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Mancuso erradica coca en Córdoba

Andrea Peña
12 de julio de 2006

A dos horas de Montería por tierra, en las estribaciones del municipio de Crucito, en Tierralta, se concentran los campamentos de 240 desmovilizados y campesinos que pretenden arrancar la coca sembrada en Córdoba.

En dos semanas completarán 30 días, descansarán 15, e iniciarán una nueva fase de 45 días en las que pretenden erradicar unas 800 hectáreas. La siembra se esparce en pendientes de hasta 80 grados, surcadas por caminos resbalosos por la lluvia que tienen que desafiar las botas de caucho de los erradicadores desde las 9 de la mañana, hora que comienza la jornada.
 
Salvatore Mancuso va a este lugar hasta dos veces por semana. Desde Montería, un helicóptero particular lo lleva en 40 minutos a él y a sus dos escoltas. “Los muchachos deben sentir que uno no le tiene miedo a nada. Y que se va hasta el monte con ellos para acabar con la coca”, dice el vocero de los desmovilizados, haciendo referencia a sus anuncios de la semana pasada sobre los asesinatos de la mafia en Tierraalta y las amenazas contra algunos erradicadores.

Las limitaciones para hacer el trabajo de erradicación en Córdoba son parecidas a la de lugares como Nariño y la Macarena. El paludismo, la leishmaniasis, el posible saboteo de las FARC - según Mancuso, frentes del Bloque José María Córdova están negociando con algunos campesinos la resiembra de la coca- el atraso del pago de la nómina por problemas logísticos del gobierno.
 
Aún así los erradicadores no bajan la guardia. Aunque reciben del gobierno un sueldo de 358 mil pesos, además de las tres comidas y su sueldo mínimo mensual por desmovilizados, saben que su trabajo no valdrá si otros resiembran por donde ellos ya pasaron la pica. Sin embargo, en un año esperan ver las montañas sinuanas -donde el año pasado pese a haberse desmovilizado el bloque paramilitar los cultivos ilícitos aumentaron- sin una sola mata de coca.