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Las lecciones de México

Después de 12 años de aplicación del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, México obtuvo ciertos beneficios y ha padecido graves problemas.

Rodrigo París Rojas
2 de marzo de 2006

Colombia y Estados Unidos acordaron finalmente el Tratado de Libre Comercio, tras 21 meses de negociaciones con expresiones de júbilo en el nivel gubernamental y en ciertos sectores de la economía, y con preocupación y críticas en otros bandos. Aún falta tiempo para que el acuerdo entre en vigencia y, con él, la apuesta porque lo firmado traiga más beneficios que perjuicios.

México estaba en una situación similar en 1992; dos años después, arrancó la aplicación del Tratado de Libre Comercio con Norteamérica (TLCAN). Era la primera vez que se llevaba a cabo un acuerdo de esta naturaleza entre un país desarrollado y otro en vías de desarrollo, con el significante de que ambos son Estados del continente americano. Hoy, tras 12 años de aplicación del TLCAN, México nos puede enseñar muchas cosas, y sus lecciones son valiosas para las aspiraciones y los sueños de los colombianos al acordar el libre comercio con la primera potencia del mundo.

El Carnegie Endowment For Internacional Peace, con sede en Washington, elaboró un riguroso estudio para evaluar el legado que ha dejado la aplicación del TLC para los mexicanos tras más de una década de apuestas. En síntesis, el acuerdo ha dejado por el camino ganadores y perdedores, quizás más de estos que de aquellos. Las siguientes reflexiones se deberían tener en cuenta para lo que nos espera, o al menos para actuar ante las experiencias del espejo mexicano.

-Comercio: La exportaciones aumentaron de U$51.886 millones en 1993 hasta U$160.682 millones en 2002, pero no han generado un crecimiento general de la economía; una de las principales causas es que las mayores empresas exportadoras son estadounidenses como ensambladoras de automóviles y computadoras, además de la maquila textil.

-Inversión Extranjera: La inversión extranjera aumentó exponencialmente en un 220%, al pasar de U$5.000 millones en 1994 a $16.000 millones en 2002. Sin embargo, esta se ha situado en los sectores estratégicos y más dinámicos (50% en la manufactura; 24,4% en los servicios; 10,8% en el comercio), mientras al campo mexicano sólo ha llegado al 0,25%. Según el Banco Mundial, desde el punto de vista geográfico, la inversión se ha concentrado en las zonas norte y centro del país (90,15% del total), dejando de lado al resto del país que tradicionalmente es más pobre y marginado.

-Pobreza: Hoy día un 70% de la población mexicana vive por debajo de la línea de la pobreza y 40 millones viven en la pobreza extrema (de un total de 100 millones de habitantes). El número de hogares que vive en la pobreza creció en un 80% desde 1984, sin que el TLCAN revirtiera esa tendencia; sin embargo, necio sería achacar todo el aumento de la pobreza al pacto comercial.

-Empleo: En la primera década del TLCAN se han creado ocho millones de nuevos empleos, pero esta cifra es insuficiente porque hay un déficit de 46,6% respecto a los empleos necesarios para la gente nueva que llega a la edad de trabajar (En México es necesario crear 1,4 millones de nuevos empleos por año). En el sector formal sólo se han creado tres millones de empleos desde cuando el acuerdo entró en vigencia, por lo que millones de personas deben buscar estrategias de supervivencia en el sector informal.

-Migración: Históricamente, a lo largo del siglo XX, México se caracterizó por ser un país expulsor de gente, millones de mexicanos han emigrado hacia Estados Unidos en busca de mejores calidad de vida y salarios. Relacionar directamente la migración al acuerdo comercial sería inadecuado; sin embargo, el TLCAN, en lugar de detener esa ola migratoria, la incrementó. Una creencia de los gobiernos de Estados Unidos y México es que con la aplicación del acuerdo, México lograría generar fuentes de trabajo para sus ciudadanos y estos apostarían por una vida laboral en suelo mexicano. Esto no ocurrió. Las detenciones de mexicanos indocumentados por parte de la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos se incrementaron de 700.000 en 1994 a 1,3 millones en 2002. En los últimos años, el flujo migratorio hacia Estados Unidos aumentó de manera sistemática hasta situarse en promedio en 400.000 personas al año.

-Agricultura: Durante los 12 años en que se ha aplicado el acuerdo comercial, se perdieron en zonas rurales 10 millones de hectáreas de cultivos; el sector agropecuario perdió dos millones de empleos desde 1994, de los cuales unos 600.000 se relacionaban directamente con granos básicos. Antes del TLCAN, México importaba 8,8 millones de toneladas de granos y oleaginosas; para el año 2002 se estimó una importación de más de 20 millones de toneladas. Pero no sólo es el aumento en la importación de granos, sino el bajo costo al que se venden en suelo mexicano. La empresa transnacional Cargill vende en el mercado mexicano el maíz un 20% más barato que lo que cuesta producirlo, gracias a los enormes subsidios que reciben los productores en Estados Unidos.

-Medio Ambiente: Aunque el ex presidente Bill Clinton dijo en su momento que el TLCAN era el “acuerdo más verde del mundo” debido a la estricta normativa para proteger el medio ambiente y propugnar por el desarrollo sostenible en los países firmantes, la realidad después de 12 años dista mucho de aquellas palabras. Los daños ambientales causados por la contaminación en México se calcula que alcanzaron los U$36.000 millones. Esto debido a que las prácticas agrícolas comerciales crean mayor riesgo de contaminación por las concentraciones de nitrógeno y otros productos químicos utilizados para dar competitividad a la producción agrícola.

Por otra parte, los agricultores han sustituido el ingreso perdido debido a la caída de los precios por la importación de productos, con el cultivo de tierras marginales. Esto incrementó la tasa de deforestación hasta llegar a 630.000 hectáreas al año.

El informe realizado por el Carnegie Endowment y titulado NAFTA’s promise and reality sugiere que países en vías de desarrollo que quieran seguir la misma vía de firmar acuerdos comerciales con Estados Unidos deben poner atención a tres puntos: primero, desarrollar programas de reducción arancelaria más prolongados y graduales; segundo, implementar políticas que optimicen la asistencia económica para que la economía del país firmante soporte la transición y la adaptación a firmar un pacto comercial con una economía como la estadounidense; tercero, diseñar políticas que ayuden a distribuir las ganancias del comercio de forma más equitativa entre los ganadores y los perdedores que surgen de este proceso.

Colombia debería tomar en cuenta las enseñanzas de México; si no, es posible que el país esté condenado a sufrir las consecuencias y los errores que ya en carne propia han vivido y padecido los mexicanos desde 1994.