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Foto: Ángela Zapata/El Mundo

FÚTBOL

Lo que dejó la primera ronda

Se acabó la fase del todos contra todos. Solo ocho equipos pelearán por la primera estrella del año, los demás, ya piensan en el segundo semestre. ¿Quién sobresalió? ¿Quién fracasó? Por Andrés Morales, especial para Semana.com

19 de mayo de 2008

El dream team: La Equidad.

Llegó a primera división hace apenas un año y se daba por sentado que sería un equipo más para pelear el descenso. Tuvo un primer torneo desastroso y todo presagiaba que volvería a jugar en la B. Pero el equipo de Alexis García sufrió un cambio inesperado y el siguiente torneo pasó a jugar la final con el encopetado Nacional. Perdió, pero jugadores como Stalin Motta demostraron talento y liderazgo. Ahora, sigue pensando en su primea estrella, se clasificó a los cuadrangulares como único líder, fue el equipo que más ganó, el que menos perdió y muestra figuras interesantes como Roberto Polo. Es serio candidato para dar la vuelta olímpica.

El fracaso: Nacional y Millonarios.

Son equipos que tienen prohibido perderse las finales. Millos ilusionó en los dos últimos partidos pero todo terminó como empezó: en medio de una profunda mediocridad. Sus hinchas se merecen una dirigencia democratizada, un técnico ganador con un proyecto pensado a mediano y largo plazo, y seis o siete jugadores a la altura de la camiseta. Por su lado, Nacional, fue un participante más de la Copa Libertadores y en el torneo colombiano estuvo más tiempo eliminado que entre los ocho clasificados. Aunque también tuvo una leve recuperación al final, todo fue un espejismo. No peleará por el tricampeonato y seguramente el técnico Quintabani pagará los platos rotos.

La promesa: Giovanni Moreno.

Cuando el Envigado jugaba en segunda división, este paisa de 21 años ya daba de qué hablar. Llegó a primera y no ha defraudado. Físicamente tiene un aire a Rivaldo. Es zurdo, con una muy buena pegada, bastante hábil con el balón y con talla, que en nuestro fútbol es escaso. Ha tenido una excelente campaña con Envigado, siete goles y encontró en Neider Morantes un socio estupendo para manejar las riendas del equipo naranja. Ya se especula que un equipo grande de Medellín o de Bogotá se lo llevará el próximo torneo.

Los socios: Caneo – Pacheco – Movil.

Comandan el medio campo del sorprendente Chicó. Entre los tres hicieron el 57% de los goles de su equipo y lo dejaron en el segundo lugar. Combinan control de balón, desborde, precisión y goles. Una sociedad envidiable y letal. Qué más se puede pedir.

La deuda: Giovanny Hernández.

Volvió a Colombia con el rótulo de flamante contratación de la temporada y mucho se especuló del incierto costo de su traspaso y su salario. La suma debió ser considerable si se tiene en cuenta que Hernández dejó la cómoda posibilidad de jugar Copa Libertadores y pelear el título chileno con Colo Colo, por venir a liderar la salvación del descenso con Junior. Una contratación de esas es para que el jugador se ponga el equipo al hombro y marque diferencia. Pero lo de Giovanny fue muy discreto. Apareció contra Huila y Santa fe cuando ya todo estaba prácticamente perdido. No se le vio un pase milimétrico, un enganche, una pared, si quiera un gol en un momento importante. Poco ha cambiado: el Junior no clasificó y se sigue coqueteando con la segunda división.

Lo preocupante: Faltan grandes figuras.

Si bien Luis Fernando Mosquera (Santa fe), Carlos Rentería (Huila), Roberto Polo (Equidad) el venezolano Vielma (Santa fe), el argentino Caneo (Chicó), el peruano Urbano (Cúcuta) y el panameño Tejada (América), estuvieron por encima del promedio (ojo, cuatro extranjeros de siete), el torneo sigue sin mostrar grandes figuras. No hay un jugador que desequilibre, que regale espectáculo, que valga la pena ir a ver. No hay estrellas. David Ospina y Camilo Zuñiga (ambos de Nacional), siguen siendo lo mejorcito de nuestro fútbol a pesar de su mal semestre. El problema es que el próximo torneo no los veremos más.

El lunar: Las reacciones de Vanemerak y Umaña.

Nadie discute que Mario Vanemerak es un gran hincha de Millonarios. Y, por cierto, es preferible tener un técnico que quiera la camiseta a otro que solo llega por el salario. Pero Vanemerak confundió afición con vandalismo. La reacción en Pasto, rompiendo la puerta del camerino, su descontrol en el primer partido con Santa fe y algunas declaraciones fuera de tono, son inaceptables e indefendibles. Lo mismo el jab de derecha que le conectó el técnico Umaña a su colega Carreño en el primer clásico caleño. Su violenta reacción se trasladó a las graderías y dejó 83 heridos. No se puede repetir.

Lo diferente: Las celebraciones.

Aunque para muchos periodistas deportivos tradicionales es un tema frívolo y poco serio (como usar guayos de colores), las novedosas celebraciones le dieron un aire entretenido e irreverente a varios partidos muy aburridos. Se vieron comparsas, bailes folclóricos, juegos de niños, individuales o colectivos. Mejores que los monótonos abrazos y preferibles a los gestos generadores de violencia.

Lo incómodo: Raros manejos administrativos.

Un ex tesorero del Medellín asegura que ese equipo ha sido manejado durante años por mafiosos. Un socio minoritario de Millonarios dice que el balance financiero de 2007, presentado por el presidente, está maquillado. Se desconoce quiénes son los dueños de varios equipos y reportajes periodísticos denuncian turbias transferencias e irregulares contrataciones de jugadores. Que se sancione aquellos que calumnien o que respondan los presuntos infractores.

La constante: Un torneo irregular.

Seguimos teniendo un campeonato donde cualquiera puede ganar o perder con cualquiera. Aunque Santa fe y Equidad se clasificaron a las finales con comodidad, ni ellos se salvaron de la irregularidad. Ninguno de los dos le pudo ganar en Bogotá al Pereira y tuvieron dificultades con el colero Tolima. La realidad del resto de equipos fue parecida a la del América: le ganó de visitante al Medellín, perdió en casa con el Junior, goleó al Calí y fue goleado por Equidad…

Empieza la parte más entretenida del torneo. No importa que entre el primero y el octavo haya 10 puntos de diferencia. Todos parten en igualdad de condiciones, se reparte de nuevo la baraja, solo dos estarán en la final.