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Las Farc no dan el brazo a torcer en el despeje de Florida y Pradera, y dicen que Granda no es su vocero

En una entrevista concedida al ex asesor de paz, Lázaro Vivero, ‘Raúl Reyes’ insiste en que el intercambio humanitario sólo se hablará en una zona desmilitarizada

12 de junio de 2007

No importó que el presidente Álvaro Uribe liberara unilateralmente 180 guerrilleros de las Farc hace una semana. Tampoco que el presidente de Francia, Nicolas Sarkozy le pidiera al grupo guerrillero, durante la reunión del G-8 en Alemania, un gesto de paz para liberar a los secuestrados canjeables, especialmente a Ingrid Betancourt. Cualquier petición fue minimizada por esta guerrilla que a través de su vocero, ‘Raúl Reyes’, ratificó en una entrevista la solicitud de desmilitarizar Florida y Pradera, en el Valle, para hablar sobre la liberación de 55 canjeables secuestrados, además de Emmanuel, el hijo de Clara Rojas.

A las manos del periodista y ex asesor de paz Lázaro Vivero, llegaron las respuestas de un cuestionario enviado a ‘Reyes’, quien rechazó nuevamente todas las iniciativas del gobierno colombiano para buscar la liberación de lo secuestrados. “Las Farc mantienen inmodificable su propuesta sobre el intercambio humanitario, la zona desmilitarizada y la verificación. Un acuerdo serio hacia la liberación de los prisioneros de las dos partes requiere de garantías que posibiliten el encuentro de los voceros del Gobierno con sus pares de las Farc”, aseguró el líder insurgente, haciendo referencia a lo poco contribuyen las decisiones del presidente Uribe, quien ha repetido en varias ocasiones que no despejerá ningún municipio para hablar con los subversivos.

Sobre la libertad temporal que el gobierno le otorgó unilateralmente a Rodrigo Granda, conocido como el ‘canciller’ de las Farc, ‘Raúl Reyes’ le agradeció al presidente Sarkozy su gestión ante el presidente Uribe para lograrlo, pero aclaró que “nada había convenido entre el Gobierno francés y nosotros para esa liberación. El Secretariado es el que nombra o autoriza las vocerías de la organización en todos los temas”.

Por eso mismo, advirtió que Granda no es ni será el vocero oficial de las Farc para sentarse a hablar de paz con el gobierno, pues ya se ha delegado esta función a Carlos Antonio Lozada, Felipe Rincón y Fabián Ramírez, del estado mayor de ese organismo.

Entre las preguntas que fueron respondidas vía mail, Reyes también habló de los 180 guerrilleros que aceptaron la oferta del gobierno y firmaron un compromiso al quedar libres. “En las Farc todos estamos de acuerdo con la salida de las cárceles de nuestros camaradas. Lo que no aceptamos son condicionamientos o compromisos en contra de nuestras convicciones revolucionarias”, dijo Reyes, lo que significa que las Farc no cuentan con los ‘disidentes’ que se unen a la propuesta de Uribe, sino con los que siguen los principios de esta guerrilla, así permanezcan en la cárcel.

Reyes también habló sobre las condiciones en las que se encuentra Emmanuel, el hijo de Clara Rojas, fórmula vicepresidencial de Ingrid Betancourt y quien hoy podría tener unos tres años de edad. “El niño de Clara sí merece otra forma de vida, como también la merecen los hijos de las guerrilleras nacidos en las cárceles del Estado, así como los millones de niños hambrientos, enfermos y desamparados que deambulan por las calles colombianas”, señala la entrevista.

De esta manera queda demostrado que ni las Farc ni el Gobierno se moverán de sus posiciones. Como van las cosas, el gobierno del presidente Uribe no dará ni un milímetro de territorio para que los voceros Farc hablan con sus pares del gobierno sobre intercambio humanitario, mucho menos de paz. Y las Farc tampoco cederán en su idea de desmilitarizar Florida y Pradera como garantía para comenzar hablar de intercambio.

Es evidente que, desde hace mucho tiempo, el gobierno va por un lado y las Farc por otro. Ambos manejan tiempos diferentes, prioridades diferentes, perspectivas diferentes. Que Emmanuel haya nacido secuestrado, que un policía haya muerto en cautiverio y su cuerpo no haya sido devuelto a sus familiares o que las mujeres sean amarradas con cadenas, no es infrahumano para ellos. Simplemente, alegan que es una condición más de este conflicto que se ha estancado en el tiempo durante más de 50 años. Mientras tanto, los familiares de las víctimas, por mucha bulla que hagan, dependerán siempre de un giro diametral de cualquiera de las dos partes que, por el momento, no se ve por ningún lado.