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¿Le llegó la hora a la diplomacia?

Uribe, hábil zorro en la inteligencia y la fuerza tiene ahora el reto de lograr convencer al mundo que su acción en Ecuador puede ser legítima internacionalmente en el contexto de una guerra irregular.

4 de marzo de 2008





Por Federico Ibargüen



Los prolegómenos de una hipotética guerra entre Colombia y el eje Ecuador-Venezuela, no está lejos ser un sin sentido, una absoluta locura. Sin embargo, es una buena –si no cabe acaso el adjetivo excelente, situación para la diplomacia colombiana. En política, decía Maquiavelo « El príncipe (...) debe saber elegir de entre todas las bestias la astucia del zorro y la fuerza del león; pues el león no puede defenderse de las redes ni el zorro de los lobos; debe entonces ser zorro para conocer la redes y león para asustar a los lobos”. Y este es el dilema que se le presenta a Uribe con las reacciones al golpe infligido a las Farc desatando la más agria puja diplomatica en los ultimos cinuenta años.

Empecemos entonces por la habilidad del zorro. No solo Uribe ha hecho prueba de su capacidad para evitar las redes de las Farc. También ha logrado con inteligencia militar en un trabajo de fondo y de largo aliento, infiltrarlas. La intercepción de las pruebas de supervivencia que debían ser entregadas a Chávez en noviembre del año pasado; la desacreditación de esa guerrilla frente a su imposibilidad para cumplir con la entrega de Clara Rojas y Consuelo Gonzáles, por estar Emmanuel en poder de los servicios sociales del Estado; la declaración del conocimiento de las coordenadas de los cuadros de las FARC, son el fruto del sigiloso trabajo de del Príncipe en su atuendo de zorro. En el ámbito político interno el zorro ha sabido con justicia ser encarnado.

También, la bestia feroz que reside en el león ha sido inteligentemente desplegada por el Príncipe. La mejor prueba de ello, la reciente baja del canciller de las FARC, alias Raúl Reyes. También los certeros golpes a la comandancia de las FARC asestados en los ultimos años.

Ahora bien, ¿qué hay después del sigilo y de la fuerza? Un campo que Uribe no ha sabido aprovechar inteligentemente hasta ahora: la diplomacia. Uribe ha demostrado que la diplomacia en su reino no es digna de los más altas decoros. La actualidad dicta hoy el detonante, el punto de quiebra para invertir esta tendencia. En efecto, la amplitud de la crisis demanda hoy la puesta en escena de todo el arsenal diplomático profesional con el que cuenta Colombia y que duerme “en la banca” de las embajadas colombianas en el mundo y en los closets del Palacio San Carlos.

La situación a la cual ha llevado la determinación de Uribe por acabar con las Farc –grupo que ha infligido al país sangre sudor y lagrimas, aparece en un registro eminentemente diplomático. ¿Por qué?

1. Paradójicamente, Colombia está obteniendo con la intervención armada en Ecuador, lo que tanto ha demandado unfructuosamente por la vía diplomática a sus vecinos: que las zonas de frontera sean galvanizadas por la presencia de las fuerzas armadas de los hermanos países con el fin de evitar que los territorios fronterizos sean espacios de repliegue para las Farc. El rompimiento oficial de las relaciones con los dos países hace de la finalidad de esa militarización un tema hipersensible y un objeto de negociación diplomatica muy delicado. La amenaza de la confrontación armada abre el primer espacio para hacer jugar los talentos diplomáticos y la astucia del zorro a fin de contrarestar las explosivas intenciones de Chávez y Correa. También le permite lograr que la presencia de las tropas de los vecinos en la frontera sirvan no para confrontar a Colombia, sino para asegurar la frontera.

2. Que Brasil entre al juego diplomático de manera certera ha sido igualmente un objetivo diplomático, que parece cristalizase con el percance militar. Que nuestro vecino país, primera potencia regional, entre al juego de la resolución del conflicto debe ser saludado con entusiasmo. Entusiasmo que necesita una vez más del tacto y la delicadeza propios de la más sutil diplomacia con el fin de hacer fructífera la intervención del Palacio de Itamaraty en el conflicto regional y colombiano, bien sea como mediador, negociador y en el peor de los casos como fuerza de interposición.

3. De lejos el trabajo diplomático más importante está en la interpretación y la explicación de Colombia a la comunidad internacional, en torno al sacro santo principio de soberanía y la noción de intervención en el ámbito de este conflicto irregular contra el terrorismo. La fuerza de la diplomacia residirá en lograr hacer comprender que la intervención en Ecuador llega en un momento en que existe una legitimidad internacional tácita a este tipo de acciones dentro de una guerra irregular.

Lo que esta sucediendo en Israel con los ataques a la banda de Gaza y las intervenciones turcas en el norte de Irak para luchar contra los terroristas secesionistas del PKK, son acciones que tienen el mismo denominador común que la incursión armada de Colombia en Ecuador.

El juego internacional en el que interviene la operación militar contra Raúl Reyes pareciera así tácitamente legitimado. Es esta interpretación la más dificil de hacer pasar en las instancias interamericanas. Pero que debe ser utilizada por las fuerzas diplomáticas colombianas para atemperar los ataques recibidos frente a acción militar en cuestión. Igualmente, estas interpretaciones deben constitutir un elemento para arrancar un acuerdo en las instancias europeas. Todo esto con el fin de llegar a las instancias internacionales en posicion de fuerza, dado el caso que el diferendo llegue al seno del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.

Así pues, ha llegado por la fuerza, la hora de la diplomacia para el presidente Uribe. Atrás la época en que las relaciones exteriores del país se gobernaban como se administran las relaciones con los vecinos de la finca. Acá, frente a Uribe esta un nuevo escenario en el que las víboras tendrán que ser domadas por el sigilo y la astucia de los cuerpos diplomáticos. Un nuevo desafío para su gobierno, en una esfera que poco se ha esmerado en atender y que inclusio ha deleznado el presidente pero que llega hoy por la retaguardia como un arma de doble filo.