los que están obligados a cumplir. Empresas de países como Estados Unidos pueden llegar a gastar entre el 8 y 10 por ciento para estos rubros.

Por otro lado, las Cajas de Compensación Familiar, organizaciones sin ánimo de lucro con origen y financiación de las empresas, tienen una amplia cobertura: “53 Cajas de Compensación Familiar en 531 municipios del país con 183.676 empresas afiliadas y 3.547.610 de trabajadores que junto con sus familias suman 9.846.031 personas beneficiadas ( 22,2% de la población colombiana) en el 2003”.

Durante ese año, las Cajas de Compensación recibieron 526 millones de dólares; el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar recibió 394 millones y el Sena 263 millones. “Los 1.184 millones de dólares aportados a estas iniciativas sociales por parte de las empresas representaron 1,39% del PIB nacional”, señala el estudio.

Muestra de esta labor es el grupo empresarial Bavaria que tiene un programa con cultivadores de fruta. Ellos reciben capacitación, apalancamiento financiero, acompañamiento técnico y aseguramiento de compra. Otro ejemplo es el de Homecenter, una cadena de almacenes de grandes superficies de la organización Corona que tiene programas para capacitar a sus clientes en la utilización de herramientas y artículos ofrecidos, y para capacitar a maestros de obra en su oferta de servicios a los clientes de los almacenes.

“Durante la última década, la mayor cantidad de recursos de la ‘nueva filantropía’ organizada en América Latina ha provenido del mundo empresarial; estudios realizados en Brasil, Chile, Perú, Colombia, Ecuador y México revelan que las empresas y los líderes empresariales son los principales promotores de las nuevas fundaciones en la región”, explica el informe.

Para Angelika Rettberg, investigadora de la Universidad de los Andes y autora de dos publicaciones sobre el tema, estas iniciativas empresariales tienen varias intenciones. “La principal es el good will de las empresas, el impacto social y de imagen en la comunidad, es una forma de comprar seguros ‘antiataques’. A las empresas que tengan un buen récord social les va mejor que a las que parezcan explotadoras y usurpadoras, así no lo sean. Por otro lado hay un fuerte nexo de formación religiosa y corporativa de los líderes, hay vínculos fuertes con proyectos religiosos. Y por último, aunque no sucede mucho en Colombia, las empresas que contribuyan a las labore sociales están exentas de pagar impuestos”.

Con esta apreciación coincide Germán Jaramillo, presidente de la Fundación Éxito, que subvenciona restaurantes escolares, pero agrega que la labor de su organización trasciende ese impacto social del que ella habla: “No basta con hacer buenos negocios sin insertarse en la comunidad. No es sostenible una empresa rica en una sociedad enferma y no es sano tener grandes empresas rentables con comunidades cada vez más precarias. Sabemos que las labores sociales que hagamos benefician nuestra imagen, pero estas iniciativas nacen de una convicción ética, moral”.

Inconvenientes y retos

La importancia de las organizaciones empresariales en la contribución social de Colombia es crucial. Los grandes empresarios han contribuido, en buena parte, a generar riqueza en Colombia y a hacer mejoras a la educación, la cultura y la salud, a pesar de que la obligación reposa en los diferentes organismos del Estado.

Esa situación es clara para las fundaciones Mario Santo Domingo, Social, Compartir, Corona, Carvajal, Restrepo Barco, Ideas para la Paz, Saldarriaga Concha, Suramericana, Dividendo por Colombia y Empresarios por la Educación, encargadas de poner en marcha el estudio en manos de Roberto Gutiérrez, Luis Felipe Avella (de la Universidad de los Andes) y Rodrigo Villar (consultor Inter American Foundation).

Las cabezas de estas agrupaciones coinciden en la urgencia de invertir en lo social para abrirle espacio a prioridades nacionales como la paz. “La voluntad de las empresas es vital, pero hay que complementar esa iniciativa con el diseño de estrategias más concretas para que los empresarios se den cuenta de la importancia que estos temas tienen dentro de las compañías y en la comunidad que estas afectan”, aseguró Manuel José Carvajal, presidente de la Fundación Carvajal.

Otra conclusión de la investigación es que lo que producen no es suficiente para pagar impuestos y para aportar a labores sociales alternativas: “El problema es más de recolección porque al tener en cuenta los impuestos locales y parafiscales, las tasas impositivas en Colombia son comparables con las tasas que pagan las empresas en países como Estados Unidos”.

A pesar de estas dificultades, algunas empresas de la Andi han contribuido a la creación de otras organizaciones emblemáticas en el país: universidades como EAFIT de Medellín, Los Andes de Bogotá, la Tecnológica de Pereira, el Colegio de Estudios Superiores de Administración (Cesa) de Bogotá y el Instituto Colombiano de Estudios Superiores de Incolda, Icesi, de Cali.

Por último, el vicepresidente Francisco Santos, quien estuvo en la presentación del estudio, destacó esa labor pero también llamó la atención del empresariado para que se involucren más como parte de la sociedad civil y hagan más visibles sus aportes a la comunidad. Con él coincidió el secretario de Gobierno de Bogotá, Juan Manuel Ospina, quien aseguró que “no sólo hay que poner el huevo, sino también cacarearlo”.